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En Broome, ver el ocaso es un ritual. Puedes hacerlo desde un barquito de vela, montando un camello, tomando unas cervezas en Entrance Point o desde uno de los varios bares y restaurantes en Cable Beach.
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Si ya de por sí las distancias en Australia hacen que muchos lugares
resulten extremadamente remotos y aislados, la situación geográfica de Broome,
en el noroeste del país, hace de esta ciudad un punto alejado de casi todo.
Broome cuenta con una población estable de unas 30 000 personas (aunque el
censo dice que son 15 000, algo que no cuadra con lo que uno ve); la ciudad más
cercana en el mismo estado con más de 30 000 habitantes es Geraldton, a unas
veinte horas en coche. Perth queda a un día entero de carretera, mientras que
llegar a Darwin, en el Territorio del Norte, toma unas veinte horas de
conducción monótona (y peligrosa por la noche, como atestiguan las numerosas
vacas muertas al lado de la carretera tras haber colisionado con vehículos como
los road trains, esos camiones articulados que fácilmente superan los
100 metros de longitud).De manera que el mejor modo de viajar a Broome es en avión: unas cinco
horas desde Melbourne, que tiene vuelo directo. Desde Perth es un paseíto de 2
horas y media. Así que paciencia, un buen libro y a dejar pasar las horas.
Llegar a Broome a última hora de la tarde es un regalo absoluto para la
vista. Si no está nublado, desde el lado izquierdo del avión podrás disfrutar
de una indescriptible paleta de tonalidades naranjas, rojizas, violetas y
moradas.
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En vez de ir a Cable Beach, mucha gente local acude a Entrance Point para ver el espectáculo diario del anochecer sobre el Océano Índico.
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Una vez en Broome, te das cuenta de que el ocaso es una suerte de negocio
turístico: Cable Beach, la playa en el costado occidental del casco urbano, se
llena de gente minutos antes de la puesta del sol. La industria turística
ofrece desde cruceros de unas tres horas para contemplar cómo la estrella más
cercana al planeta desaparece por el horizonte del Océano Índico a paseos en
camellos. Un kilómetro o dos al norte de las rocas que dividen Cable Beach en
dos enormes segmentos, el lugar que solía ser la playa nudista de Broome se
llena hoy en día de vehículos todoterreno que, en una especie de extraño culto
completamente irrespetuoso con el medio ambiente, se alinean cara al mar para
ver el crepúsculo.Todo es un poco más caro en Broome. Es la tiranía de la distancia. Prácticamente
hay que traerlo todo de fuera, y los fletes son altos. Incluso los combustibles
son casi un 20% más caros que en la capital, por ejemplo.
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En Gantheaume Point se han descubierto huellas de dinosaurios en las rocas que, cuando la marea es especialmente baja, quedan a la vista. |
El visitante que tenga algo de curiosidad y se fije un poco constatará los diversos
estratos socioeconómicos en esa región de Australia. Por un lado, la población
indígena en la que se aprecia una clara distinción entre quienes tienen más que
suficientes medios de subsistencia y quienes dependen de las ayudas económicas
del estado. De otro lado está la población anglosajona local, que, por lo que
no ha visto, cuenta con un alto poder adquisitivo. En medio están los numerosos
trabajadores de la hostelería y los que tenemos la fortuna de estar allí de
vacaciones; es decir, una población estacional y flotante. De entre los primeros
pude charlar con algunos jóvenes mochileros, procedentes en su mayoría de Europa
y Sudamérica, quienes por causa de las condiciones aplicables a sus visados trabajan
en esta zona tan lejana del resto de Australia. Un subgrupo aparte lo
constituyen los trabajadores de las islas del Pacífico, mayormente empleados en
la hostelería. ¿Las kelis del Pacífico?
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El mayor pub del centro de Broome es el Roey (the Roebuck Bay Hotel). Cada noche hay algo especial: Drag Bingo, Wet T-shirt o Infamous Sports Girls Night, entre otras. Detrás de la barra no hace nada de frío. |
Además del sector turístico, Broome es el puerto de salida para muchas
empresas mineras de la zona. Si a principios del siglo XX la ciudad era
conocida por su industria perlífera, de ella hoy en día solamente parecen
quedar tiendas y algunas pequeñas explotaciones en las afueras. Excepto cuando hace
una indeseable visita algún ciclón en el verano austral, el mar apenas tiene oleaje,
pues la plataforma continental se extiende muchos kilómetros desde la costa, y ello
hace de la pesca deportiva una atracción para muchos.
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Los manglares de Roebuck Bay en primer plano, la bahía al fondo en la marea baja.
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En el centro de Broome se da una curiosa conjunción de lugares y propósitos:
el edificio de los juzgados queda justo enfrente de la comisaría de policía y
de la cárcel. No muy lejos hay actualmente un solar vacío cerrado por una cerca,
en la que un viejo cartel señalaba el lugar como antiguo emplazamiento
de un inexistente sober-up centre, instalaciones donde se ayuda y se
trata a personas en grave estado de intoxicación.
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El único cine en cientos de kilómetros a la redonda. Al aire libre, por supuesto.
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Remoto y singular, Broome es un rincón de Australia perfecto
para olvidar el frío que por estos meses nos recluye a muchos en el interior de
las casas en la costa sureste. Como podrás ver en las fotos, tiene sus
peculiaridades, además de espectaculares parajes escénicos y playas solitarias. |
Beagle Bay, comunidad indígena autónoma unas dos horas al norte, en la península de Dampier, cuenta con una iglesia cuya decoración interior se basa en el nácar y las conchas de mar. El altar. |
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Una suerte de impuesto revolucionario plenamente justificado. El razonamiento es que quien quiera visitarlos, que les deje una ayuda que necesitan. |
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Los comerciantes del centro de Broome comentaban que, cuando llega una de estas miniciudades flotantes, las ventas crecen hasta un 50 %. Rumbo al norte y al crepúsculo, visto desde Entrance Point.
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Gantheaume Point durante la marea alta. |
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"Her Rules, Her Game". Footy rules in Broome. As it should be. |
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Simpsons Beach es la playa oriental, ideal para ver el amanecer. Al fondo, el puerto. |
© All photographs, T.H. Wykes (2024)