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11 feb 2017

Reseña: To Rise Again at a Decent Hour, de Joshua Ferris

Joshua Ferris, To Rise Again at a Decent Hour (Londres: Viking, 2014). 337 páginas.
Ah, los dentistas. Esas personas que te piden que abras la boca y no la cierres bajo ningún concepto… Mientras que ellos se ponen a hablar y luego, ¡es que no paran! A una dentista de mi barrio, la Dra. T., decidí no volver a verla nunca más después de soltarme un comentario particularmente inapropiado al que no podía responderle al instante. Dicen que por la boca muere el pez…

Es cierto: muchos dentistas se aprovechan de la situación para darle rienda suelta a la sinhueso al tiempo que te infligen dolor y reparan – algo de bueno han de hacer en este mundo, ¿no? – los estropicios que producen nuestras dietas y los malos hábitos. Y diríase que ése es precisamente el mayor defecto del narrador protagonista de esta novela de Joshua Ferris. Habla por los codos, y la mayor parte del tiempo, para serte franco, no parece decir nada que deslumbre, nada que entretenga, nada que despierte mucho interés.

Dr. Paul O’Rourke tiene una consulta odontológica en Nueva York. Está ganando dinero a espuertas (nos confiesa), pero su vida parece ser un tostón. Aburrido (por activa y por pasiva) hasta lo indecible, ha probado de todo para animar sus días: golf, el gimnasio, clases de español, el banjo, etc. Cierto es que tuvo una infancia difícil (suicido del padre), mas eso no le exime de hacer un esfuerzo por ser persona. Según él, para su tiempo libre, todo puede llegar a ser algo, pero ese algo nunca a llegará a serlo todo. Wow! Este tipo debería ser candidato a la Presidencia de cualquier país occidental. No desentonaría, ¿verdad?

'¿Quiere que le cuente de qué va el último libro que he leído mientras le hago esta endodoncia?' Fotografía de Erik Christensen.

Al comienzo de la novela, uno de sus pacientes se marcha repentinamente antes de recibir tratamiento; le dice que se va a Israel y le suelta un mensaje tan críptico como absurdo: “¡Soy un ulmo, y usted también lo es!” Ateo convencido, el dentista no le hace ni puñetero caso. Pocos días después, sus empleadas encuentran que existe un sitio web del consultorio, con una más que interesante nota biográfica del doctor. A la web le seguirán emails, tuits y muros de Facebook. Alguien ha suplantado su identidad en la red. Es grave, dice O’Rourke, pero aparte de realizar algunas consultas a expertos y abogados, no hace otra cosa que comunicarse por email con quien le está robando su identidad digital.

El doppelgänger explota hábilmente la crisis neurótica del doctor y su ferviente ateísmo, haciéndole creer que pertenece a los descendientes de los amalequitas. Lo que sigue son muchas páginas dedicadas a la historia personal de O’Rourke (sus fracasos sentimentales con una joven católica y con otra judía, recepcionista del consultorio dental), a una historia apócrifa de los amalequitas y mucha verborrea en torno a los tuits del falso Paul, y alguna que otra bobada como ésta: “Siempre he sentido admiración por un hombre que sabe sonarse la nariz con elegancia delante de otro hombre.” (p. 246, mi traducción)

Exceptuando algunos detalles divertidos (los menos) y algunas observaciones repletas de satírica agudeza, To Rise Again at a Decent Hour es una novela latosa. De lo anterior, podría destacar esta: “… el aburrimiento que me asalta dentro de una iglesia no es un aburrimiento pasivo. Es una intranquilidad activa, corrosiva. Para unos, lugar de propósito final y fácil desahogo; para mí, un callejón sin salida, el terminal oscuro del alma. Entrar en una iglesia es ponerle fin a todo lo que hace que entrar en una iglesia con una alabanza en los labios sea algo completamente razonable.” (p. 10, mi traducción)

Por qué llegó a ser finalista del Booker en 2014 (que ganó el australiano Flanagan con The Narrow Road to the Deep North) To Rise Again at a Decent Hour es uno de esos misterios del mundo literario cuya explicación realmente no importa. Quizás te sea mejor evitarlo, como si se tratase de un dolor de muelas. Pero sientes curiosidad, puedes leer un fragmento del inicio de la novela en la web de la cadena pública NPR.

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