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11 feb 2024

Reseña: Monica, de Daniel Clowes

Daniel Clowes, Monica (Londres: Jonathan Cape, 2023). 111 páginas.

El libro se compone de nueve capítulos, algunos de ellos amarrados a la trama central con alfileres. La protagonista es Monica, nacida en la década de los 60. Es la única hija de Penny, muchacha que en su época optó por el estilo de vida hippy, el amor libre y sin ataduras; a los pocos años, deja a Monica en casa de sus abuelos y desaparece para siempre de la vida de su hija.

Años después, tras la muerte de sus abuelos, Monica busca refugiarse en una cabaña a las orillas de un lago. Allí recibe, a través de una vieja radio, los avisos y consejos de su difunto abuelo. Al abandonar el lugar, sufre un grave accidente de coche y queda en coma. Cuando despierta del coma, los facultativos la convencen de que la señal de la radio no fue más que un sueño o una alucinación.

Incluso muerto, su abuelo no puede evitar ser racista...

Gracias a una adinerada mujer a la que conoce, Monica monta el negocio de fabricación de velas que había tenido años atrás su madre: Monica's Candles. Y lo hace con mucho éxito; de hecho, triunfa y gana tanto dinero que con el paso de los años decide dejarlo y con los fondos ahorrados dedica todos sus esfuerzos a encontrar el rastro de su madre.

Descubre que Penny se unió a una bizarra secta, un culto en el que el mito de su creación y dirección se guarda con enorme secreto, y cuyos miembros con esto Clowes claramente disfruta empleando sus excelentes dotes artísticas visten ropas extravagantes y lucen todos cortes de pelo francamente estrafalarios. La búsqueda arroja sus frutos. Encuentra a Penny, quien le hace ver que todas sus fantasías respecto a quién pudiera ser su padre son absurdas y no llevan a ninguna parte.

Las sectas son así. Una vez abras esa puerta, es muy probable que no te dejen salir... 

Finalmente, disfrutando ya de una avanzada edad, Monica se va a vivir a un pueblito de California tras los años de una pandemia. Espoleada por la curiosidad de un hombre con el que establece una cierta amistad, la protagonista regresa a la cabaña del lago y recupera el transistor, del que no emana otra cosa que estáticos ruidos de ultratumba que la encaminan a desenterrar un objeto. Es a partir de ese momento que se transforma en ‘Demonica’, en un ingenioso juego de palabras que se podría traducir como «Demoni(a)ca».

Ya en las dos páginas introductorias del libro, Clowes nos muestra una especie de resumen del apocalipsis que va a provocar que Monica desentierre ese objeto. La primera viñeta es de un organismo protozoario y va seguida de la aparición de los reptiles y dinosaurios, la caída del asteroide que los aniquila y la aparición de la especie humana. Siguen varias viñetas dedicadas a significativos eventos o períodos históricos (incluye una de una representación de Hamlet, en la que el héroe shakesperiano aguanta en sus manos el cráneo de Yorick) hasta el asesinato de JFK.

Si te fijas, Clowes oculta partes del texto que contienen los bocadillos, algo que rara vez se observa en una novela gráfica. Una manera de invitar al lector a poner algo de su parte...  
Si bien a la narrativa quizás le falte algo de coherencia y cohesión, puesto que algunos capítulos no parecen contribuir mucho al todo, Monica cuenta con suficiente material para enfrascar al lector. Los dibujos de Clowes recuerdan mucho a los ejemplares más tradicionales de comic. Hay una rotunda generosidad en el uso de la paleta de colores; Clowes es feroz en la creación de formas humanas y en la atención al detalle en los planos secundarios. Mucho entretenimiento para solamente ciento y pico páginas.

29 nov 2023

Reseña: Ducks: Two Years in the Oil Sands, de Kate Beaton

Kate Beaton, Ducks: Two Years in the Oil Sands (Londres: Jonathan Cape, 2022). 430 páginas. 

Cuando el sector minero australiano estaba en su punto más álgido, en la primera década de este siglo, recuerdo que uno de mis cuñados barajaba la idea de irse a trabajar al oeste de Australia (la región de Pilbara, donde están las mayores minas de hierro). El razonamiento era que en un año podía ganar lo que en su trabajo normal le llevaría cuando menos cinco años. No se fue y nunca más volvió a hablar de ello.

