Amit Chaudhuri, Friend of my Youth (Londres: Faber & Faber, 2017). 164 páginas.
Si vives en una
parte del mundo distante de tu punto de origen, el regreso a tu ciudad natal
siempre te plantea interrogantes, pero además le da alas a la nostalgia y te extravía.
Te encuentras de pronto en rincones para los que no parece haber pasado el
tiempo, y otras partes de la ciudad, novísimas o reformadas, te sorprenden y
hacen tambalear tu sentido de la orientación y la memoria. Y en cierto modo,
esa transitoria presencia física acentúa tu ausencia permanente.
Chaudhuri regresa
en Friend of my Youth a su ciudad natal, Mumbai, a la que llama por su
nombre colonial, Bombay. Este es un relato sin trama: el autor, Chaudhuri, que
es también narrador, llega y se aloja en el club donde se alojó con sus padres
en los últimos días antes de dejar la ciudad hace ya años. Va a presentar su
último libro, y comprueba que la librería del Hotel Taj no lo tiene en sus
estantes. Cambia unos zapatos que le compró a su madre en su zapatería
favorita. Pasea por lugares que frecuentaba en su niñez antes de concederle una
entrevista a un joven periodista y cenar con un conocido, el dueño de una
librería.
¿Habríamos de eliminar también celebraciones del colonialismo como esta? Sería una destrucción absurda. Por favor, ¡esperen a que pueda visitar Mumbai! Gateway of India. Fotografía de Nahushraj. |
Dicho así, uno
puede crearse la idea de que lo anterior no puede ser en ningún caso ni el tema
ni el argumento del libro. Y así es: no lo es. La visita a Bombay le sirve al
narrador para rememorar a su amigo Ramu, quien esta vez está ausente de la
ciudad, internado en una clínica de desintoxicación de opiáceos. Mientras el narrador
negocia calles, plazas, edificios y carreras con taxistas que intentan detectar
si pueden engañar al “extranjero”, su conciencia se ve asaltada por los
recuerdos de su larguísima amistad con Ramu. El pasado se le hace presente
gracias a la evocación de la amistad ante su ausencia.
Majestuoso. Hotel Taj en el centro de Mumbai. Fotografía de QuartierLatin1968. |
Sin embargo, la
impresión que me queda de la lectura de Friend of my Youth es que es la
ciudad de Bombay/Mumbai la amistad que el autor añora más, en tanto que
personifica la niñez y juventud del escritor. Hay además una recurrente
remembranza del episodio más sangriento y trascendente en la historia reciente
de la ciudad: el ataque terrorista contra el Hotel Taj en 2008:
“El silencio se
ha restablecido tras su salida [de un grupo de visitantes al hotel]. Es aquí
donde están las habitaciones. Silenciosas, muy silenciosas. Sin acceso para
intrusos. Aquellos hombres se dirigieron a esta ala del edificio, por supuesto,
y el juego del gato y el ratón duró cuatro días. Gente que huía, que se
escondía, que moría, que cambiaba de ubicación a extrañas horas, guiada por empleados
del hotel.
El circuito
cerrado de TV captura instantes de lo ocurrido: los hombres armados, resueltos;
los huéspedes y empleados que transitan a las tantas de la noche. Todos
atrapados, dando vueltas en esta parte del hotel. La mala iluminación en el
video del circuito cerrado de TV se hace eco del mausoleo por el que recibió su
nombre: en el que los turistas rodean las tumbas de mármol, envueltas en la
media sombra perpetua del duelo, allí donde no se les permite hacer fotos. En
consecuencia, no hay evidencia de nuestra visita a las últimas moradas de
Mumtaz Mahal y Shah Jahan. También las imágenes del circuito cerrado, cuando
las ves, semejan ser una imposibilidad.” (p. 60-61, mi traducción)
Para tratar de entender
cómo concibe Chaudhuri el acto de la escritura quizás valga la pena citar un
extracto de una entrevista que le hicieron en
la revista Los Angeles Review of Books (LARB) hace poco más de un
año: “uno podría pensar que el trabajo del artista es el de producir una
historia o un mundo, sea cual sea el término que usted prefiera — algunas personas
piensan en términos de linealidad, de modo que prefieren la palabra ‘historia’;
otros piensan en términos de lo espacial, como es mi caso, de modo que pensamos
en términos de un mundo — sin embargo, pensamos que ese trabajo está, de alguna
manera, separado de la persona que está ocupando o reflexionando sobre el
proceso de la escritura o del mundo que esta crea, y ese es el trabajo del ensayista
o el crítico.”
Tráiler de Hotel Mumbai (2018). Como película no es mala en absoluto.
Parece evidente que la noción convencional de lo que debe ser
novela o historia, tal como se suele entender, no es algo con lo que comulgue
Chaudhuri, algo que se puede observar de la lectura de otras obras suyas, como Odysseus
Abroad o Afternoon
Raag, cuyos ámbitos narrativos se sitúan en Inglaterra. La autoficción sigue
vivita y coleando, y en el caso de Chaudhuri, es una lectura agradable.
El autor que no es el autor. O lo que eso signifique. Fotografía de Biswarup Ganguly. |
La edición de Friend
of my Youth, en todo caso, habría ganado mucho con la inclusión de un
glosario de términos habituales en el inglés de la India que no son habituales
a los lectores en lengua inglesa de otras regiones globales, y un mapa del
centro de Mumbai/Bombay también sería útil para quienes no hemos tenido la
oportunidad de conocer la ciudad.
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