12 abr 2014

Reseña: Bark, de Lorrie Moore

Lorrie Moore, Bark (Londres: Faber & Faber, 2014). 192 páginas.

Uno de los primeros cuentos que recuerdo haber leído de Lorrie Moore es uno que tradujo Mauricio Salvador para Hermano Cerdo, que llevaba por título ‘También eres feo’; ya en el primer párrafo, ‘You’re Ugly, Too’ (1990) mostraba un juego de palabras digno del mismísimo Nabokov: “Normal Man Marries Oblong Woman”, en donde Normal y Oblong son dos pueblos del estado de Illinois. En este nuevo volumen de cuentos de Moore, los juegos de palabras se presentan desde el mismo título, Bark.

La corteza de un árbol y por extensión la piel o cualquier capa que recubra algo (o a alguien), el córtex cerebral, el ladrido de un perro o el grito iracundo de un hombre que da órdenes, la marihuana, una embarcación… todas las anteriores son posibles acepciones de “bark”. Moore revela las debilidades, las dudas e incertidumbres que asaltan a sus personajes, arrancando las capas con que se defienden a través de las palabras.

Sin embargo, Bark es en mi opinión un volumen algo desigual, no solo en cuanto a la calidad de los cuentos que incluye sino también por lo que respecta al enfoque estructural del cuento por parte de la autora. Se compone de un total de ocho narraciones, de las cuales dos son mucho más largas que el resto: ‘Debarking’ y ‘Wings’. Aunque Moore sitúa los cuentos en los EE.UU. post-11/9, a diferencia de, por ejemplo, George Saunders, la crítica de Moore no parece ir más allá de aludir a la desintegración personal de los protagonistas, sin llegar a constituir una sátira tan profunda o cortante como la del coetáneo Tenth of December de Saunders.

El protagonista de ‘Debarking’ es Ira, un desdichado judío recientemente divorciado que conoce a otra divorciada, Zora, en una fiesta de Cuaresma organizada por su amigo Mike, quien bromea: “En la Cuaresma se supone que uno tiene que renunciar a cosas. El año pasado nosotros renunciamos a la fe y a la razón; este año vamos a renunciar a nuestra voz democrática, a nuestra propia esperanza” (p. 5, mi traducción). De vuelta en casa, Ira ve las imágenes del bombardeo nocturno de Bagdad. Atraído por su belleza, Ira inicia una relación con Zora, pediatra que muestra tener una extraña dependencia de su hijo de quince años. Zora tiene su propia historia de inestabilidad emocional y mental, y cuando más parece sentirse unido a ella, Ira se da cuenta de la imposibilidad de su relación.

‘Wings’ cuenta cómo una chica, KC, entabla amistad con Milton, un viejo viudo del vecindario. KC y su novio, Dench, malviven en una casa subarrendada. Los dos formaban parte de un grupo musical que se ha despedazado, y son víctimas propiciatorias del declive económico. Poco a poco KC profundiza en su relación con Milton, hasta el punto de que éste acude a ver a su abogado para cambiar su testamento. En el técnicamente un poco forzado desenlace, una KC mucho más madura recuerda un detalle del día en que conoció a Dench, el cual explica la clase y la calidad de la relación que mantuvieron.

‘The Juniper Tree’ es el segundo de los relatos de Bark, un cuento moderno de fantasmas narrado en primera persona, en el que tres amigas (que no paran de lanzarse dardos verbales entre ellas) acuden a la casa de la difunta Robin la misma noche tras su muerte para reunirse con ella y despedirse. El final del relato cuenta el último encuentro de la narradora con Robin en vida, y la desconcertante reacción de ésta cuando la narradora terminó apresuradamente el encuentro.

No todos los relatos de Bark me han resultado interesantes o llamativos. ‘Subject to Search’ podría considerarse un relato superfluo en este volumen: no añade nada al conjunto, y como cuento apenas se sostiene. Narra el brevísimo encuentro en París entre un hombre y una mujer que se amaron en secreto durante muchos años, pese a haberse casado con otra persona. Es un relato un poco cojo, ambiguo y poco desarrollado.

Mucho más cautivador me resultó ‘Paper Losses’, la narración cruda y satírica del último intento por parte de una mujer por salvar su matrimonio de veinte años al organizar un viaje de toda la familia a un resort caribeño, y que acaba siendo una absoluta humillación para ella. Antes, cuenta cómo descubre los papeles del divorcio: “La citación del juzgado la cogió por sorpresa. Llegó por correo, dirigida a ella, y allí estaba, grapada con los papeles del divorcio. Le habían dado emplazamiento debido. Empapelada, había quedado la bruja. Al igual que una persona, un matrimonio resultaba irreconocible en la muerte, aunque la enterraran en un traje excelente. Encima de los papeles había una carta de Rafe [el marido] en la que sugería el aniversario de bodas en primavera como fecha definitiva del divorcio. «¿Por qué no rematar la simetría?», le había escrito.” (p. 68, mi traducción).

Los perdedores protagonistas de estos cuentos de Moore (porque eso es lo que, incuestionablemente, son: perdedores) parecen resignados a admitir sus imperfecciones y a vivir el resto de sus días con ellas. Hay mucho humor en estas narraciones breves, pero no es un humor mordaz y cortante. Moore apela a nuestra simpatía y a nuestra bondad al colocar a estos fracasados en un paisaje desguarnecido y demoledor, el del midwest de los EE.UU., tan azotado por la crisis socioeconómica.


Añadido el 23 de julio de 2015:
Bark lo acaba de publicar Seix Barral en castellano, en traducción de Daniel Gascón.

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