Mostrando entradas con la etiqueta toros. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta toros. Mostrar todas las entradas

19 abr 2012

Vallejo, El País y la cultura



En un estimulante artículo que le publica El País a Fernando Vallejo hoy, el autor colombiano escribe lo siguiente acerca de la más que inapropiada escapada a Botsuana de Juan Carlos de Borbón: “Es el Rey que se merece España, el país que despeña cabras desde los campanarios de sus pueblos para celebrar, con la bendición de la Iglesia, la fiesta del santo patrón”.

No le falta razón a Vallejo, quien con mucha ironía pone el dardo en la diana igual que el batidor monarca habrá puesto la mira de su esplendente escopeta sobre incontables animales a lo largo de los muchos años que ha podido dedicar a ese sangriento ‘hobby’, a costa de la asignación que pagan los ciudadanos del estado español. Vallejo señala que en un principio la prensa se (pre)ocupó de subrayar la fractura de cadera de ese viejo hombre que ostenta una corona, en lugar de reprenderle y afearle lo erróneo de su conducta moral. Razón no le falta, como decía antes.

Lo que no deja de sorprenderme es que Vallejo no le dedique al periódico mismo un fuerte y merecido puyazo, que continúa incluyendo la brutal, bárbara y cruel ‘fiesta’(¡!) de los toros en su sección de Cultura. Me pregunto qué pensaría (o cómo se sentiría) alguien como John Coetzee (por poner un ejemplo) si un día viese una noticia acerca de su obra literaria haciéndole compañía a la crónica taurina de la cotidiana atrocidad en Las Ventas o La Maestranza. No creo que le entrasen unas ganas irreprimibles de visitar España, ni de concederle una entrevista en exclusiva al alelado becario de turno.


In a stimulating article by Fernando Vallejo that the Spanish newspaper El País publishes today, the Colombian writer says the following about the more than inappropriate Botswana spree by Juan Carlos de Borbón: “This is the King Spain deserves, the nation whose people throw goats off the belfries in its villages to celebrate, with the Catholic Church’s blessing, their patron saint’s day.”

Vallejo is quite right: he has cast his ironical dart right onto the bull’s eye, just like the hunting monarch must have set the sight of his shiny shotgun on innumerable animals throughout the many years he has indulged in his bloody ‘hobby’, an expense met by the allowance paid by the citizens of the Spanish state. Vallejo points out that initially the media (El País) was concerned with underscoring the hip fracture suffered by the old man who wears a crown, instead of reproaching and criticising the erroneous nature of his moral behaviour. Vallejo is quite right, as I said before.

What surprises me nonetheless is that Vallejo will not serve a deservedly strong jab of rebuke on the newspaper, which continues to include the brutal, barbaric and cruel ‘fiesta de los toros’(!) in their Culture section. I wonder what someone like John Coetzee (to name one example) would think (or how he would feel) if he found an article about his literary work next to the bullfight report of the everyday atrocity at Las Ventas o La Maestranza bullrings. Somehow, I don’t think he would be in a hurry to visit Spain or give an interview to their dullish, daft trainee journos.

29 jul 2010

Cataluña prohíbe la corrida de toros

Hace unos años, en el transcurso de una cena de celebración del cumpleaños de un buen amigo mío, y a raíz de una conversación que versaba sobre las lenguas peninsulares y su dispar implantación y cuidado en diferentes partes del territorio del estado español, un par de sabelotodos (uno de ellos profesor en una prestigiosa universidad australiana, aunque no necesariamente prestigioso, más bien todo lo contrario) se miraron entre sí con una sonrisita de sarcástica complicidad cuando comenté — de una forma que debiera haber resultado enigmática para ellos, desconocedores de la realidad del estado español, pero la cual no consiguió otra cosa que la típica sonrisita sardónica de quien se escuda en su privilegiada poltrona de dominio administrativo para sentar cátedra — que España es Cataluña, mas la inversión del silogismo terminaba ahí: Cataluña no es España.

La ignorancia, petulancia y engreimiento del antedicho mediocre calculador de horas y dineros, aunque hábilmente escurridizo a la hora de tener que hacer cualquier trabajo que suponga un esfuerzo real, han quedado ahora, unos tres años después, patentemente demostradas. Y es que el tiempo es el único y verdadero juez, que pone a cada cual en su sitio. El Parlament de Catalunya ha aprobado la prohibición del mal llamado ‘arte’ taurino en una clara votación de los representantes elegidos por los catalanes. La decisión, que refrenda el sentimiento de la mayoría de la población catalana, se ha producido apenas dos semanas después de la polémica sentencia del Tribunal Constitucional español.

Que Cataluña quiere distanciarse en su ámbito cultural y social de la barbarie que caracteriza la lamentablemente llamada fiesta nacional debe leerse como algo muy positivo para los catalanes y para el resto de Europa. Es el reflejo de una realidad inequívoca: Cataluña (la mayoría de los catalanes) no se identifica (ni quiere que se la identifique) con las expresiones, signos y símbolos reaccionarios, casposos y atávicos de la España profunda, tenebrosa y lóbrega que se vanagloria de tener la absurda crueldad de torturar a un noble animal como divisa. ¿Matan al animal para que un público sediento de sangre pueda luego emitir un juicio ‘estético’? "¡Que le den la oreja!", dicen. Que les den educación, digo yo.

Con el tiempo es probable que haya más gestos de distanciamiento, incluso más serios e impactantes. Puede que éste sea solamente el primero de muchos. Lástima que en el País Valencià no haya ninguna intención oficial ni popular de tomar pasos para erradicar las brutales e inhumanas prácticas lúdicas que aderezan sus pueblos en las fiestas de verano.

Posts més visitats/Lo más visto en los últimos 30 días/Most-visited posts in last 30 days

¿Quién escribe? Who writes? Qui escriu?

Mi foto
Ngunnawal land, Australia