Cuando Kate vio la aurora boreal... (p. 131) 
 
Una aurora boreal a unos 11 000 metros de altitud en Canadá, captada en fotografía por Yevgeny Pashnin el 22 de enero de 2004. © Yevgeny Pashnin.

Ducks es la autobiografía en formato de novela gráfica de la experiencia de la canadiense Kate Beaton como trabajadora en las explotaciones petrolíferas del norte de Canadá. Abarca casi tres años en diferentes ubicaciones de Alberta. Beaton, oriunda de Nueva Escocia, decide probar fortuna en las arenas petrolíferas para poder pagar su deuda estudiantil rápidamente. Una mujer joven sin experiencia alguna en el campo industrial se traslada a un lugar donde el sexismo y la misoginia son el pan nuestro de cada día (casi he reemplazado esa palabra con otra: «hora»).

Una de esas fiestas... (página 209)

Beaton ahonda en la brutal sensación de aislamiento al tiempo que describe situaciones surrealistas como la irrupción «por error» de tipos bebidos en su dormitorio. Pero conforme avanza en su narración, el enfoque pasa a abarcar también la explotación de los recursos naturales y la calamidad que eso supone para el medio ambiente y para las poblaciones indígenas del norte de Canadá. La muerte de una gran bandada de patos es el detonante. El libro acomete la tarea de denunciar el doble coste de la industria petrolífera canadiense: el ecológico y el humano. Y cumple con creces.

Página 329. 
Asimismo, el libro apunta hacia la inhumana cultura prevalente en el lugar de trabajo. La mayoría de los empleados padecen estrés y depresión, se sienten extremadamente solos y recurren al alcohol y las drogas.

Un libro muy completo (pero largo) en el que los dibujos demuestran el buen hacer de Beaton para definir las emociones de los personajes en determinadas situaciones. Le vendría bien, si acaso, algo de colorido, pero su lectura me resultó amena.

21 sept 2023

Reseña: Your Wish is my Command, de Deena Mohamed

Deena Mohamed, Your Wish is my Command (Londres: Granta, 2023). 526 páginas.

¿Quién no recuerda la fantástica escena de Las mil y una noches en la que, por casualidad, Aladino libera al genio de la lámpara? El mero hecho de que un ser tan poderoso estuviese atrapado en una botella ya colmaba tus ansias como lector infantil de que volase tu imaginación hasta tierras exóticas, pero también la idea de disponer de cualquier deseo, que se haría realidad en el momento en que lo pronunciases, era todavía si cabe más tentadora.

En realidad, el tema central de Your Wish is my Command apunta hacia la flaqueza inherente al ser humano: la aspiración de conseguir lo que deseamos (sean riquezas, salud o amor – las tres cosas necesarias en la vida según la canción) nos puede conducir al límite. Mohamed comienza el libro plasmando un anuncio informativo del gobierno egipcio en el que se combaten los deseos de baja categoría embotellados (los de tercera clase los venden enlatados). Una mujer compra uno de ellos en una tienda y al llegar a case lo abre y pide al genio que le haga perder ocho kilos. El genio le corta un brazo y una pierna.

Página 90: Aziza ante la Autoridad. Los pobres no tienen derecho a soñar...

El libro está dividido en tres partes. En la primera, Aziza es una viuda pobre que arrastra la deuda contraída por Abdo, su marido, que murió tras desear repetidamente un Mercedes con deseos de tercera clase. Tras varios fracasos entre los que destaca cuando consigue un Mercedes de miniatura, a Abdo lo atropella un Mercedes que circulaba a toda velocidad. Aziza quiere superar el dolor de su pérdida con un deseo de primera clase. Reúne el dinero y lo compra en el quiosco de Shokry, que tiene tres a la venta.

Sin embargo, Aziza choca con la burocracia estatal. Para poder utilizarlo, primero ha de registrarlo en el Ministerio de Deseos. Los funcionarios asumen que una mujer pobre como ella ha debido de robarlo, lo confiscan y la encarcelan. ¿Quién se cree ella que es? Una mujer desdichada nunca podría alcanzar el nivel de las clases pudientes, y de ello se encargan los funcionarios que hacen cumplir la ley a rajatabla. ¿Hay un subtexto subversivo? Naturalmente.

