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9 feb 2019

Reseña: We're Doomed. Now What?, de Roy Scranton

Roy Scranton, We're Doomed, Now What? (Nueva York: Soho, 2018). 348 páginas.
El pasado mes aquí en Canberra ha sido el enero más caluroso desde 1939, año en que comenzaron a tomarse mediciones. Para los que niegan que el cambio climático es un hecho (conozco a personas así: incluso algún miembro de mi familia niega la realidad), ampararse en lugares comunes como “es verano, es normal que haga calor” resulta una respuesta fácil y simplona. Cuando año tras año la temperatura media gana unas décimas, negar el calentamiento global viene a ser algo similar a decir que la Tierra es plana.

Imagen de SkepticalScience, modificada por Gregor Hagedorn. 
Atrapados como estamos en un sistema económico que impulsa el consumismo como estímulo de la creación de empleo, a uno le queda claro que la humanidad se ha subido a un tren al que aparentemente no se le puede activar ningún sistema de frenado, y que acelera su marcha en dirección a un precipicio. Pasado un cierto punto (por ahora indefinido), nadie sabe ya qué habrá. Como decía mi yo ‘sabio’ hace décadas: “El futuro es incierto”. Sí, muy incierto; pero sin duda será negativo. Y caliente.

Esta colección de ensayos, escritos por Scranton entre 2010 y 2018, cuenta con dos principales ejes temáticos: uno es la guerra, especialmente la de Iraq, y el otro es la catástrofe a la que el cambio climático nos aboca. Scranton se incorporó al ejército estadounidense poco después de los sucesos de septiembre de 2001 y la subsiguiente declaración de guerra contra el país donde una vez estuvo la cuna de la civilización: Mesopotamia.

Soldados norteamericanos en el río Tigris. “No importa cuál era nuestra intención, Lo que importa fue lo que hicimos.” (p. 202). Fotografía de Spc Gul A. Alisan. 
El título dice bien a las claras la postura que tiene el autor: el planeta parece abocado a cambios ecosistémicos irreparables, con cada vez más frecuentes eventos catastróficos de naturaleza meteorológica que darán lugar a oleadas de ingentes desplazamientos humanos. ¿No es acaso el repugnante muro que exige construir el narcisista Trump una línea de contención para las próximas tres o cuatro décadas? El Muro no lo quieren construir para detener a 25.000-30.000 centroamericanos que en 2019 buscan una vida mejor; el Muro lo quiere erigir la derecha más conservadora y racista de los EE.UU. para lo que ocurrirá en quince o veinte años. Al menos, ésa es mi teoría.

Scranton divide el libro en cuatro partes claramente definidas. La primera lleva por título ‘Climate & Change’. Comprende seis artículos en torno al tema del cambio climático y sus consecuencias ya evidentes y palpables, por ejemplo en el norte de Canadá. El tono predominante en todo el libro es pesimista (o descarnadamente realista, si se prefiere). Una muestra: “Vivimos hoy en un mundo en el cual la humanidad se ha llevado un golpe bajo, quizás más bajo que nunca. Agentes involuntarios de nuestro propio deceso, incapaces de controlar las inmensas tecnologías que tan arrogantemente creíamos nuestras, incapaces de ejercer la voluntad colectiva racional necesaria para salvar nuestra civilización de la destrucción, nos hallamos reducidos a algo menos que humanos, sin ni siquiera el torpe instinto de supervivencia que vemos en las plantas.” (p. 24, mi traducción)

Según Scranton, la humanidad en su conjunto ha sobrepasado el límite después del cual no habrá enmienda posible; el dato más revelador es la sobrepoblación del planeta: “No existe un mecanismo para unir a la especie humana en su totalidad y hacer que se mueva en una única dirección. Somos más de siete mil millones, y nos dividimos en más de doscientas naciones, miles de estados, territorios, condados, regiones subnacionales y municipios más pequeños, y una inimaginable multitud de corporaciones, organizaciones comunitarias, vecindarios, sectas religiosas, identidades étnicas, clanes, tribus, clubes y familias, cada uno de los cuales se enfrenta a sus propios conflictos internos, a la desunión, a la discordia, hasta el alma humana individual en conflicto consigo misma, desgarrada entre el miedo y el deseo, entre el difícil sacrificio y la fácil crueldad, todos nosotros improvisando día tras día, un momento tras otro, tomando decisiones basadas en nuestras mejores presunciones, corazonadas, quimeras reconfortantes y demasiados pocos datos.” (p. 48-9, mi traducción)

Las dos secciones centrales del libro tratan de la guerra de Iraq y de la justificación que suele hacerse en los Estados Unidos de las políticas gubernamentales de intervención militar exterior, a veces con pretextos nimios o tergiversados, cuando no falseados, y con consecuencias devastadoras para las poblaciones civiles donde dichas intervenciones tienen lugar. Para el lector puede resultar paradójico que Scranton haya alterado sus puntos de vista tan diametralmente, desde alistarse tras el 11 de setiembre hasta denunciar tan crudamente el sistema económico y político que alienta la guerra y acelera el desastre ecológico global. Concedámosle al menos el mérito de haberlo hecho.

De especial interés resultan los vínculos (para nada tenues) que Scranton establece entre la guerra y los fenómenos globales que nos conducen al mayor cambio geopolítico que la humanidad va a contemplar desde el comienzo de la Historia.

La última sección, la más breve, la comprenden dos ensayos, uno de índole más bien filosófica y otro, con un carácter muy afectivo, en torno a la posición ética personal que propone Scranton, y que lleva por título ‘Raising a Daughter in a Doomed World’ [Criar a una hija en un mundo sentenciado]. Una versión abreviada de éste puede leerse en la Red, publicado por el New York Times el 16 de julio del año pasado.

We’re Doomed. Now What? apunta a algunas tesis ético-políticas que, en el actual contexto internacional, les parecerán, a algunos, peligrosas, a otros, simplemente utópicas y a otros, lógicas. Sea como sea, lo que se nos viene encima tiene muy mala pinta. Al menos eso pienso yo.

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