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8 sept 2011

Gloria, un cuento de Suchen Christine Lim, en Hermano Cerdo


Manila. Fotografía tomada por Mike Gonzalez el 29 de mayo de 2006

El colapso económico causado por la crisis financiera global y recientes acontecimientos en el ámbito occidental (las escenas de pillaje en las principales ciudades inglesas, por ejemplo) han llevado a algunos comentaristas a fijarse de nuevo en el modelo singapurense de democracia, en el cual se sacrifican muchas libertades individuales por un supuesto bien colectivo. Singapur puede ser un lugar fascinante para la sociología, pero la verdad es que tras un par de días resulta ser un auténtico plomazo para el visitante al que no le interese simplemente llenar sus maletas de productos.

La revista Hermano Cerdo publica esta semana un cuento de la autora singapurense Suchen Christine Lim, titulado ‘Gloria’, y que he tenido el gusto de traducir. Narra las peripecias de una mujer filipina que emigra a Singapur para trabajar como criada para una familia acomodada. Alejada de sus hijos y del apoyo de los suyos, la criada logra crear algunos lazos afectivos con el pequeño de la familia, cosa que molestará sobremanera a la madre. Cuando por fin llega el momento de regresar a Manila con sus hijos, la mujer comete un pequeño error que puede costarle muy caro. ¿La ayudará una madre celosa y resentida?


En ‘Gloria’, Lim pone de manifiesto la disparidad de las actitudes humanas ante la adversidad que sufre el prójimo, además de la enorme grieta que ha quedado abierta de forma permanente entre las clases sociales pudientes y los necesitados. Una grieta que sigue abriéndose, expandiéndose en su magnitud, no solamente entre el primer mundo y el de los países en vías de desarrollo. La grieta se ha ramificado en tantas direcciones que es ya motivo de preocupación para los dirigentes políticos y empresariales de países ricos como los Estados Unidos.

23 ene 2011

Singapur: Dos caras de una misma moneda

Arquitectura futurista al servicio del consumismo

Por circunstancias ajenas a mi voluntad me vi en la situación de tener que pasar diez días en la isla de Singapur, puesto que los gobiernos de Singapur y Malasia no permiten la entrada en sus territorios a viajeros cuyos pasaportes tienen menos de seis meses de validez. ¡De nada sirve que te expidan un pasaporte válido por equis años si los gobiernos no van a reconocer el periodo completo de validez del documento!


Es Singapur un país pintoresco por muy diversas razones. Su carácter multicultural y plurirreligioso ha permitido que exista en el seno de su población un alto grado de tolerancia y de respeto entre razas y hacia los creyentes de todas las religiones que se practican en la isla. Y sin embargo, todavía es posible encontrar curiosos casos de patente discriminación religiosa en anuncios, algo que en otras partes del mundo constituiría una flagrante violación de la legislación en materia de discriminación. En pleno centro de la ciudad un negocio ofrecía empleo a “Young Christian Ladies” que dominasen el idioma chino (sin especificar variedad) además del inglés.

El paraíso del consumista


El centro neurálgico de la ciudad de Singapur es una sucesión de opulentos rascacielos que albergan oficinas, tiendas y hoteles. En la zona de Orchard Road se aglutinan tiendas de todas las marcas de productos de lujo del mundo; por si dicha zona no era suficiente, Singapur ha seguido expandiéndose, ganándole terreno al mar y edificando rascacielos donde antes no había nada o simplemente marismas.




Las tres altísimas torres de Marina Bay Sands (en la foto anterior), unidas en la parte superior por algo que podría ser una especie de nave espacial, contienen una lujosa piscina, jardines, restaurantes y cafeterías además de una plataforma de observación, y albergan asimismo un muy exclusivo hotel de lujo, un casino, un centro de conferencias, innumerables restaurantes de la más alta cocina y para presupuestos muy elevados. En la planta baja del complejo puede recorrerse en góndolas de estilo veneciano un estrecho canal artificial. Por S$20 (unos AUD$16) por persona se puede acceder a la zona pública de la plataforma superior de Marina Bay Sands. Un almuerzo en uno de los restaurantes de la nueva gran atracción de Singapur viene a costar cuatro o cinco veces lo que se puede pagar por un almuerzo en cualquier otra parte de la ciudad.


La población de Singapur se deleita especialmente con dos cosas. La primera es la comida. Los restaurantes populares (como el de la zona de Bugis, en la foto) atraen a la gente a todas horas del día y de la noche, y ofrecen sabrosísimas comidas por muy poco dinero.



Pendientes de la telenovela a la hora de la cena

La segunda es el consumismo, el ir de compras. La consigna parece ser que las compras constantes dan sentido a la vida. El eslogan de una bebida de té (captado en una foto en la estación de metro de Dhoby Gaut) sintetiza una filosofía vital (perdón por el eufemismo) que me resulta totalmente vacua y falsa. Si fuera tan fácil olvidar lo malo como beberse una lata de refresco… Entre los eventos destacados para 2011 por el calendario oficial de la Oficina de Turismo de Singapur figuran unas rebajas especiales del 50% para marzo o abril.


Recuerda lo bueno y olvida lo malo, y te sentirás mejor... ¡Si fuera así de sencillo!

Las culturas asiáticas

Cada grupo étnico y religioso celebra sus fiestas en las fechas correspondientes. La comunidad china celebra por estas fechas el Año Nuevo Lunar. Este será el año del Conejo. En el mercado de Bugis se instaló un gran horóscopo público presidido por una gran figura.


Preparativos para el Año Nuevo Lunar


El 20 de enero los hindúes estaban celebrando el desfile de una festividad conocida como Thaipusam por las calles de Little India. Las agujas que se aprecian en la foto estaban insertadas en la piel, por cierto.



Un detalle del desfile que forma parte del festival hindú conocido como Thaipusam. 
Serangoon Road, 20 de enero de 2011

La única muestra de rebeldía percibida durante esta 'larga' estancia en Singapur vino en forma de jóvenes que pasan su tiempo intentando equilibrios y piruetas inverosímiles con sus monopatines en Youth Park, muy cerca de Orchard Road; muchos de ellos han adoptado una estética foránea y no parecen participar del gran ritual colectivo del consumo que parece ser la mayor actividad de los otros habitantes de la isla.

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