Nour. Una versión contemporánea del viejo dilema: ¿Ser o no ser?
La segunda parte nos lleva hasta Nour, una joven estudiante universitaria con problemas de depresión, tedio y apatía por todo. Tampoco la terapia ayuda. Buscando escapar del atroz ciclo anímico del que no sabe cómo salir, Nour adquiere el segundo de los tres deseos de primera clase que tiene Shokry. Cuando finalmente abre la botella, su deseo es simplemente poder ser ella misma y poder salir adelante cada vez que lo necesite.

Shokry y Hagga. Aquí el burro está enojado, pero al final de la novela es el protagonista inesperado.
El protagonista indiscutible de la tercera y última parte es el propietario del quiosco, Shokry, que se debate entre deshacerse del último deseo de primera clase que heredó de su padre o regalárselo a la señora que le compra cigarros a diario, la vieja Hagga, que padece una enfermedad terminal. Mohamed lleva al lector al origen de los tres deseos que Shokry se niega a usar para sí mismo.

El mundo que traza la autora de Your Wish is my Command contiene magia y fantasía, pero una lectura cuidadosa te hace ver la dura crítica al sistema económico capitalista y a las consecuencias que todavía se viven y se sufren por causa del colonialismo de los siglos XIX y XX. La industria de los deseos, cuenta Mohamed, la iniciaron las potencias europeas, que en lugares como Egipto descubrieron cómo extraer y embotellar los deseos para venderlos. Del mismo modo que hay deseos de primera categoría (que solo los ricos pueden en teoría permitirse), surge toda una industria dedicada a la venta de deseos de segunda y tercera categoría, los cuales causan más perjuicios que otra cosa.

Mohamed dota a sus personajes de características esencialmente humanas: la vacilación y la noción del peligro que supone el poder que conlleva concretar tus deseos están presentes en todos ellos (excepto en la vieja Hagga, que sabe que sufre un cáncer terminal). Your Wish is my Command (Shubeik Lubeik en el original árabe) es una representación gráfica llena de matices y ecos de lo que nos hace tan frágiles: la condición humana. ¿Es acaso lo que queremos lo que realmente necesitamos?

Guía informativa sobre la nueva legislación relativa a los deseos.
Originalmente se publicó en tres volúmenes (de ahí las tres partes) y lo ha traducido la propia autora al inglés. Una curiosidad es que el libro se lee de izquierda a derecha, tal como se lee en la lengua árabe. Una obra impresionante tanto en su aspecto artístico como en el narrativo. Paneles a todo color con infinidad de detalles que te sumergen en las calles de El Cairo, lóbregas imágenes en negro, diagramas y gráficos que revelan los altibajos emocionales de Nour, o gráficos informativos sobre la historia de la explotación de los deseos. Your Wish is my Command ha recibido ya varios premios, entre ellos el Gran Premio del Festival de Comics de El Cairo. Muy, muy recomendable.

Pese a su aparente simplicidad, los dibujos son exquisitos. Tus deseos son mis órdenes.

24 feb 2022

Reseña: When One Person Dies the Whole World is Over, de Mandy Ord

Mandy Ord, When One Person Dies The Whole World Is Over (Brow Books, 2019). 376 páginas.
Más que una novela gráfica, When One Person dies the Whole World is Over es un diario gráfico. La autora documenta un año entero desde el 6 de julio de 2018 hasta el 7 de julio de 2019, fecha en la que un mundo entero concluye. Y pese a lo emotivo del deceso al que se refiere el título, la fórmula es excesivamente repetitiva: cada día se le entrega al lector en cuatro viñetas que siguen casi invariablemente la cronología diaria: despertar, trabajar, regresar a casa y relajarse antes de dormir.
Los zombis más peligrosos no son los que vemos en la pequeña pantalla, sino los que pueden arruinarnos la vida a todos con sus votos.

Incluso si uno, en tanto que lector, decide aceptar la parte artística de los dibujos, todo en blanco y negro, la carga prosaica y trivial de una existencia mundana durante un año no termina de enganchar. Si lo que se busca es inducir a la reflexión sobre lo insoportablemente cotidiano de nuestras vidas, el libro ciertamente no lo consigue.

Como cantaba Serrat, Hoy puede ser un gran día.

Conocemos a su pareja, Johdi, al perrito que comparten en su casa en uno de los barrios periféricos del gran Melbourne. Nos acostumbramos a los embotellamientos diarios camino del trabajo, los paseos en los parques cercanos, las series de televisión que se ven en la casa y las reacciones que les producen. El problema es que, con el paso de los meses, lo que vas a encontrarte al pasar la página ya es monótonamente predecible.

