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10 abr 2014

Azuria #3


Hoy he recibido con alegría el número 3 de Azuria, la modesta revista literaria que publica el grupo Geelong Writers, de la ciudad de Geelong, en el estado de Victoria. En este número tres figuran tres poemas míos de 2013, escritos en inglés: ‘Drivers’, ‘Grief’ y ‘Swallows, show me the way’. Además, el número 3 de Azuria incluye dos poemas en lengua catalana de Juli Capilla cuyas traducciones al inglés tuve tanto honor como gusto de realizar: ‘Silenci’ y ‘Cendra’.

El proyecto Azuria sigue creciendo y enriqueciéndose. Bajo la batuta de Ted Reilly, Azuria cuenta ahora con un equipo editorial que integran cinco personas. Es motivo de alegría ver cómo prospera un proyecto de orígenes tan humildes, y comprobar que, pese a su expansión, continúa haciendo gala de tanta modestia como al principio.

Este número 3 incluye cuentos de Biruté Jonuskaité, R. Martínez Mendoza, Natasha Sampson, Jean Thornton y Johnathan TG Tiong; poemas de Juli Capilla, Kristiina Ehin, Anna Habryn, Aidas Marcénas, Lidija Simkuté, Ouyang Yu, Yu Cong, Janet Baird, Brian Edwards, Rory Hudson, Richard Kakol, Kerry Shawn Keys, Loh Guang Liang, Rose Lucas, Elizabeth Murawski, Christopher Ringrose, Ian C Smith, Vicky Tsaconas y un servidor; ensayos a cargo de Dzavid Haverié, Richard Benesevich y Yasmin L. Wallace; y la reseña del libro A Wolf at Our Door de Jura Reilly, a cargo de Martin Hooper.


Uno de los tres poemas que figuran en Azuria 3 lo he compartido en mi otro blog, Timeless Swoon. Se trata del soneto ‘Swallows, show me the way’, del que solamente me atrevo a decir que es de temática engañosamente amorosa. Confío en que te guste.

14 may 2013

4 poemes de Juli Capilla




Transnational Literature, the Australian online literary journal, has published my English translations of four poems by Valencian poet Juli Capilla in its latest release, Volume 5, Issue 2. The four poems (‘La collita’, ‘La sang’, ‘L’infant etern’ and ‘Mort’) belong to his award-winning book Raspall.

At a time when the Catalan language is suffering a constant, virulent, vicious attack from both state and regional political institutions, it is for me a pleasure to divulge a small example of Catalan-language literature in Australia, even if it is in a very modest format. I'm also thrilled to be able to give a little publicity to the achievements of a young poet, who works very hard in his various roles as a high-school teacher, as an author (he has just published a little book for younger readers about the old train that used to join Gandia and Alcoi, Un tren de llegenda, el Txitxarra) and as a person who has been seriously committed to Catalan letters for such a long time.

The four translations are preceded by a very brief introduction. You can read it online or download the PDF from the Transnational Literature website.

21 feb 2011

Reseña: Raspall, de Juli Capilla


Juli Capilla, Raspall (Alzira: Bromera, 2010). 101 págs.


“Perhaps a major poet should choose demonstratively minor subjects so as to circumvent the solemnity of major status”, escribe John Wilkinson en un excelente estudio publicado en Notre Dame Review sobre el poeta norteamericano John Ashbery. No me cabe ninguna duda de que el deporte autóctono de pelota valenciana (el raspall) sería probablemente visto como un tema “menor” en países como Australia. 

No obstante, tenemos en Australia poetas y poesía australiana – hay de todo: muy buena, buena y más bien anodina – en torno al deporte autóctono, el footy, el fútbol de reglas australianas, un tópico que con toda probabilidad no despertaría demasiado interés entre la mayoría de los lectores de poesía en lengua catalana.

Sería arriesgado en 2011 proclamar a Juli Capilla “major poet”. Al contrario de lo que sucede con un futbolista, con cuarenta años un poeta es en realidad todavía muy joven. La poesía es además un género lamentablemente ingrato. Casi nadie paga por la poesía. Si has comprado un libro de poesía en los últimos doce meses, por favor, déjalo escrito en un comentario, para que todos nos congratulemos y además te podamos felicitar por tu coraje. Diríase que hoy en día hay que estar hecho de una pasta especial para leer poesía, mucho más extraordinaria para escribirla, y todavía más excepcional para publicarla; el poeta se arriesga a exponer sus miedos, sus miserias y lo más recóndito de su ser, y todo, ¿para qué?

Son por lo tanto de agradecer los premios literarios que premian a poetas. Por un lado, y no son para nada desdeñables, suponen una modesta ayuda para sobrevivir en estos difíciles tiempos de crisis, mientras que por otro suponen un modesto reconocimiento – sus cuantías no se acercan ni de lejos a los premios que se conceden a la novela – a su arte. Raspall recibió el Premi de Poesia Ciutat de València de 2009.

