El Ministerio del
Futuro al que se refiere esta novela sería una agencia internacional, fruto del
Acuerdo de París, encargada de defender a todos los seres vivos en esta década
y en las próximas. Es necesario poner el énfasis en la idea de que se trata de
todos los seres vivos, no únicamente las personas.
El primer
capítulo narra cómo uno de los protagonistas, Frank May, sobrevive a una catastrófica
ola de calor en el norte de India, con un recuento de víctimas mortales cercano
a los veinte millones de personas. Después del terrible episodio (en modo
alguno inverosímil), la creación de este brazo ejecutivo de carácter supranacional
buscaría financiar los medios y mecanismos necesarios para ralentizar el
calentamiento del planeta. La protagonista principal es Mary Murphy, directora del
Ministerio, que debe enfrentarse a quienes detentan el verdadero poder, el
económico: los líderes de los bancos de reserva de las principales fuerzas
económicas mundiales, a quienes ha de convencer de la necesidad de un viraje económico
que favorezca la eliminación de las emisiones de carbono y abandone los
combustibles fósiles.
Robinson plantea en
su narrativa conflictos, actos y problemas sociales que serían perfectamente
posibles en años venideros: actos de activismo terrorista con fines
medioambientalistas, huelgas masivas de carácter multinacional, migraciones de
millones de personas por causas climáticas, asesinatos selectivos de
multimillonarios insolidarios… entre muchos otros.
En el Ministerio se
dan cuenta rápidamente de lo difícil, si no imposible, de su misión. ¿Sería
necesario que el Ministerio contara con un brazo armado clandestino que
practique una guerra sucia contra los bastiones del neoliberalismo? ¿Es ética
una lucha soterrada contra quienes anteponen su codicia al bienestar de la
población mundial (o incluso a la supervivencia de la vida humana en la
Tierra)?
Robinson crea una
narración de ciencia ficción muy plausible. En cierto modo rebosa optimismo,
siempre sobre la base de los conocimientos científicos, geopolíticos y económicos
que posee. Todas las hipótesis que formula la novela conducirían a una solución
creíble de regeneración. Es como si Robinson antepusiera su fe en la resiliencia
humana a la patente realidad de una crisis cada vez más extendida, más profunda
e irreversible.
Con el objeto de
hacer más creíble la trasformación de Mary en alguien más pragmática que guiada
por el bien ante los dilemas éticos, Robinson une a Frank May y Mary Murphy en
Zúrich: Frank sigue a Mary una noche y la retiene en su casa hasta que
reconozca que el enfoque burocrático adoptado por el Ministerio del Futuro, que
se adhiere a la legalidad, nunca va a ser suficiente y que otro tipo de medidas
son necesarias para salvarnos.
Capítulo 2º
Soy un dios y no soy un dios. En cualquier caso, vosotros sois mis criaturas. Os mantengo con vida. En mi interior poseo un calor insoportable; y sin embargo, mi exterior es incluso más caluroso. Arderéis si os toco, aunque dé vueltas por el cielo. Cada vez que exhalo mis lentas bocanadas, os congeláis y luego os quemáis, os congeláis y luego os quemáis. Algún día os devoraré. Por ahora, os doy de comer. Cuidado con mi mirada. Nunca jamás me miréis a los ojos. (Mi traducción) |
El formato es asimismo novedoso: The Ministry for the Future mezcla las historias de Mary y Frank con informes de científicos, voces que nos hablan en nombre de elementos químicos o de estrellas, de animales o conceptos abstractos. Es ciencia ficción con propósitos esperanzadores: Robinson quiere pensar que un post-capitalista será no solamente posible sino también beneficioso para el mundo en que vivimos. Es harto difícil creer en ello, dadas las circunstancias en las que estamos viviendo en los últimos años.
También disponible en castellano: El Ministerio del Futuro, publicado por Minotauro en 2021, con traducción a cargo de Simon Saito.
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