Quizás la historia que nos cuenta Ord podría haber incidido mucho más en el oneroso proceso de creación o las enormes dificultades que enfrentan los autores de comics para acceder al mercado y hacer llegar sus producciones al lector.

Hay ocasiones en que una lectura nos toca las fibras. Por ejemplo, Merciless Gods, de Tsiolkas.

El título, por desgracia, es sumamente engañoso. Ni el mundo se acaba, ni se transforma. La vida siguió igual. Mucho más tentadora y atractiva para el lector habría sido una historia que incluyera el infernal verano tóxico que padecimos los australianos a finales de 2019 y principios de 2020, una experiencia vital brutal que nos remató el destino con un cierto virus del que todavía no nos hemos librado.

21 ene 2022

Reseña: Monsters, de Barry Windsor-Smith

Barry Windsor-Smith, Monsters (Londres: Jonathan Cape, 2021). 365 páginas.

Este relato del veteranísimo Windsor-Smith comienza con una escena de increíble brutalidad. Es junio de 1949: Janet sale al jardín frontal de la casa en Providence (Ohio) en la que vive con su marido, Tom Bailey, y el único hijo que tienen, Bobby. Se encuentra la bicicleta de Bobby en tierra, una llanta aplastada, completamente inservible. Del cobertizo vienen unos gruñidos. La madre se acerca y ve a su hijo en manos de Tom, quien ha agredido violentamente al niño. El padre está soltando alaridos en alemán. Janet agarra a Bobby en sus brazos y sale corriendo, pero tropieza con la bici y cae a tierra.

Aterrorizada, grita pidiendo socorro y denuncia a Tom como un monstruo. ¿Qué ha sucedido para que el padre haya golpeado a Bobby con tanta violencia? ¿En qué estado ha quedado el niño? ¿Cómo va a terminar este terrible episodio?

Muchos años después, dos desconocidos cuyos padres compartieron vivencias horrorosas vuelven a cruzar sus caminos. ¿Qué podría salir mal? Pues... todo.
Quince años más tarde, Bobby acude a una oficina de reclutamiento del ejército de los Estados Unidos. Le falta un ojo, dice que no tiene familia, que no tiene estudios, que carece de documentación. El oficial que le atiende hace una llamada y sella su destino: Bobby pasará a ser el candidato de un proyecto experimental absolutamente secreto: Prometheus.

¿Prometeo encadenado? No por mucho tiempo.

Un par de meses después, encontramos a Bobby encadenado en el interior de las instalaciones militares que albergan el proyecto dirigido por un militar de origen alemán: Friedrich. Bobby ha sido transformado en un monstruo. Su cuerpo se ha cuadruplicado en volumen; es un ser deforme que emite un hedor insoportable a causa de las sustancias químicas que le han inyectado y en las que lo han tenido a remojo. No era ése el objetivo que se habían marcado los ‘cerebros’ científicos de Prometheus. ¿O sí? ¿Cómo ha podido terminar siendo la víctima otra vez?

El monstruo fue un niño y recibió castigos con frecuencia.

Esa es la trama de Monsters. Windsor-Smith confecciona un relato con distintos saltos cronológicos. En cada uno de ellos, la enrevesada historia de la terrible vida de Bobby va agregando un nuevo capítulo. Comenzando con el retorno del padre tras la guerra: Tom Bailey era el intérprete de una unidad estadounidense que, tras la derrota de los nazis, descubre un laboratorio médico secreto en el que científicos al servicio del régimen de Hitler habían estado realizando experimentos execrables que sin duda alguna constituirían crímenes de guerra. Bailey, testigo del horror, sufre un profundo trastorno y, como consecuencia de ello, tarda cuatro años en regresar a casa.

Bobby y Jack, el oficial de policía amigo de Janet. 

Ya en su casa de Providence, el alcohol, el insomnio y la paranoia no solamente destrozan su vida sino de las de Janet y Bobby. La situación se vuelve insostenible y el día de Acción de Gracias todo explota en la casa de los Bailey, con efectos funestos. Solo Bobby sobrevive a la masacre.

