18 ene 2022

Reseña: Dear Son, de Thomas Mayor et al.

Thomas Mayor, Dear Son: Letters and Reflections from First Nations Fathers and Sons (Melbourne y Sydney: Hardie Grant, 2021). 189 páginas.

En la primera de las cartas que integran este libro, Thomas Mayor le recuerda a su hijo la ocasión en la que rechazó tomarle de la mano en público. El hijo tenía a la sazón 9 años. Thomas Mayor adujo que el niño era ya demasiado mayor como para ir cogido de la mano de su padre. El autor de la carta lamenta y se arrepiente de haber rechazado la mano de su hijo.

La idea de este libro nació de un encuentro entre Mayor y la escritora indígena australiana Tara June Winch, quien escribió el prólogo.

Se trata de una antología de sentimientos fruto de la experiencia, de los recuerdos y los relatos de generaciones anteriores de hombres Indígenas australianos: reflejan la frustración, la irritación, la rabia, la indignación y la humillación que han sufrido ellos y sufrieron sus padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos… Es una recopilación en la que la comunicación directa con padres o hijos, según sea el caso, dignifica y reivindica a sus autores.

En cierto modo, es como si el tiempo no hubiera pasado...
El calendario del pueblo Nyoongar.
Fotografía de Orderinchaos 
En muchas de ellas se menciona la opresión colonial y la violencia ejercida contra los pobladores originarios de esta tierra. Hablan asimismo del hurto de sus tierras, de las generaciones robadas por un sistema social racista, del sufrimiento y la lucha constante por mejorar sus vidas y las de sus hijos, de la aniquilación de sus lenguas y costumbres.

Un ejemplo profundamente llamativo es este episodio que relata el periodista Stan Grant en la vida de su padre:

“Esa fue la misión de vuestro Abuelo: salvar nuestra lengua. De pequeño había pasado algún tiempo con su Abuelo, Budyaan, en los matorrales del bush. El viejo Budyaan hablaba siete lenguas y le enseñó la lengua de los Wiradjuri a Papá. Un día, en la calle principal del pueblo, Budyaan le dijo algo a Papá en voz alta y un poli lo oyó. Al viejo lo arrestaron y lo encarcelaron.

Cuando salió, dijo que nunca más volvería a hablar nuestra lengua. Se la guardó solamente para cuando Papá estaba con él, lejos, allí donde ningún hombre blanco pudiera oírlo. Vuestro Abuelo pasó muchos años simplemente sobreviviendo. Simplemente poniendo comida en la mesa. Los Indígenas vivían a salto de mata. Día tras día, un pueblo tras otro, un trabajo agotador y luego otro y luego otro.

El Abuelo tiene cicatrices repartidas por todo el cuerpo: cicatrices de sobreviviente. Son cicatrices adquiridas en las carpas de boxeo, cicatrices de los aserraderos, cicatrices de los polis. Y luego están las cicatrices que no vemos: las cicatrices que él mantiene escondidas. Cicatrices en el alma que no curan. Vuestro Abuelo tiene cicatrices infligidas por Australia.” (Stan Grant, p. 28, mi traducción).

La Australia blanca anglosajona sigue ignorando, cuando no menospreciando, a los pueblos originarios de este continente. Gobierno tras gobierno, las reivindicaciones de los pueblos Aborígenes siguen siendo desdeñadas y arrinconadas en la agenda política y económica del país. La parte que juegan los medios de comunicación no es nimia, pues desde muchos de ellos se les denigra e insulta. El caso del jugador de fútbol australiano Adam Goodes es claramente ilustrativo.

Cada una de las cartas incluye detalles reveladores y únicos, pero todas tienen algo muy importante en común: el hartazgo. “Porque somos padres Indígenas y cuidamos de nuestros hijos. Los hemos amado, criado y sostenido; los hemos protegido y les hemos enseñado cómo sobrevivir y a sentirse orgullosos de su cultura. Hemos hecho igual que hicieron tus padres, y los padres de tus padres, y así durante generaciones que se remontan a decenas de miles de años.” (Thomas Mayor, p. 179, mi traducción)

Incluso si no fuera cierto que la frase fue suya, es innegable que Gandhi sigue siendo ejemplo para muchos. “Al echar la vista atrás y ver lo que he aprendido, quiero que sepas que lo más importante es ser fiel a uno mismo. Si las expectativas de la sociedad te fuerzan a negar quién eres, cambia entonces las expectativas de la sociedad. Haz lo que sugiere Gandhi: «Conviértete en el cambio que quieres ver en el mundo.»” (Daniel Morrison, p. 89, mi traducción). 
Fotografía de Bernard Gagnon .
Una aportación en forma epistolar muy necesaria, muy relevante pero, desgraciadamente, muy actual.

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