22 dic 2022

Reseña: Seek You - A Journey Through American Loneliness, de Kristen Radtke

 
Kristen Radtke, Seek You: A Journey Through American Loneliness (Nueva York: Pantheon Books, 2021). 352 páginas.

Mitad memoria, mitad ensayo, Seek You desafía las categorizaciones fáciles y pone al lector contra las cuerdas de la soledad como el mal que más aqueja a la sociedad altamente interconectada del siglo XXI. Y fíjate que he utilizado la palabra «interconectada», no «acompañada». Porque no son, evidentemente, lo mismo.

Conectados sí, pero... ¿acompañados?
Radtke divide el libro en cuatro grandes secciones temáticas: ‘Escucha’, ‘Observa’, ‘Haz clic’ y ‘Toca’. Partiendo de la premisa de que “a menudo la soledad resulta exacerbada por la percepción de que uno está solo mientras que todos los demás está conectado. Está exagerada por la sensación de estar al margen de algo en lo que otros participan, sea una familia, una relación o incluso un chiste.” (p. 12, mi traducción)

En un extenso repaso histórico de los avances, movimientos e impulsos sociales comunicacionales del siglo pasado, Radtke une fenómenos tan dispares como la introducción de la risa enlatada en las comedias televisivas, las salas de chat que proliferaron hace un par de décadas, las redes sociales que siguen en pleno apogeo, las matanzas causadas por hombres armados o los experimentos del psicólogo Harry Harlow, cuya dudosa reputación se basa en los ensayos en torno a la separación del bebé, sus necesidades de dependencia y las consecuencias del aislamiento social. Para todo lo anterior, Harlow utilizó macacos en pruebas que implicaban una brutal tortura de los animales.

El libro funciona, principalmente porque Radtke yuxtapone los datos históricos y científicos con sus propias experiencias y observaciones. Pese a tener un formato gráfico, son las palabras las que mejor transmiten el mensaje. Las imágenes realzan e incrementan el texto. La tipografía está más cerca de la caligrafía manual que de la generada por computadora y encaja perfectamente en los fondos blancos, verduzcos pardos, anaranjados y oscuros sobre los que la autora superpone una infinidad de motivos, desde paisajes a titulares, pasando por pantallas o retazos de ambientes.

Cuartel de la National Rifle Association en Virginia. Fotografía de Bjoertvedt.
Hay algo en el libro de Radtke que está indudablemente circunscrito a la realidad estadounidense: las muertes que de forma reiterada causan las armas de fuego en el país. Dice la autora: «Se podría decir con total certeza, como hace la mayoría de todos los que conozco en Nueva York, que el problema son las armas de fuego, y las ilógicas leyes que permiten proliferación. Más allá de los grupos de presión y del dinero están quienes se afligen en grupos, acurrucados detrás de sus ordenadores y teléfonos y en vigilias y por los canales por cable más tolerables, unidos todos por la conciencia de saber que están absueltos, que les escriben a los miembros del Congreso y a sus representantes estatales para decir 'no más' y 'basta ya'. Mis amigos y a veces yo misma diremos en cambio que los otros, esos que repiten lo de «las armas no matan a la gente» o lo de «démosles armas a los profesores», esos que defienden su derecho a tener armamento contra un enemigo inevitable, son en realidad el enemigo, son el mal que ha causado tantas nueva y enorme pérdida de vidas.» (p. 165)

No es Seek You un libro que plantee soluciones o brinde recursos para superar la soledad. Todos sabemos que el contacto humano, sea directamente físico o simplemente visual, nos hace sentirnos menos solos. Es en cierto modo un tratado, un ensayo gráfico, marcado por el rigor y la benevolencia (en el sentido más etimológico de la palabra).

«Para mí, la soledad es como estar bajo el agua, como palpando un mundo mudo en el que el volumen del sonido de tu propio cuerpo es alto frente al silencio de todo lo demás. Los sencillos gestos que con tanta facilidad se hacen en tierra se vuelven dificultosos, como si estuvieras lanzándote contra una carga para la que no está hecho cuerpo alguno». (p. 104, mi traducción)

6 nov 2022

Reseña: Transcendence, de Gaia Vince

Gaia Vince, Transcendence. How Humans Evolved through Fire, Language, Beauty and Time (Gran Bretaña: Allen Books, 2019). 294 páginas.

