14 sept 2022

Reseña: Act of Grace, de Anna Krien

 
Anna Krien, Act of Grace (Carlton: Black Inc., 2019) 318 páginas.

El concepto ‘act of grace’ se recoge en la legislación australiana como un pago efectuado a la persona que ha sufrido una pérdida. Incluso en el caso de que no exista obligación legal alguna de que el Estado haga tal pago, se reconoce la responsabilidad (¿moral?) por dicha pérdida. Por ejemplo, por la muerte de civiles en la invasión militar de Iraq, en la que Australia participó tan alegremente.

Act of Grace reúne las historias interconectadas de varios personajes cuyas vidas se entrecruzan muy brevemente de forma fortuita. Tiene un formato ambicioso, en tanto que su estructura no es estrictamente lineal ni novelística.

Por un lado tenemos a Toohey, veterano de la Guerra de Iraq, un hombre violento y brutal, traumatizado por sus experiencias bélicas, y que tiene aterrorizados tanto a su hijo Gerry como a su mujer. Tras un salto en el tiempo, vemos cómo Gerry escapa de la tóxica influencia de su padre y de la negatividad que rodea su vida en Melbourne y durante un viaje por Estados Unidos se alista en un movimiento de protesta contra un oleoducto en Dakota.

Por otro lado está Robbie, una joven indígena australiana cuyo padre, Danny, fue víctima de la llamada Generación Robada. Tras haber sido boxeador en su juventud, Danny está ahora entrando en una fase de grave deterioro por culpa de la demencia. Robbie también enfrenta sus propios problemas de identidad y se debate entre la vida en la gran ciudad y la llamada del desierto, del corazón de Australia.

“La algarabía en el estacionamiento era ensordecedora. Un grupo de sudorosos turistas japoneses descansaban a la sombra de un árbol; otros, en cambio, desfilaban en sus Segways, que runruneaban por el sendero, balanceándose sobre los estrafalarios vehículos. Delante de ella, en la base de Ulurú, había una pequeña puerta de madera. La entrada para el ascenso a la roca. Robbie vio una fila de personas que trepaban por la ladera de la magnífica piedra rojiza, una hilera de hormiguitas portadoras de resplandecientes antenas (cámaras, gafas de sol, teléfonos móviles). Robbie los miró con desagrado y luego desvió su rumbo, tomando el sendero en dirección sur.
A medida que se iba alejando del aparcamiento se permitió ir levantando la vista: la roca le resultaba imponente. Era hermosa, con sus colosales curvas anaranjadas esculpidas como piernas o brazos humanos; el interior de unos muslos tallados por miles de años de viento y lluvia. Bandas de algas negruzcas cubrían los lugares donde corrían los pequeños riachuelos en la roca, las marcas de que habían quedado tras la estación lluviosa. Tenía labios que sobresalían y había lugares arenosos para cobijarse; y los carteles que explicaban dónde se había preparado la comida y dónde se trataban los asuntos del clan, y otras cosas.” (p. 194, mi traducción)

La tercera hebra de esta intrigante madeja es la de Nasim, una mujer iraquí crecida en el seno de una familia artística y acomodada de Bagdad. Su vida parecía estar perfectamente encaminada para convertirse en una talentosa pianista, pero todo se va al traste cuando las cosas empiezan a torcérsele a Saddam. No contentos con el asesinato de sus dos padres, uno de los vástagos de Hussein la viola, la tortura y luego la deja tirada en la calle como si fuera mera basura. Nasim logra sobrevivir gracias a la misericordia de una mujer que la encuentra y la recluta para su negocio: un burdel. Pero la fortuna o el destino le pondrán en las manos la posibilidad (en realidad, ilegítima) de solicitar asilo en Australia.

En Act of Grace Krien aborda con destreza temas importantes y muy candentes en nuestra época. La guerra y los traumas que causa (tanto a quienes son damnificados civiles como a quienes, como actores en la contienda militar, sufren las terribles consecuencias de la violencia que infligen o les infligen; véase, por ejemplo, el caso de The Yellow Birds, de Kevin Powers); la búsqueda de la identidad en una sociedad multicultural no exenta de fuertes fricciones; la masculinidad tóxica y el conflicto generacional que suele darse como resultado de ella. 

Los tres personajes podrían reclamar esa indemnización a la que el título hace referencia. Pero también es el caso que los tres podrían hacerse responsables de actos que merecerían una suerte de resarcimiento hacia otras personas. Toohey respecto a su hijo Gerry; Nasim por el engaño cometido para poder ingresar a una sociedad que no la habría aceptado de saber la verdad sobre ella. Y Robbie por no saber posicionarse dentro la dualidad indígena versus no indígena, pese a ser consciente de las horrorosas circunstancias que cambiaron la vida de su padre para siempre.

Es un libro provocativo, también valiente y ambicioso. Se trata de la primera obra de ficción de Anna Krien, quien ha escrito varios libros de reportaje en torno a cuestiones muy candentes en Australia, tanto medioambientales como sociales.

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