Anteayer falleció
el poeta australiano Bruce Dawe (15 de febrero de 1930 – 1 de abril de 2020).
Quizás escogió morirse un 1 de abril (April Fools' Day) para gastarnos a todos
una broma. En todo caso, escribo estas palabras porque Dawe supuso para mí una verdadera
revelación, el descubrimiento de una voz australiana de origen muy humilde que
supo cultivar(se) y agrandar(se) en un país que rara vez aprecia a sus poetas.
Para quien no lo conozca y quiera paladear su obra, recomiendo Sometimes
Gladness.
Te dejo una muestra,
un poema suyo que traduje hace muchos años que era parte de un proyecto de antología
de poesía australiana, y que estaba guardado en alguna parte.
Homo suburbiensis
Una constante en un mundo de variables:
Un hombre solo, al atardecer, en su pequeña huerta,
y todo lo que allí se lleva
allí donde la servidumbre discurre junto a la empalizada trasera, y el aire
huele a tomateras, donde los ásperos zarcillos
de una calabaza blanden torpes sus látigos, y las hojas se desparraman
sobre el estercolero, y exuberantes se encaraman
por las estacas …
Miradlo, perdido en una verde
confusión, olisqueando el humo de la basura que arde
en otro lugar; oye apenas el quejoso estrépito de un plato
en un fregadero, que podría ser el suyo; oye un perro, un niño,
los lejanos susurros del tráfico, y a cambio ofrece
poca cosa, mas tanto como un hombre pueda ofrecer:
Tiempo y dolor, odio y amor, vejez, guerra y muerte, unas risas y la fiebre.
Donde discurre la servidumbre. Fotografía de Greg O'Beirne. |