14 ene 2011

Una breve visita a España

Una imagen que ya es historia

Una breve visita – de apenas unas tres semanas – a España me lleva a dejar constancia escrita de unas cuantas observaciones acerca de ciertos comportamientos y actitudes de los españoles en general. La reciente entrada en vigor de la ley que prohíbe fumar en recintos cerrados como bares y restaurantes, en parques de uso infantil y a las puertas de los hospitales, entre otros sitios que lógicamente debieran escapar a los malos humos, ha dado pie a una enorme polémica, con un político conservador comparando lo que es una medida de protección de la salud pública a la persecución de los judíos durante el terror nazi en la Alemania de Hitler. Tal necedad no merece ni siquiera la consideración de un comentario. Las reacciones de índole cavernaria a lo que supone, después de todo, equiparar de forma legal la legislación española con la del resto de Europa, son en cierto modo la guindilla a lo que podríamos definir como la quintaesencia hispana del desprecio al prójimo y la usurpación del espacio público.


En su columna de El País Semanal del domingo pasado (9 de enero de 2011), la escritora Rosa Montero hablaba de una “diferencia abismal entre el prurito de limpieza doméstica y el bárbaro descuido de los espacios exteriores”, y subrayaba: “a veces hasta me asalta la inquietante sospecha que no es que no les moleste la suciedad; no es que, en su ignorancia de marmolillos, no sean capaces de verla, sino que en realidad lo hacen aposta y con inquina; que agreden y ensucian y maltratan el espacio público porque lo que es de los demás es zona hostil. Porque sólo nos cabe la horda en la cabeza, nuestro grupo, nuestra pandilla, nuestra tribu, y todo lo que no sea eso es el enemigo. Es decir, el Estado, el bien común, la colectividad, la sociedad civil: todos son adversarios a los que hay que combatir y llenar de basuras para que se jeringuen”.
 
The Valencian image branding? Caca de gos! 


La foto que aparece arriba fue tomada en una calle de Valencia durante las recientes fiestas de Navidad. Es una imagen que lamentablemente se repetía una y otra vez en las calles de la ciudad del Turia, día tras día, calles por las que no transitan los turistas, naturalmente. Es una imagen ciertamente asquerosa y repulsiva, y que, en mi opinión, refleja mucho mejor ese maltrato del espacio público que caracteriza el comportamiento de muchos españoles al que se refería Rosa Montero, preocupada por el abandono de basuras en las calles. Y resultó un tanto curioso constatar que en otras grandes ciudades del territorio del estado español ese tipo de abuso y maltrato del espacio público apenas se produce; mientras sí sucedía en algunas calles de la capital del estado, Madrid, en otras, en concreto en Barcelona, no era necesario ir mirando al suelo de seguido para no ensuciarse los zapatos.

 
Otro comportamiento muy habitual en España entraña el ejercicio de un poder despótico por el simple hecho de llevar un uniforme, o quizás por el mero placer de fastidiar al prójimo. El turista puede acercarse a un guardia de seguridad, por ejemplo, a preguntar por la ubicación de una puerta de acceso; el guardia sabe perfectamente donde queda dicha puerta, pero en el 99% de las ocasiones le dirá al turista en un tono entre soez y chulesco que no es ése su trabajo, y que se dirija a otro con su pregunta. ¿Por qué no les es posible tratar a sus congéneres con un pizca de amabilidad, olvidando por un momento que esa persona que les pide ayuda o información no tiene culpa alguna de sus problemas, sean los que sean? ¿Acaso no pueden vivir sin mezquindad? Pareciera que no.

26 nov 2010

Reseña: The Adventures of Vela, de Albert Wendt



Albert Wendt. The Adventures of Vela. Honolulu: University of Hawai’i Press, 2009 . 276 p.

Ya no se escriben muchos libros como éste. Y ya casi nadie lee libros como el que nos ha regalado Wendt para nuestro deleite. The Adventures of Vela es una novela en verso libre del poeta, novelista y artista samoano, habitualmente residente en Nueva Zelanda, Albert Wendt. En The Adventures of Vela las vicisitudes diarias de nuestra existencia en esta sociedad moderna y altamente dependiente de la tecnología se mezclan con las crónicas de Vela, una suerte de trovador del océano Pacífico, quien va recorriendo los siglos de la historia, desde el tiempo mitológico de la creación del mundo según las antiguas creencias polinesias hasta nuestros mismos días, a bordo de un vuelo nocturno que parte desde Shanghái rumbo a Sydney, una parte del libro algo desligada del tema general..

Wendt ha consumido muchos años en completar esta gran obra. En la obra vamos cruzando los siglos en la compañía del poeta narrador, que nos dispone a Vela, compositor de canciones, en su viaje por el tiempo, desde la mitología de Nafanua, la diosa samoana que conquistó la paz para su pueblo, pasando por una extraordinaria sociedad que comparte el pensamiento, los Nei, a los cuales Vela subvierte hasta llevarlos al borde del aniquilamiento, y Olfact, la sociedad de la ‘smellocracy’, en la cual todo contacto humano está basado en el olor.

Uno de los aspectos más llamativos de The Adventures of Vela es su musicalidad, su innegable oralidad. Sus versos nos transportan a un tiempo lejano, prehistórico, en el que todas las historias, las leyendas contadas por los ancianos alrededor de un fuego mientras se esperaba a la hora de la cena, se transmitían de manera oral. La voz del poeta narrador nos acerca a esos dioses, los atua, con defectos humanos, y lo hace sin tapujos: Vela, Nafanua y los diversos personajes que se cruzan en la vida de Vela se nos presentan mediante un alto grado de carnalidad y sexualidad, y en la obra resuenan ecos de obras clásicas como Cuentos de Canterbury, Decamerón o La Celestina. El resultado es una obra literaria vibrante, compleja y sorprendente.

