La idea de convertir
los 18 relatos del libro de Tim Winton The
Turning en un largometraje era, al menos en teoría, algo que rayaba en lo descabellado. ¿Qué tomar como hilo conductor de dieciocho relatos para elaborar una película? Es cierto que, aparte del paisaje de Australia Occidental, que desde su primera novela (An Open Swimmer, 1982) ha sido
protagonista por derecho propio en la mayor parte de la narrativa de Winton,
los relatos de The Turning abordan
varios temas comunes, e incluso algunos de ellos tienen nexos argumentales no
siempre explícitos. No era en ningún caso un libro fácilmente digerible por la
cámara.
Si a lo anterior
se añade el hecho de que el productor del proyecto, Robert Connolly, decidiera
que cada uno de los relatos lo dirigiera un realizador distinto, uno quizás podría
haber anticipado un batiburrillo de estilos y formas de leer los relatos. Que
lo es. Pero el resultado final está muy lejos de ser caótico o incoherente. De
hecho, es todo lo contrario.
Para alguien que,
como es mi caso, ha dejado (en cierto modo) de creer en el cine como medio ideal
de expresión para contar una historia – se trata de una creencia subjetiva e
incluso, podría añadir sin sonrojo alguno, ilógica o injustificada – Tim Winton’s The Turning a ratos ensalza
lo mejor del arte narrativo (entendido como aquel que se expresa a través de
las palabras) en una creación cinematográfica de múltiples miradas que conectan
– no siempre con éxito, al menos en mi opinión – los dieciocho relatos en una
propuesta de unas tres horas de duración.
Para quien no
haya leído el libro, la adaptación al cine podrá resultar fascinante: la excelente
fotografía de los paisajes costeros y del bush
de Australia Occidental puede por sí misma hechizar al espectador, mientras que
las interpretaciones de los actores son casi sin excepción sublimes. La sensación
de desesperanza que se intuye en los relatos de The Turning se transmite con inusual intensidad en las imágenes de
la película. Individuos que han huido o se han ocultado de un pasado se
enfrentan a verdades ineludibles. El hecho de que en muchos de los relatos el
protagonista masculino se llame Vic Lang no debiera confundirnos. No es
necesariamente la misma persona. Un nombre es, al fin y al cabo, simplemente
una etiqueta.
Por desgracia, Winton sigue sin publicarse en español.
No creo que ninguna editorial se desviva por publicar The Turning en español,
pese al éxito de crítica cosechado por la película en varios festivales
internacionales. El desaguisado que cometió Planeta (a través de su sello
Destino) con Dirt Music no cuenta para
nada en términos literarios. En todo caso, cuenta como afrenta al autor, quien
nunca debiera venderles los derechos de sus otros libros a quienes son capaces
de hacerle algo tan abominable a su obra.