Denis Johnson, Nobody Move (Londres: Picador, 2009). 196 páginas.
Esta novela de
Denis Johnson (fallecido en 2017), cuya The Laughing Monsters reseñé en su
momento, la escribió originalmente Johnson como novela por entregas para la revista Playboy en 2008. Nobody Move [Que nadie se mueva] explora el género de la novela
negra con una parquedad verdaderamente sublime. El número de personajes
protagonistas es el mínimo requerido para una novela de este calibre: son tres.
Además, están los secundarios, a los que por supuesto Johnson hace caer como
moscas: igualito que en aquellos anuncios de Raid que veíamos en la España de
la “Transición modélica” (y que ahora me parecen tan cutres) de los 80.
Personajes secundarios de una novela negra... Todo buen autor los mata bien muertos.
Se abre el telón
y aparece Jimmy Luntz, quien con ese nombre no puede ser otra cosa que un
perdedor. Además, lleva puesto un esmoquin blanco, el color ideal para que
chille la sangre. En el bolsillo de la camisa lleva la hoja de las carreras del
hipódromo de Santa Anita. Jimmy ha estado participando con el coro al que
pertenece en un concurso. Han quedado decimoséptimos de entre veinte. Podría
ser peor.
Y, de hecho, lo
es. Porque al salir del centro de convenciones le está esperando Ernest Gambol.
Este viene a cobrar las deudas que Luntz tiene con un tal Juárez. Vente
conmigo, Jimmy, le dice. En vez de pedirle que espere a que se cambie de ropa,
Jimmy se sube al Cadillac con Gambol. Tras un par de horas en el coche, Luntz
decide que no va a dejar que le maten, así que se adelanta y le dispara a Gambol.
Pero no lo mata. Craso error. Ahora le tocará huir.
En su huida
conoce a una mujer que también huye, y curiosamente, se llama Anita. La joven
ha sido acusada (y condenada) de un desfalco de 2,3 millones de dólares, que ha cometido su
marido. Diríase que ninguno de los dos tiene mucho que perder, siempre y
cuando la una consiga deshacerse del ex y del juez con el que éste se ha
conchabado, y el otro consiga despistar a Gambol y Juárez.
En un paso subterráneo como este ocurren cosas... Bienvenidos a Alhambra, California. Fotografía de Ken Lund, de Reno, Nevada. |
En apenas 190
páginas Johnson cuenta una enorme historia, y lo hace con muchísimo humor (muy,
muy negro), diálogos vibrantes, repletos de ironía, y escuetos esbozos de
lugares, ambientes y acciones. Trepidante es sin duda la palabra.
¿De dónde ha
salido Jimmy Luntz? No se sabe, pero una anécdota de su niñez lo retrata
perfectamente: cuando alguien le ofrece unos dólares por limpiar un remolque, Jimmy
lo hace a conciencia, empleando hasta cinco días para terminar la faena. Cuando
llega el momento de recibir su pago, le ofrecen dos opciones: el dinero en
efectivo o un boleto de lotería. Jimmy elige lo segundo. Y no hace falta que te
diga lo que pasa, ¿verdad?
¿Podrán darles el
esquinazo a los pistoleros? ¿Es Anita el amor definitivo para Luntz? ¿Quién saldrá
vivo de todo este enredo? ¿Quién sale ganando? Pues el lector, claro está: quien
disfrute del género, gozará con Nobody Move.
Muy recomendable.