Monsters es un relato de vidas rotas, de traumas irreparables, coincidencias inexplicables y superpoderes psíquicos, en una narrativa que mezcla ciencia ficción, la guerra, el secreto del estamento militar como indicio del crimen, el horror y el mito de Frankenstein, un amor imposible y el precio que la inocencia infantil puede pagar por culpa de los errores de los padres. Al caer en las garras de Friedrich, Bobby Bailey, el monstruo creado por el ejército, se convierte en víctima del experimento médico que décadas antes había enloquecido a su padre Tom.

En cada palabra hay un recuerdo. Tras la muerte solo nos quedan las palabras.
Pero no es Bobby el personaje principal. Al fin y al cabo, sus facultades físicas y mentales quedaron muy mermadas tras el abuso sufrido a manos de su padre. La protagonista es su madre Janet. Es ella la víctima de una realidad de la que únicamente nos acordamos a toro pasado: el hecho innegable de que las guerras no terminan simplemente con la firma de un armisticio. Los estragos que una guerra acarrea son causa de la desintegración de familias y la ruptura de amistades y suelen afligir más a los civiles que a los propios militares.

La última cena...
Con sus más de 360 páginas, Monsters tiene las dimensiones de una narración épica. Producido en tamaño A4, Windsor-Smith ha creado un verdadero librazo, una gran obra repleta de guiños sutiles, detallista tanto en el dibujo como en el diálogo, y que incorpora insospechados retazos técnicos de géneros dispares y atípicos en la novela gráfica como son entradas de un diario personal o fragmentos de cartas, en algunos casos inacabadas. Merece la pena adentrarse en el rompecabezas cronológico que propone el autor, pues la recompensa es sobresaliente.

Barry Windsor-Smith. Retrato del autor, obra de Michael Netzer.

11 dic 2021

Reseña: In., de Will McPhail

Will McPhail, In. (Londres: Sceptre, 2021). 267 páginas.

La primera novela gráfica de McPhail, bastante más conocido por las viñetas que crea para The New Yorker, tiene como protagonista a Nick, un joven ilustrador de una gran ciudad estadounidense. Es un joven de naturaleza muy curiosa, indagador y observador de la vida, las personas y las cosas que lo rodean.

'Mind your own business, man!'(p. 25)
Nick piensa que la comunicación con los demás debería generar sentido. ¿Y quién no?, añado yo. Su arte para el dibujo a veces le complica las cosas, como cuando en el metro una mujer lo censura por dibujarla sin su permiso.

Pero su vida va a verse trastocada por dos sucesos. Primero, conoce a Wren, una atractiva oncóloga que ni es convencional ni tolera la tontería. Los dos se zambullen en una intensa relación. Que venga lo que haya de venir, ¿no? Mientras que Wren es mucho más experta en lidiar con los momentos más incómodos de la rutina diaria, Nick no parece contar con los mecanismo necesarios para enfrentarse a los protocolos típicos y lo profundamente trivial en la interacción que la vida diaria nos exige. ¿Aporta significado un silencio o la desviación de una mirada?

Cuando tu nombre acarrea una carga insoslayable...
Pero de pronto, una losa le cae encima: a su madre la diagnostican con un cáncer incurable. Si hasta entonces Nick había tratado de encontrarles sentido a los momentos en los que enlazaba con otras personas, desde ese vuelco todo parece oscilar entre lo más absurdo o lo más revelador. McPhail cambia entonces su técnica al color para indicarnos que lo nos muestra son las ensoñaciones de Nick, un extraordinario y espectacular paisaje en el que no hay palabras.

Un mundo paralelo donde dormir despierto.

A lo largo de la narración, McPhail hace un uso en parte excesivo de unos primeros planos en los que los rostros están casi desencajados. Ojos como platos para darnos a entender las interrogantes que se plantean en las cabezas de los personajes.

Si ya es duro al perder a alguien mayor que tú... ¿Quién quiere extrañar lo que hubiera ocurrido con alguien mucho más joven? 

In. es una emotiva historia en la que McPhail aborda temas urgentes en estos momentos: esa desesperante sensación de estar alienados aun dentro de una sociedad hiperconectada. El hecho d que en nuestras acecha la muerte en todo momento; la inevitabilidad de esta y el retraimiento emocional y social que por activa y por pasiva la sigue.

Un brillante debut de un excelente ilustrador.

23 jun 2021

Reseña: Wendy, Master of Art, de Walter Scott

Walter Scott, Wendy, Master of Art (Canadá: Drawn & Quarterly, 2021). 273 páginas.

