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14 may 2017

Reseña: Dr Mukti and other tales of woe, de Will Self

Will Self, Dr Mukti and other tales of woe (Londres: Bloomsbury, 2004). 257 páginas.
Nadie podría haber previsto que, cuando el Dr. Shiva Mukti conoció al Dr. Zack Busner en un congreso de profesionales de la psiquiatría, nacería entre ambos una competencia tan encarnizada y brutal que a la postre devendría en un duelo a muerte sin límites, en el que los pacientes serian manipulados y utilizados como bombas de relojería que, de no ser debidamente desactivadas, podrían hacer pedazos a los doctores.

‘Dr Mukti’ es el primero de los relatos de este volumen, publicado en 2004, y con su longitud, superior a las 100 páginas, encaja perfectamente en la categoría de nouvelle, que tan bien se le da al autor. Por el relato desfilan un sinnúmero de personajes a cada cual más desequilibrado desde el punto de vista de la salud mental. Obviamente, tanto el Dr. Mukti como su rival, Busner, entran cabalmente en el grupo antes descrito. ¿Hay alguien cuerdo en este relato? Posiblemente, alguno de los enfermeros del hospital donde trabaja Mukti o alguno de sus numerosos familiares, pero no adquiere en momento alguno protagonismo.

El caso es que Mukti es un hombre sumamente frustrado. Hijo de un emigrante brahmán de la India, a este pobre psiquiatra le persigue la falta de prestigio profesional, y en casa le atormenta la falta de carnalidad que define su matrimonio asexual. No es de extrañar que se obsesione con Busner, en quien encuentra un blanco psico-sionista ideal.

El volumen lo completan otros cuatro relatos, mucho más cortos y, para mi gusto, desiguales. ‘161’ narra las peripecias de un pandillero que huye de sus enemigos y se cuela en la casa de un anciano en una decrépita torre de apartamentos de un barrio de mala muerte de una ciudad que pudiera ser Birmingham, Londres o Liverpool. El chico logra pasar varios días en el interior del apartamento sin que su presencia sea advertida (o al menos, eso piensa él). El desenlace añade una nota de sorpresa y dosis extra de ingenio.

En ‘The Five-Swing Walk’, un padre separado despierta de una pesadilla para enfrentarse a la realidad de tener que llevar a cuatro niños (tres de ellos suyos) de paseo en un itinerario que comprende, como dice el título, cinco columpios en diversos parques de la ciudad de Londres. En el paseo les acompaña el Infortunio, en forma de presencia alegórica. Es un relato lóbrego, sombrío, en el que la sátira presente en el primero que da título al libro se torna más agria.

"¿Qué piensas del globo?" me preguntó Keith un día a finales del verano cuando estábamos de camino a otra barbacoa cerca de MI6. El globo llevaba algunas semanas en el aire, amarrado a unos cuatrocientos pies de altura por encima de Vauxhall Cross. Pero aunque formaba parte de nuestra ronda, todavía no habíamos visitado el lugar de amarre. Desde nos encontrábamos en ese instante, cruzando Battersea Park en dirección sudeste, podíamos ver su panza de marquesina a rayas, acercándose a las difuntas torres de refrigeración de la Central Eléctrica. Un escorzo de Londres. (p. 221, mi traducción). Balloon over Vauxhall Station, fotografía de Keith Edkins.
El que le sigue, ‘Conversations With Ord’, se sitúa también en las calles de Londres. Dos amigos simulan alternativamente ser, en una diversión dialéctica que le sirve a Self para demostrar sus dotes literarias y de dominio del léxico inglés, Ord, un carismático personaje, y su biógrafo, Flambard. Es una narración a ratos desternillante, a ratos algo desdibujada. El volumen lo cierra  ‘Return to the Planet of the Humans’, una efectiva sátira en la que un simio inteligente trata de adaptarse a la vida dentro de una intolerable sociedad humana.

Tal como anuncia el título, estas son historias de desdicha. Self ejerce su posición de narrador cínico con absoluta potestad. Esperar que el autor muestre una pizca de empatía o comprensión hacia sus personajes es una vana empresa, que no conduce a ninguna parte. En la mejor tradición de Swift, Self sigue en la línea de Grey Area y Tough Tough Toys for Tough Tough Boys.

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