¿Por qué reflexionar sobre nuestros orígenes como seres humanos y esa fascinante evolución por la que hemos pasado hasta ser quienes somos, ahora en 2022, frente a los innumerables quehaceres y frecuentemente estresantes desvelos que nos mantienen ocupados a diario? Una respuesta válida a esa pregunta (una pizca simplista, lo sé) sería porque quizás nos encontremos ante un etapa clave en la supervivencia de la Humanidad.

Una manera mucho más llevadera (y ciertamente menos angustiosa para muchos) es leer libros como éste. Transcendence propone una lectura persuasiva de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos.

La autora plantea una breve historia de la humanidad en torno a cuatro conceptos clave: fuego, lenguaje, belleza y tiempo. Esos cuatro aspectos de nuestro quehacer en este planeta son, a grandes rasgos, los que nos han permitido imponernos a medios francamente hostiles, a someter a otras especies y finalmente a sobrepoblar nuestro mundo. De ser un primate vulnerable e insignificante en las sabanas africanas hemos llegado a ser el animal más numeroso y temible (incluso para nosotros mismos) en el planeta.

Le Tour de France? “Las diferencias genéticas entre poblaciones están desapareciendo, no porque hayamos dejado de evolucionar genéticamente, sino por nos estamos entremezclando más. Gran parte del aislamiento tribal del pasado terminó con los devaneos sexuales entre grupos, el mestizaje, la migración y el comercio. Incluso cuando las tribus mantenían normas estrictas que prohibían el mestizaje entre grupos, la evidencia genética prueba que continuó. La domesticación del caballo y la invención del transporte rodado lo aceleraron, pero ya bien entrado el siglo XIX los europeos continuaban casándose con parientes cercanos. La bicicleta redujo esto de forma considerable al permitir el sexo entre poblaciones geográficamente distantes. La venta de cuatro millones de bicicletas antes de la Primera Guerra Mundial tuvo un impacto notable en la sociedad francesa, que incluyó el hecho de que los franceses crecieran en estatura al reducirse el número de matrimonios entre parientes consanguíneos. En Inglaterra se vio el mismo efecto.” (p. 190, mi traducción). Fotografía de Macieklew.
Así, el fuego nos facilitó unos recursos que eran impensables hasta que se logró su dominio: contribuyó a estabilizar la dieta, se convirtió en una herramienta defensiva y ayudó a potenciar el sedentarismo.

Con el lenguaje, los humanos pudieron transmitir conocimiento para guiar a las siguientes generaciones, uniendo más todavía a grupos y tribus que tendían a estar dispersos. La invención de la escritura no solo hizo posible que yo escriba hoy esto: ha facilitado la evolución cultural y el intercambio de mucho más que ideas o historias.

El concepto de belleza contribuyó sobremanera al comercio. La globalización (tan denostada por ciertas ideologías retrógradas e involucionistas) favoreció la socialización y la compartición no solamente de mercancías, gustos estéticos o mitos, sino también de valores que hoy en día tenemos por irrenunciables.

Vince pone el dedo en la llaga cuando al seleccionar el tiempo como cuarto factor clave de nuestra singular aventura en el tercer planeta de un diminuto sistema en una parte insignificante del universo. Si bien la idea del Tiempo nos ha ayudado a organizarnos (y también a estresarnos), queda en evidencia nuestra absoluta incapacidad para leer el horizonte y planear qué debiera ocurrir en nuestro entorno (sea a pequeña escala o mucho mayor) cuando ya no estemos aquí para solucionar los problemas que surjan.

“H.G. Wells publicó The Time Machine [La máquina del tiempo] en 1985, una década antes de que Einstein publicara su teoría de la relatividad especial; por primera vez, la posibilidad de que los seres humanos tuvieran control absoluto sobre el tiempo empezaba a parecer matemáticamente factible. Lo irónico es que, pese a toda nuestra experiencia con el tiempo, nos resulta no obstante tan difícil como siempre planear el futuro de la humanidad e imaginar un mundo en el que estemos muertos. Quizás se trate de un fracaso cognitivo de la biología, pero es sin duda una deficiencia cultural.” (p. 213, mi traducción) 

Escrito en un lenguaje perfectamente comprensible, con Transcendence Gaia Vince parece exhortarnos a considerar el largo camino recorrido y la responsabilidad que tenemos como dueños del planeta de no reducir ese itinerario a unas pocas décadas más. Tenemos las herramientas, las intuiciones y la voluntad para escoger nuestro destino. ¿Sabremos hacer lo necesario?

Una obra atrevida y fascinante, además de muy recomendable; este libro de Gaia Vince se publicó el año pasado como Trascendencia en la editorial El Viejo Topo. La traducción corrió a cargo de Josep Sarret Grau.

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