Ah, qué lejanos quedan ahora aquellos tiempos de mis estudios de posgrado. Recuerdo bien el artificio que nos rodeaba, esa improductiva ociosidad disfrazada de muy serio afán invertido en inanes cuestiones académicas. Y sin embargo, fueron dos años extremadamente disfrutados, de logros realizados a base de mucho esfuerzo, sacrificio, insomnio, algo de estrés y renuncias de todo tipo. Todo culminado en un trabajo final de investigación, que incluyó la traducción de dos actos de una sangrienta tragedia jacobina, en la que un obeso mediocre chupatintas me marcó como incorrecto … ¡el uso del futuro de subjuntivo!

¿Alguien quiere decir algo sobre algún tema en alguna parte?
Para esta Wendy, que ha llegado a Hell para estudiar una maestría en Bellas Artes en su universidad (¡Universidad del Infierno!), la entrada en el posgrado es motivo de grandes esperanzas y ambiciones: “Es aquí donde por fin conseguiré ser yo misma y definir lo que significa la práctica artística (y el éxito) para mí.” (p. 14, mi traducción) Unos 90 segundos después, se lanza a la calle en busca de un bar.

El volumen creado por el artista canadiense Scott rebosa humor. Hay sátira a espuertas; la historia no deja títere con cabeza y los dibujos redundan en esa visión mordaz, incisiva y cáustica. Son dibujos sencillos, unas pocas líneas bien marcadas sobre un fondo blanco que resultan ser harto expresivas. La lectura resulta fácil y adictiva: en apenas una hora puedes haber terminado el volumen. Y sin embargo, vas a querer empezar a releerlo al día siguiente.

La creación artística, como bien sabe todo el mundo, puede perfectamente comenzar a engendrarse en la barra de un bar.
Sea el grupo de estudiantes de posgrado, sea la escena nocturna de bares y clubes, sea la atmósfera de charlatanería e impostura que siempre hay en las aperturas de exposiciones y galerías, para Wendy todo se hace una montaña casi imposible de superar. Las crisis existenciales y filosóficas se suceden una tras otra (digamos que a ritmo de cogorza) y, a pesar de ello, consigue crear. Exactamente qué valor tiene lo que crea nunca termina de estar claro.

Mención aparte merecen las clases de Dibujo y Pintura que Wendy tiene que dirigir en alguna oscura escuela de enseñanza secundaria. Ir a dar clase pasado de rosca siempre ha supuesto un reto insalvable, y con el paso de los años se puede convertir en una tumba profesional para algunos.

Los inicios siempre suponen un reto.
En el desenlace Wendy termina y defiende su tesis. Bravo. “Defender” siempre ha sido una palabra que parece estar cargada ideológicamente. ¿Dónde quedan los enemigos o contrincantes de quienes hay que defender una tesis? Wendy quizás lo solucionaría pidiendo otra cerveza.

No, no se trata de un compromiso. Es la toma de conciencia de una derrota.

Wendy, Master of Art es la tercera entrega de Scott con Wendy como protagonista. Puede que algún día consiga leer las dos que la antecedieron. Entretanto, a ver si alguien se anima a llevarla a la pantalla, sea en formato de animación o suplantando sus rocambolescos trazos con actores de carne y hueso. Las risas están garantizadas.

31 may 2021

Reseña: Trashed, de Derf Backderf

Derf Backderf, Trashed (Nueva York: Abrams ComicArts, 2015). 256 páginas.

Por el patio del colegio concertado donde completé la primaria (la EGB, como la llamaban entonces) se paseaba un bedel, una especie de vigilante de chiquillos vociferantes y rebeldes, que era además forofo del CD Castellón, el señor Mercè. Su voz resuena todavía en mi cabeza con una porfiada cantinela: «¡Papel, papelera!». En aquella época (el primer lustro de la década de los 70) los desechos plásticos no eran todavía el enorme e irresoluble problema que son ahora.

El infortunio de recoger bolsas con desgarros. Gajes del oficio.

¿Dónde va la basura que generamos día tras día? La pregunta no es gratuita: muchos desechos se reciclan hoy en día; otros terminan enterrados en basureros o incinerados; los desechos orgánicos se transforman en abono. Pero lo cierto es que no se les da una salida apropiada o correcta a todas las basuras.

