5 may 2021

Laurent Binet's HHhH: A Review

 

Laurent Binet, HHhH (London: Vintage, 2012). [unpaged] Translated from the French by Sam Taylor.

Reinhard Heydrich, who could have been strategically nurtured to become Hitler’s successor, was killed after an attack on his car in Prague in 1942. His nickname among the Czech people was ‘the Butcher of Prague’. It would seem obvious he had few friends among them. Was his assassination an event that entirely changed the course of WWII and therefore History? Perhaps it was.

Heydrich. (Photograph by Heinrich Hoffmann - Deutsches Bundesarchiv)

Speculating with what might have been seems pointless, does it not? Still, many believe the perpetrators of the attack should be praised for ridding the world of such a cruel, evil person. And I would tend to wholeheartedly agree. After all, he was one of the brains behind the so-called Final Solution. The fateful day in the streets of Prague is the subject of Laurent Binet’s novel, which won him a big literary prize in France, the Goncourt.

Binet, however, does not want to write a historical novel. Obviously, he does not want to write history either. He’s no historian. He thinks that the invention of facts or characters in a novel about a true event is nothing short of a crime: fabricating evidence, more or less. I bet he dislikes books such as Wolf Hall or Bring up the Bodies so much that he would refuse to read them point blank! Oh well: his loss.

Being such an astonishing story of bravery and self-sacrifice, the plot (i.e., the conspiracy to kill the monstrous Heydrich) should be narrated with tantalizing detail. Except that Binet does not have any verifiable new data he could use with absolute certainty. His struggle is with the limitations of the novel as a genre. HHhH, Binet decides, has to tell a story-within-a-story: the author’s obsession with how to approach and tell a story about true events for which verified information is scant or non-existent. Moreover, instead of numbering the pages, the publisher numbers the parts (you can hardly call them chapters, can you?).

The Mercedes (possibly this very car, but who knows? And who cares?). Photograph by FunkMonk (Michael B. H.) 

The heroes’ names were Jozef Gabčík and Jan Kubiš. They were trained in England and parachuted over Czech land. The resistance helped them prepare the assassination, which funnily enough almost failed at the last moment: Gabčík’s gun got stuck and stopped working, and therefore plan B was quickly activated. It was Kubiš who threw a hand grenade into Heydrich’s Mercedes. The infections caused by the wounds killed Heydrich about a week later. Mission accomplished?

Yes, but the Nazi retaliation was brutal, as could have been predicted. Lidice, a village near Prague, was completely destroyed. Their inhabitants were either murdered or sent to a concentration camp, where most of them eventually died. The Czech heroes hid, together with five other members of the resistance, in a Prague church. Betrayed by one of their own, they were found and attacked. They lasted many hours and drove the German soldiers and their commanders spare. None of them were captured alive.

The Lidice Memorial reminds us all of what kind of bestiality the Nazis were capable of.
The biggest objection I have in regard to this book is Binet’s obsession with his own obsessiveness. It constantly gets in the way of the story itself. That may be fanciful and fun to begin with, yes. But Binet overuses the device. His authorial presence is more than an attendance: it can become a burden! I did not think this book is as accomplished as The 7th Function of Language, but I’m looking forward to reading his new publication, Civilizations.

Hoping to read you soon again, Laurent. Photograph by G. Garitan. 

12 abr 2021

Marble Arch Walk

 

El Parque Nacional Deua se encuentra en el este de Nueva Gales del Sur, entre la costa meridional y las suaves colinas y llanos cercanos a Canberra. La caminata propuesta te lleva desde el campamento de Berlang, donde es posible acampar mediante el permiso correspondiente, hasta la cueva que fue bautizada como Marble Arch, quizás en imitación de otras cuevas del mismo nombre en Irlanda del Norte. Sea como fuere, resulta absurdo mantener un nombre colonialista para el paraje, habiendo como hay una infinidad de nombres indígenas que identifican lugares cercanos o similares.

Shoalhaven River at Berlang. Si eres medalla de oro en salto de longitud, podrías intentar pasar sin mojarte. Pero pienso que no tendrías éxito en esta época del año. 

El sendero cubre una distancia de unos 6 km, desde Berlang hasta la cueva. El regreso puede hacerse por el mismo sendero o siguiendo en parte un cortafuegos que corre casi paralelo al sendero un poco al norte. En total son unos 12 km. La guía de los Parques Nacionales asigna unas 5 horas para completarlo, pero puede hacerse perfectamente en apenas 4 horas.

El principal obstáculo que hay que tener en cuenta se encuentra justo al comienzo. A unos 150 metros del campamento de Berlang se encuentra el río Shoalhaven, que en épocas de lluvias puede llevar un respetable caudal. No hay puente alguno, y las rocas que suelen encontrarse para facilitar el vado desaparecen tras las crecidas que sobrevienen tras días de lluvias intensas. En abril de 2021 hubo que vadear el río: conviene llevar chancletas para el cruce, que naturalmente habrá que repetir al regreso.

Típico bosque de la zona.

Semanas después de días de lluvia intensa, el suelo está muy húmedo y la hierba crece con ganas.

Tras cruzar el Shoalhaven, el sendero sube entre eucaliptos y bosque bajo. No se trata de una cuesta con mucha pendiente. En el sendero podrás ver restos de la presencia de wombats y wallabies. Transcurrida una media hora de marcha el sendero te lleva a una gran sima, conocida como The Big Hole, que ya figuró en este blog hace siete años. Junto a la sima hay un mirador donde puedes descansar e hidratarte antes de proseguir la marcha hacia Marble Arch.

La sima atrae a muchos visitantes, quienes después de contemplar el vacío, se dan media vuelta y vuelven al aparcamiento. 

El sendero baja la colina y sigue entre el tipo de bosque habitual en esta zona. Abundan los eucaliptos, que en algunos casos alcanzan los treinta metros de altura. La senda se puede ver claramente, pero aun así hay postes que la marcan cada 500 metros. Tras una hora de camino aproximadamente se llega al cañón horadado por un arroyo, Reedy Creek. Es aquí donde las pendientes son más pronunciadas. El desnivel son apenas 300 metros y el sendero está bien cuidado: cuenta con escalones y zigzaguea hasta alcanzar el lecho del arroyo.

Inicio de la bajada a Reedy Creek.

El arroyo discurre algo de agua bajo, pero ésta desaparece filtrándose entre la arena y las rocas que forman la cueva. Las aguas se unen al otro lado con otro arroyo, Moodong Creek. Subir de nuevo al sendero es un ascenso exigente. Como siempre en el bush australiano, hay que hidratarse y reponer fuerzas, algo que se puede hacer en la cueva antes de regresar al coche.

En el interior de la cueva. Las guías recomiendan llevar linternas.


Helechos gigantes crecen con facilidad en la umbría del lecho del arroyo.

La senda está muy bien formada. Siempre y cuando no te apartes del camino, es difícil perderse.

La entrada a Berlang se encuentra en la carretera que une Braidwood con Cooma, a unos 40 minutos al sur de Braidwood, un tranquilo pueblo que cruza la Kings Highway y que es parada obligatoria para quienes van desde Canberra hasta las playas del este de Nueva Gales del Sur los fines de semana.

Ejemplo perfecto de resiliencia. Del árbol caído siguen saliendo brotes verdes. 

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