Curiosamente, este reciente poemario de Juli Capilla tiene una dosis de actualidad cultural y sociopolítica que para sí quisieran muchos autores. Los acontecimientos recientes en el País Valencià – la mordaza ideológica y la coacción autoritaria impuestas por el gobierno ultraconservador del PP, el cual sigue al frente de la Generalitat (por increíble que parezca, dadas las circunstancias judiciales que se viven), sobre una asociación cívica cuyo único objetivo es defender la lengua y la cultura intrínsecamente valencianas – han venido a dar la razón al llamamiento emocionado pero sereno que ha hecho Juli Capilla a los valencianos con este poemario.

En Raspall, Capilla rinde homenaje al entorno físico y social del pueblo (en el poema “Llindar”, por ejemplo, Capilla hace un hermoso canto al pueblo como lugar propio y ajeno a un tiempo). Se trata del poblado rural valenciano, tan a menudo soslayado y menospreciado desde la metrópolis.

Pero se trata también del pueblo valenciano en tanto que pobladores de ese entorno, un cuerpo social que vive, respira y exuda una cultura propia, rica y antigua. Capilla rinde este bello homenaje con una sugestiva gama de temática lírica: el libro reúne hermosos poemas sobre la niñez y la juventud, vividas a caballo de los dos entornos, el urbano y el rural; hay asimismo lúcidas reflexiones sobre el paso del tiempo, sobre sus efectos en el ser humano como soporte físico de algo indefinible (¿espiritual, metafísico?); sobre los recuerdos y su pervivencia en lo que somos a través de la toma de conciencia del inexorable paso del tiempo.

Una de las virtudes de la buena poesía es el saber capturar la sencillez de un evento familiar en imágenes y/o palabras sublimes, que podríamos calificar de extraordinarias por la razón que sea (en otro poema de Raspall, “L’infant etern”, una escena de la cosecha de algarrobas retrotrae al poeta a una evocación de la infancia a través de la reveladora y placentera sensación del agua fresca que se derrama a chorros por las mejillas). Si la antedicha es una de las misiones fundamentales de la poesía, Raspall cumple y con creces. Pero aún hay más.

En la segunda parte de Raspall, se incluye un largo poema que se titula igual que el volumen: “Raspall”. Precedido de una serie de piezas en prosa poética bajo el epígrafe de “La partida”, este poema final constituye un homenaje y una incitación al mismo tiempo. Capilla rinde un sentido homenaje a la ancestral cultura valenciana, pero apremia a los valencianos a aceptar con entereza y vergüenza el envite de luchar por una custodia digna de esa identidad amenazada, la apuesta de poner de verdad toda la carne en el asador en la trascendental partida por afirmarse como pueblo. Raspall es, en definitiva, un libro muy completo, sincero y valiente.


Una partida de raspall en Bellreguard (La Safor, València), diciembre de 2010.
Como botón de muestra, incluyo un poema titulado “La sang”, que pertenece a la primera parte del libro, y la correspondiente (aunque un tanto apresurada) versión en lengua inglesa.


LA SANG


Aquesta sang que brolla de la boca
és el mateix filet de sang –idéntic!–
que un día me’n rajava a borbolls
en travesar-me de part a part la llengua
amb les dents, en caure de l’engrunsadora,
i ma germana observaba al soscaire,
dolguda de mi, i alhora compadint-se’n;
aquella sang enterca és la mateixa
que amara el drap urgent de la cuina
en braços de la mare que ara bressa
el xiquet que, espaordit, gemega;
el pati emblanquinat d’una calç càlida,
la claraboia que filtrava el raig
de llum al pis de baix dels llogaters:
l’exigu i tòrrid exili interior
en què m’endinse a estones quan evoque
l’escena de la infància que ara visc
quan veig el fill a recer de la mare
que plora aquesta sang escandalosa,
que és la meua sang, el meu dolor.
(p. 27)


BLOOD

This blood gushing out of his mouth
is just the same trickle of blood – it’s identical! –
one day it poured forth from me,
as I cut my tongue through
after falling from a rocking chair.
My sister watched my mishap,
aching and feeling sorry for me;
this stubborn blood is the same one
that now soaks the urgent tea-towel fetched from the kitchen,
on the arms of the mother who now rocks
the frightened, groaning child;
the porch whitened with warm lime,
the skylight that filtered the beam
of sunlight into the tenants’ flat downstairs:
the exiguous and torrid inner exile
I sometimes fall into whenever I evoke
the childhood scene I am living now,
when I see my child in his mother’s lap
crying over the drama of his own blood,
which is my blood and my own pain.

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