Este volumen del norteamericano John ‘Derf’ Backderf utiliza sus experiencias como recolector de basuras hace ahora unas cuatro décadas. La historia está, sin embargo, ampliamente aderezada con datos crudos y duros sobre la industria del procesamiento de basuras y sus múltiples deficiencias. El elemento informativo está repleto de datos correctamente obtenidos y contrastados.

La montaña de residuos que genera una familia estadounidense en un año.
Lo que más me ha sorprendido de Trashed es lo bien que se adapta el estilo del dibujante al tema: Backderf no se anda con miramientos, e incluye todo lo que es aprensivo de la profesión del recolector de basura: desde gusanos a animales muertos, pasando por los proyectiles que se forman y disparan cuando se comprimen los pañales en el receptáculo del camión, y algo que desconocía: los llamados yellow torpedoes [torpedos amarillentos], que no son otra cosa que botellas de plástico que los camioneros llenan con su orina mientras conducen para no tener que hacer parada.

El narrador es J.B. (las mismas iniciales que el autor), un joven de 21 años en una ciudad de tamaño mediano en el midwest de los Estados Unidos. La novela hace un recorrido por las cuatro estaciones del año, con buen, mal y muy mal tiempo.

¿Por qué se enfada el jefe?
Hay una especie de moraleja, por supuesto, aunque sea un poco sombría. En general, los humanos generamos un volumen de desechos que es completamente insostenible para el planeta. El libro tiene un indudable valor educativo, pero los aspectos humorísticos de las subtramas que surgen con otros personajes (los compañeros de J.B., el jefe, vecinos y transeúntes) son lo mejor. Los trazos son sencillos: viñeta tras viñeta, Backderf te lleva de paseo mientras él y su colega recogen toneladas de basura. Es verdad que alguien tiene que hacerlo. ¿Conseguiremos alguna vez reducir las inmundicias que genera nuestro estilo de vida a cero?

It's the end of the world as we know it...
A good birthday present! Quite enjoyable.

5 feb 2021

Reseña: The Grot, de Pat Grant

Pat Grant, The Grot (Marietta, Georgia: Top Shelf Productions, 2020). 

Aunque en la biblioteca aparece catalogado como “Young Adult Fiction”, este libro del australiano Pat Grant rebasa el límite edad propuesto por los clasificadores y se deja leer por cualquiera. Elaborado de manera minuciosa, resultado del amor al arte, The Grot cuenta una historia de aventuras, una migración familiar en un mundo desolado que recuerda al de Mad Max, en pos de la riqueza, que en este caso está al norte.

No parecen encantados de encaminarse a su futuro...
La familia la componen una madre y sus dos hijos, Penn y Lippy. Según ella, este viaje habrá de ser definitorio: los transformará, los hará madurar y hará verdaderos hombres de ambos: su “passage to manhood”, el paso a la madurez que, naturalmente, será más llevadero si consiguen ganar mucho, mucho dinero.

Escenas cotidianas de Falter City (Ciudad del Desfallecimiento) 
¿Cómo se proponen conseguirlo? Pues con una especie de yogur, del cual la madre tiene los ingredientes secretos. El destino de su viaje es Falter City, construida a las orillas de una enorme ciénaga en cuyo limo crece una especie de alga verduzca que se vende por  enormes cantidades de dinero. Para hacerse rico hay que pringarse, pero la realidad es que la ciénaga es un criadero de microorganismos tóxicos.

Naturalmente, una ciudad así la habita toda clase de gente. Cuando desembarcan del decrépito ferry en el que han llegado, una inmensa muchedumbre parecería estar esperándoles. ¿O es que están deseando escapar de ese infierno llamado Falter City?

¿Qué se puede esperar de un par de jovencitos imberbes, novatos e ingenuos en mitad de una ciudad atestada de embaucadores, ladrones, criminales y amigos del descuido? Mientras Penn entabla amistad con una joven deslenguada de la que no debería fiarse nadie, Lippy, a quien su madre le confía el dinero y encomienda encontrar el local desde el que lanzar el nuevo negocio, opta por contratar la asesoría de un caballero de aspecto que podría calificarse de impecable. ¿Cómo concluirá la aventura? ¿Cuál de los dos hará primero su fortuna? ¿O quedarán arruinados todos?

