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1 feb 2012

Febrero-Franklin River: los orígenes del movimiento de Los Verdes en Australia

Franklin River desde el mirador de Donaghys Hill, en el Parque Nacional Franklin-Gordon Wild Rivers


Entre los hechos más significativos de la historia reciente de Tasmania, cabe destacar sin lugar a dudas la lucha por la protección de un área de altísimo valor ecológico. Me refiero al Parque Nacional Franklin-Gordon Wild Rivers, área protegida ahora, pero que en su día fue amenazada por un enorme proyecto hidroeléctrico.

En 1978, la Comisión Hidroelectrica de Tasmania anunció la construcción de una presa en el cauce del río Franklin. Ya en la década de los 60 y principios de los 70 la isla había visto la creación de tres grandes presas, que fueron recibidas con grandes protestas.

Como resultado del anuncio del proyecto del río Franklin, se consolidó de forma definitiva el que fue en sus inicios un pequeño movimiento de oposición. Tres organizaciones, Tasmanian Wilderness Society (liderada por el que es ahora veterano líder de Los Verdes, Bob Brown), Tasmanian Conservation Trust y Australian Conservation Foundation concertaron sus esfuerzos en una campaña para la concienciación de los ciudadanos de Tasmania.

El conflicto se prolongó durante mucho tiempo y atrajo la atención de la prensa internacional, y hasta se piensa que propició la caída del gobierno liberal de Malcolm Fraser en 1983. Se produjo un bloqueo por parte de los medioambientalistas, y el gobierno estatal de Tasmania respondió con dureza, y penas de cárcel para los que protestaban.

Cuando uno llega a esa zona del planeta y contempla el lugar, el argumento que entonces esgrimieron los políticos tasmanos, a saber, la creación de puestos de trabajo, queda ridiculizado por la majestuosidad, la formidable  belleza e inexpresable serenidad de un pedazo del planeta que atrae actualmente a muchos visitantes, tanto del resto de Australia como de todas partes del mundo.

Es tanto el atractivo de este lugar que la creación de puestos de trabajo derivados de su conservación no es nada desdeñable. Cualquiera que visite Tasmania podrá comprobarlo.

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