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29 feb 2012

Un chiste de psiquiatras (no es broma)

Bertram Mackennal, El dolor


Según parece, la Asociación de Psiquiatras Americanos (APA) ha propuesto (véase aquí, en inglés) que toda persona que no concluya su periodo de duelo y luto a las dos semanas de la muerte del ser querido se expone a ser considerada una persona que sufre de una 'enfermedad mental' y que por lo tanto necesita un 'diagnóstico'.
Cito del artículo anterior: "los sentimientos de tristeza profunda y de pérdida, el insomnio, el llorar, la incapacidad para concentrarse, el cansancio y la falta de apetito, que se prolonguen más de dos semanas después de la muerte de la persona amada podrían ser diagnosticados como depresión [el énfasis es mío] en lugar de como una reacción normal de duelo".
No sé, a mí de pronto me han entrado ganas de decirles a esos psiquiatras que vengan a verme, a 'diagnosticarme'. Yo podría contarles alguna que otra anécdota sobre el duelo, sobre el silencio de los muertos y el otro, el silencio de los vivos. En fin, la verdad es que podría hablarles de tantísimas cosas (siempre que no me cobren sus altísimos honorarios, a cada tanto por hora) que dudo mucho que se atrevieran a diagnosticar mi estado de ánimo como 'depresivo'. No creo que alguien que se ofrezca a hablar – como lo hago yo desde esta tribuna (perdón por la frase tan manida) - pueda ser identificado como alguien que sufre una depresión. La cuestión es tener a alguien dispuesto a escucharte (sin cobrarte, claro). ¿O acaso nos encaminamos hacia una sociedad en la que vamos a cobrar por mostrar 'nuestro lado humano'?
¿En qué planeta viven esos psiquiatras? No en el mismo que yo, desde luego.

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