Este intercambio
de cartas entre dos pesos pesados de la literatura en lengua inglesa cumple
ahora casi una década. Digo dos pesos pesados, e inmediatamente me arrepiento. Confieso
no obstante que no conozco bien la obra de Auster (sí vi en su momento dos de
sus películas neoyorquinas, Smoke y Blue in the Face), y que
tampoco puedo considerarme experto conocedor de la de Coetzee, al que debería leer
más a menudo. Es algo incuestionable que se trata de dos escritores de muy diferente
nivel: algo que también se aprecia claramente en este volumen. No en vano uno
de ellos ha ganado el Booker en dos ocasiones, además de recibir el Nobel de Literatura.
Pero este intercambio
de misivas es un juego impostado: la recopilación no es resultado a posteriori de
la decisión de ambos interlocutores de publicar su correspondencia (que se hace
en una mezcla de cartas y faxes, además del raro email enviado a la esposa de
Auster – que no usaba email en esa época, y supongo sigue sin hacerlo), sino algo
deliberado e ideado para la publicación. El lector debe, por lo tanto, tomar
este libro con una pizca de desconfianza: ¿Es algo completamente genuino y espontáneo
lo que está leyendo?
"You've got mail?" Auster, su esposa y Michelle Bachelet en abril de 2014. Fotografía del Gobierno de Chile. |
En sus cartas tratan de casi todo: en julio de 2008 comienzan por la amistad, y de ahí pasan a deportes, el acto (¿el vicio?) de la escritura, la irrupción del teléfono móvil en nuestras vidas, tabúes como el incesto, el irresoluble problema de Israel y Palestina, la crítica literaria y las personas que la realizan a cambio de unos ingresos, el insomnio que padece Coetzee, la vejez, autores imprescindibles como Kafka y Beckett, y mucho más. Y finalmente la recopilación concluye a finales de agosto de 2011 con una carta de Coetzee, en la que se congratula por la caída de Gadafi (ejecutado tres meses más tarde) y celebra la revolución: «Puede que sea eso de lo que verdaderamente vayan las revoluciones, quizás sea eso todo lo que deba uno esperar de ellas: una semana o dos de libertad, de regocijarse por la fuerza y la belleza que uno posee (y de que te quieran todas las chicas), antes de que los hombres viejos y canosos reafirmen su dominio y la vida vuelva a la normalidad.» (p. 244-5, mi traducción)
Visca la Revolució! John Maxwell Coetzee en Cracovia. Fotografía de Mariusz Kubik. |
En esos tres
años, Coetzee y Auster coinciden en varios puntos del globo, con motivo de
festivales literarios y de cine, conferencias varias, vacaciones, etc., cuando
volar era fácil y no era necesario pertrecharse de mascarillas ni hacerse
pruebas para poder embarcarse.
Here and Now ha envejecido rápidamente, no cabe duda. Al
principio la correspondencia abre el paso al trueque de ideas, caminos un tanto
inesperados y enfoques personales que resultan atrayentes, incluso ocurrentes.
Por ejemplo, la idea de Auster de trasladar Israel al estado de Wyoming y solucionar
de un plumazo los conflictos geopolíticos del Oriente Medio. Con el paso de los
meses, la fórmula se vuelve menos efectiva, y solamente algunas contribuciones de
Coetzee salvan (en parte) el volumen.