¿Te fiarías tú de la palabra de esta señora?
Grant disfruta de llenar de detalles las páginas. Los dibujos cuentan tanto o más que los escuetos diálogos y las acotaciones narrativas. Los colores abundan, son vivos y sugestivos, incluso cuando la acción tiene lugar en lugares cerrados. Y naturalmente, con buenas dosis del sutil humor australiano que lo impregna todo.

Un estupendo ejemplo del detallismo que Grant le da a sus dibujos, y un genial juego de palabras.
Los temas subyacentes son la degradación del entorno, de las estructuras sociales. La inequidad y la miseria que traen consigo la sofisticación del delito y el engaño. La trama es ciertamente simple, sin artificios. Buen entretenimiento visual y gran entrega artística (Grant invirtió dos años en dibujar el libro a mano). The Grot es el primer volumen de lo que promete ser una divertida serie.

Los hermanos, desolados. Pero esto no es el final. Esperemos el segundo volumen de la serie.

19 jul 2020

Reseña: Rain, de Mary M. Talbot y Bryan Talbot

Mary M. Talbot and Bryan Talbot. Rain (Londres: Jonathan Cape, 2019). 157 páginas.

Las primeras cuatro páginas de este relato gráfico nos trasladan a la selva amazónica en la primera década del siglo XIX, citando a Alexander von Humboldt, quien ya observaba entonces que las consecuencias de la deforestación estaban alterando el sistema climático y el régimen de lluvias, a la vez que provocaba la erosión del terreno y graves inundaciones en torno a los ríos. Más de dos siglos después, el problema no solamente se ha agravado. Como señalaba Scranton en We’re Doomed. Now What?, hemos excedido los márgenes de explotación racional y sostenible de los recursos que alberga el planeta. Lo que nos sobrevenga de ahora en adelante es una incógnita.

Si von Humboldt pudiese ahora en 2020 hablar...
Mitch y Cath son las dos protagonistas de esta novela gráfica. La primera vive en el norte de Inglaterra, en un pueblo de Yorkshire, y su vida gira en torno a ideales medioambientalistas como la comida orgánica, y participa en grupos de protección de los páramos locales. Cath, por su parte, vive en Londres y desconoce en gran medida algunos de los temas que preocupan a su pareja.

Un paseo por los campos de las hermanas Brontë.
Buena parte de la historia se centra en los activistas locales y en sus acciones de vigilancia y protección de la fauna y flora. Los cambios producidos en el páramo y su entorno por un empresario y terrateniente local con el fin de sacar las máximas ganancias posibles de la masacre anual de urogallos son uno de los hilos narrativos. También lo es la participación de Mitch y Cath en protestas contra el fracking y las decisiones políticas del gobierno de Su Majestad.

Las protestas son necesarias, sí; pero en las urnas, ¿por qué se sigue votando a quienes no tienen voluntad de buscar soluciones urgentes?
La pega principal que se le puede poner al libro es que, pese a sus excelentes intenciones e ineludible mensaje, la historia personal de las dos mujeres no termina de cuajar dentro de su estructura total. Porque, de pasajes meramente didácticos, o incluso técnicos, sobre los efectos nocivos de pesticidas o de las repercusiones de prácticas contrarias al sentido común y al medio ambiente, pasamos a escenas domésticas sin mucha lógica narrativa. Que el libro tiene un ánimo pedagógico es innegable. Lograr que el mensaje llegue al lector de manera creíble a través de retazos de la historia de la relación personal de dos mujeres no es sin embargo tan fácil ni efectivo.

Son dibujos detallados, muy expresivos. El contraste entre páginas en tonos grises o simplemente en blanco y negro y páginas repletas de colorido sirve para remarcar decididamente la belleza de lo natural frente a lo urbano. A veces el paso del tiempo se representa por medio de una planta o un paisaje, como queriendo recalcar que aunque no lo percibamos en el día a día, la flora nos recuerda que las estaciones avanzan una tras otra.

Merry Christmas? I don't think so....
El relato de Mitch y Cath alcanza su punto culminante con la riada que impacta al pueblo. Este episodio está efectivamente basado en hechos reales: las inundaciones de los días de Navidad y San Esteban en 2015 que tantos daños causaron en el norte de Inglaterra y Escocia. Rain es un valioso intento de concienciar al lector de la terrible realidad a la que estamos abocados, sea por las lluvias torrenciales, sea por incendios forestales como los que padecimos en esta parte del mundo donde vivo. Pese a sus buenas intenciones, sin embargo, como novela gráfica no acaba de funcionar.

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