En un estimulante
artículo que le publica El País a
Fernando
Vallejo hoy, el autor colombiano escribe lo siguiente acerca de la más que inapropiada
escapada a Botsuana de Juan Carlos de Borbón: “Es el Rey que se merece España,
el país que despeña cabras desde los campanarios de sus pueblos para celebrar,
con la bendición de la Iglesia, la fiesta del santo patrón”.
No le falta razón a Vallejo, quien con mucha ironía pone el dardo en la
diana igual que el batidor monarca habrá puesto la mira de su esplendente escopeta
sobre incontables animales a lo largo de los muchos años que ha podido dedicar
a ese sangriento ‘hobby’, a costa de la asignación que pagan los ciudadanos del
estado español. Vallejo señala que en un principio la prensa se (pre)ocupó de subrayar
la fractura de cadera de ese viejo hombre que ostenta una corona, en lugar de
reprenderle y afearle lo erróneo de su conducta moral. Razón no le falta, como
decía antes.
Lo que no deja de sorprenderme es que Vallejo no le dedique al periódico mismo
un fuerte y merecido puyazo, que continúa incluyendo la brutal, bárbara y cruel
‘fiesta’(¡!) de los toros en su sección de Cultura. Me pregunto qué pensaría (o
cómo se sentiría) alguien como John Coetzee
(por poner un ejemplo) si un día viese una noticia acerca de su obra literaria haciéndole
compañía a la crónica taurina de la cotidiana atrocidad en Las Ventas o La
Maestranza. No creo que le entrasen unas ganas irreprimibles de visitar España,
ni de concederle una entrevista en exclusiva al alelado becario de turno.
In a stimulating
article by Fernando
Vallejo that the Spanish newspaper El
País publishes today, the Colombian writer says the following about the
more than inappropriate Botswana spree by Juan Carlos de Borbón: “This is the
King Spain deserves, the nation whose people throw goats off the belfries in
its villages to celebrate, with the Catholic Church’s blessing, their patron
saint’s day.”
Vallejo is quite right: he has
cast his ironical dart right onto the bull’s eye, just like the hunting monarch
must have set the sight of his shiny shotgun on innumerable animals throughout the
many years he has indulged in his bloody ‘hobby’, an expense met by the
allowance paid by the citizens of the Spanish state. Vallejo points out that
initially the media (El País) was
concerned with underscoring the hip fracture suffered by the old man who wears
a crown, instead of reproaching and criticising the erroneous nature of his
moral behaviour. Vallejo is quite right, as I said before.
What surprises me nonetheless is
that Vallejo will not serve a deservedly strong jab of rebuke on the newspaper,
which continues to include the brutal, barbaric and cruel ‘fiesta de los toros’(!)
in their Culture section. I wonder what someone like John Coetzee (to
name one example) would think (or how he would feel) if he found an article
about his literary work next to the bullfight report of the everyday atrocity
at Las Ventas o La Maestranza bullrings. Somehow, I don’t think he would be in
a hurry to visit Spain or give an interview to their dullish, daft trainee journos.