Una vez inmerso en la lectura de The Adventures of Vela, el lector queda atrapado por la voz del narrador. He aquí un fragmento del capítulo cuarto, ‘The Contest’:

The Contest

‘We are the remembered cord

that stretches across the abyss

of all that we’ve forgotten

We don’t inherit the past

but a creation of our remembering’

sang Vela



(1)

The contest remains a divining bowl of seawater

in my decaying skull (in it I read again the

tides of my life):



Alopese of Manu’a half-atua half-tagata born

of the Rock where the La rises and Tagaloa

hatched his human reflection

Alopese the Tuimanu’a ‘s Lord of War who read

the signs and harnessed the atua’s ferocity

in the Conch’s whispering

Diviner of the Word who fattened on the mana

of defeated heroes the tanifa’s bitter blood

and the ambidextrous songs of the dolphin

Reader of the future who could lift out

of body as the blue-beaked ti’otala

that cheekiest of birds

It was he who ate the night away as he flew

and at the bright rooster’s call we woke

he was the unblinking eye of our malae

Eyes as rapacious as midnight

tight wrap of muscle and austere sinew

around his talking staff

Long hair bleached skullwhite

with limestone ancient tattooed skin like

shark’s hide bristling

Leaning on his staff rooted to the earth

he rose (even the La shivered) to clog

my moa with fear (and awe)

‘I’ve come to meet the one who is man

and woman gifted who they say can sing all

the seasons through into the future!’ he called





El certamen

‘Somos el cordón de memoria

que se extiende por el abismo

de todo lo que hemos olvidado.

No heredamos el pasado

sino una creación de nuestros recuerdos’

cantó Vela



(1)

En mi cráneo en descomposición el certamen

sigue siendo un cuenco de zahorí

de agua de mar (en él leo otra vez

las mareas de mi vida):



Alopese de Manu’ai semi-atuaii semi-tagataiii nacido

de la Roca donde se alza Laiv y donde Tagaloav

incubó su reflejo humano.

Alopese el Señor de la Guerra de Tuimanu’avi que leyó

los signos y domó la ferocidad del atua

en los susurros de la Caracola.

Zahorí de la Palabra que se cebaba con el manavii

de héroes derrotados la amarga sangre del tanifaviii

y las canciones ambidextras del delfín.

Lector del futuro que podía alzarse fuera

del cuerpo como el ti’otalaix de azulado pico

el más desvergonzado de los pájaros.

Fue él quien se comió la noche mientras volaba

y con la esplendente llamada del gallo despertamos,

suya era la imperturbable mirada en nuestro malaex.

Ojos tan voraces como la medianoche,

ceñido envoltorio de músculo y tendón austero

alrededor de su cayado parlante.

Largos pálidos cabellos blancos como calavera

de piedra caliza vetusta piel tatuada

como pellejo de tiburón, erizándose.

Apoyado en su cayado enraizado en la tierra,

se alzó (y hasta el La tembló) hasta atorar

mi moaxi de miedo (y asombro).

‘He venido a conocer al que está dotado de hombre

y mujer de quien dicen que con su canto puede atravesar

todas las estaciones hasta el futuro!’ dijo en voz alta.

Notas a la traducción:

i Manu’a, un remoto grupo de islas del archipiélago samoano, consta de tres islas principales, Ta’u, Ofu y Olosega. Forman parte de la actual Samoa americana.

ii atua, dios.

iii tagata, hombre.

iv La, el sol.

v Tagaloa, también llamado Tagaloa-lagi o Tagaloa de los cielos) es visto generalmente como el ser supremo, el creador del universo, señor de todos los dioses y progenitor de los demás dioses y los humanos.

vi Tuimanu’a, también Tui Manuʻa, considerado el título de jefe más antiguo en la cultura samoana y polinesia.

vii mana, poder supernatural.

viii tanifa, tipo de tiburón devorador de hombre.

ix pájaro autóctono del Pacífico, emparentado con el martín pescador.

x malae, lugar sagrado, semejante a la plaza del pueblo (salvando las distancias, claro).

xi moa, el pecho, y por extensión, el corazón, el alma. Sa-Moa, el pueblo del Moa.



Pero se trata de un libro complejo, en el cual los simbolismos pueden escapar a nuestra atención con facilidad, y por tanto la relectura paga dividendos. La historia de Samoa dentro del proceso colonial y la progresiva eliminación de su cultura y religión a manos de los misioneros cristianos, que llegaron con ‘palos de fuego y un libro’. De ese modo, Nei, ese lugar de paz y abundancia al que arriba Vela, viene a ser una metáfora del impacto que el colonialismo (Vela) tuvo sobre los colonizados, y de cómo la imposición de un sistema de creencias y valores morales sobre otra civilización terminará siempre por producir su destrucción.

El capítulo final, ‘The final revelations’, constituye la narración de la invasión de Samoa por parte de los colonizadores europeos, y Wendt nos presenta los eventos como si estuviera narrando la filmación de una película. El efecto es en ocasiones un tanto extraño, mas Wendt demuestra tener cierta maestría narrativa: la tensión de los sucesos va en aumento y culmina con la traición a la diosa y reina de Samoa, Nafanua.

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