Will Self, Walking to Hollywood (Londres: Bloomsbury, 2010). 432 páginas.
Tres narraciones
están agrupadas en este volumen, y las tres comparten un tema de índole
psicológica. En la primera, ‘Very Little’ [Muy pequeño] se trata la monomanía
compulsiva como enfermedad mental; en la segunda, que le da título al libro, es
la psicosis, que viene acompañada de alucinaciones. La tercera parte, ‘Spurn
Head’, se centra en la demencia senil y el mal de Alzheimer. En ellas Self
vuelve a hacer mención de los dos personajes ya familiares en su ouvre: Dr. Shiva Mukti y Dr. Zack Busner.
Como es costumbre
en Self, el humor ácido se erige como nota dominante. En la primera nouvelle, Self ficcionaliza primero los
primeros años de su juventud en la compañía de un inquietante individuo que devendrá
gran artista, aunque sea de diminuta estatura.
Es Sherman Oaks, ese
amigo desde la adolescencia, quien años más tarde se convierte en ese
renombrado artista que crea monumentales, gigantescas esculturas de sí mismo o conjuntos
escultóricos compuestos de múltiples réplicas de su molde en metal. El
narrador, Self, está obsesionado con las proporciones y las magnitudes, tanto
en sentido creciente como decreciente.
En la segunda
parte del libro, Self decide ir caminando hasta Hollywood desde el aeropuerto de
Los Ángeles. Su misión es descubrir quién o quiénes son los responsables del
asesinato del cine. La psicosis comienza a elucidarse cuando comprueba que todas las personas con las
que se encuentra son en realidad actores. Las alucinaciones se suceden
(especialmente cada vez que toma una botella de Powerade) y la narración de estas
es sin duda uno de los más llevaderos componentes de este inusual y, en cierta manera,
bastante antipático libro.
Búsquese usted otro camino para llegar a su destino... Sands Lane, Barmston, Inglaterra. Fotografía de Paul Glazzard |
En ‘Spurn Head’
Self emprende otro largo paseo, esta vez por la costa este de Yorkshire, donde
los acantilados han estado desapareciendo a un ritmo vertiginoso en las últimas
décadas. El mal que le afecta es el Alzheimer. Los recuerdos se diluyen en la
nada igual que carreteras, jardines y hasta casas se hunden ante los embates
del mar del Norte.
A diferencia de la
mayoría de los libros de Self que he leído hasta ahora, Walking to Hollywood me ha resultado en su mayoría fastidioso, pese
a las enormes dosis del humor procaz marca Self que contiene. No pude sentirme conectado en ningún momento con la
narrativa, y sus caminatas se me han hecho interminables. Rebosante de charlatanería
y enrevesamiento, peca de autorreferencias hasta el hartazgo. Como elemento de
interés, cabe mencionar que el libro incluye muchísimas fotos en blanco y negro
tomadas por el mismo Self en el curso de sus andares. Pero tiene otros libros
mucho mejores, sin duda.
Withernsea, lugar condenado a desaparecer. Fotografía de Tom Corser. |
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