Este relato del
veteranísimo Windsor-Smith comienza con una escena de increíble brutalidad. Es junio
de 1949: Janet sale al jardín frontal de la casa en Providence (Ohio) en la que
vive con su marido, Tom Bailey, y el único hijo que tienen, Bobby. Se encuentra
la bicicleta de Bobby en tierra, una llanta aplastada, completamente
inservible. Del cobertizo vienen unos gruñidos. La madre se acerca y ve a su
hijo en manos de Tom, quien ha agredido violentamente al niño. El padre está
soltando alaridos en alemán. Janet agarra a Bobby en sus brazos y sale
corriendo, pero tropieza con la bici y cae a tierra.
Aterrorizada,
grita pidiendo socorro y denuncia a Tom como un monstruo. ¿Qué ha sucedido para
que el padre haya golpeado a Bobby con tanta violencia? ¿En qué estado ha
quedado el niño? ¿Cómo va a terminar este terrible episodio?
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Muchos años después, dos desconocidos cuyos padres compartieron vivencias horrorosas vuelven a cruzar sus caminos. ¿Qué podría salir mal? Pues... todo. |
Quince años más
tarde, Bobby acude a una oficina de reclutamiento del ejército de los Estados
Unidos. Le falta un ojo, dice que no tiene familia, que no tiene estudios, que
carece de documentación. El oficial que le atiende hace una llamada y sella su
destino: Bobby pasará a ser el candidato de un proyecto experimental
absolutamente secreto: Prometheus. |
¿Prometeo encadenado? No por mucho tiempo. |
Un par de meses
después, encontramos a Bobby encadenado en el interior de las instalaciones
militares que albergan el proyecto dirigido por un militar de origen alemán:
Friedrich. Bobby ha sido transformado en un monstruo. Su cuerpo se ha
cuadruplicado en volumen; es un ser deforme que emite un hedor insoportable a
causa de las sustancias químicas que le han inyectado y en las que lo han
tenido a remojo. No era ése el objetivo que se habían marcado los ‘cerebros’
científicos de Prometheus. ¿O sí? ¿Cómo ha podido terminar siendo la víctima
otra vez?
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El monstruo fue un niño y recibió castigos con frecuencia. |
Esa es la trama
de Monsters. Windsor-Smith confecciona un relato con distintos saltos
cronológicos. En cada uno de ellos, la enrevesada historia de la terrible vida
de Bobby va agregando un nuevo capítulo. Comenzando con el retorno del padre
tras la guerra: Tom Bailey era el intérprete de una unidad estadounidense que,
tras la derrota de los nazis, descubre un laboratorio médico secreto en el que
científicos al servicio del régimen de Hitler habían estado realizando
experimentos execrables que sin duda alguna constituirían crímenes de guerra.
Bailey, testigo del horror, sufre un profundo trastorno y, como consecuencia de
ello, tarda cuatro años en regresar a casa.
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Bobby y Jack, el oficial de policía amigo de Janet. |
Ya en su casa de
Providence, el alcohol, el insomnio y la paranoia no solamente destrozan su
vida sino de las de Janet y Bobby. La situación se vuelve insostenible y el día
de Acción de Gracias todo explota en la casa de los Bailey, con efectos funestos.
Solo Bobby sobrevive a la masacre.
Monsters es un relato de vidas rotas, de traumas
irreparables, coincidencias inexplicables y superpoderes psíquicos, en una
narrativa que mezcla ciencia ficción, la guerra, el secreto del estamento militar
como indicio del crimen, el horror y el mito de Frankenstein, un amor imposible
y el precio que la inocencia infantil puede pagar por culpa de los errores de
los padres. Al caer en las garras de Friedrich, Bobby Bailey, el monstruo creado
por el ejército, se convierte en víctima del experimento médico que décadas antes
había enloquecido a su padre Tom.
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En cada palabra hay un recuerdo. Tras la muerte solo nos quedan las palabras. |
Pero no es Bobby
el personaje principal. Al fin y al cabo, sus facultades físicas y mentales
quedaron muy mermadas tras el abuso sufrido a manos de su padre. La
protagonista es su madre Janet. Es ella la víctima de una realidad de la que únicamente
nos acordamos a toro pasado: el hecho innegable de que las guerras no terminan
simplemente con la firma de un armisticio. Los estragos que una guerra acarrea
son causa de la desintegración de familias y la ruptura de amistades y suelen afligir
más a los civiles que a los propios militares. |
La última cena... |
Con sus más de
360 páginas, Monsters tiene las dimensiones de una narración épica.
Producido en tamaño A4, Windsor-Smith ha creado un verdadero librazo, una gran
obra repleta de guiños sutiles, detallista tanto en el dibujo como en el
diálogo, y que incorpora insospechados retazos técnicos de géneros dispares y atípicos
en la novela gráfica como son entradas de un diario personal o fragmentos de
cartas, en algunos casos inacabadas. Merece la pena adentrarse en el
rompecabezas cronológico que propone el autor, pues la recompensa es sobresaliente. |
Barry Windsor-Smith. Retrato del autor, obra de Michael Netzer. |
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