“Observad. El cadáver
purulento de la podredumbre estadounidense empotrado en un traje que no queda
nada bien: La sordidez de un estafador, la cobardía del que se evade del
servicio militar, la glotonería de un parásito, el racismo de un miembro del Ku
Klux Klan, el sexismo de un asqueroso tipejo de callejones oscuros, la
ignorancia de un borrachito de taburete de bar, y la avaricia de un monstruoso demonio
de un fondo especulativo —todo él bañado con un espray de color naranja y exhibido
como marrano galardonado en una feria de condado. No es un presidente. Ni
siquiera es un hombre. Solamente la síntesis enferma de todo lo que este país
jura que no es, pero que siempre ha sido —arrogancia disfrazada como excepcionalismo, estupidez
que se hace pasar por sentido común, crueldad que se nos vende como dureza, codicia
exaltada como ambición, y corrupción adorada como un evangelio. Es la sombra de
los EE.UU. hecha carne, un ídolo de calabaza podrida que demuestra que, cuando
una nación se arrodilla ante el dinero, el poder y el rencor, no solamente
pierde el alma: Ha cagado una obscenidad desmesurada y la llama su líder.” Oliver
Kornetzke, 18 de agosto de 2025.
27 sept 2025
A Social Truth, not TruthSocial
2 ago 2023
Reseña: Selena Didn't Know Spanish Either, de Marisa Tirado
La dedicatoria de esta plaquette, el primer libro de Marisa Tirado, está escrita en dos lenguas: «For my parents and my primos». El título, sin embargo, hace referencia a Selena Quintanilla (1971-1995), cantante texana de origen hispano-cheroqui que triunfó en una breve carrera interrumpida por su asesinato a manos de la fundadora de su club de fans. Según parece, Selena no aprendió bien el castellano hasta que comenzó su carrera musical profesional.
El bilingüismo es uno de los temas que afloran más directamente, a simple vista, en la poesía de Tirado. Sin embargo, una lectura más ambiciosa podría revelar que no se trata de la cuestión más candente y turbadora: Tirado investiga a fondo y araña sin piedad en la herida que supone la más que frecuente pérdida (y la posterior recuperación) de la lengua y la cultura de los inmigrantes hispanos en los Estados Unidos.
Así, en ‘Gaining Traction’, Tirado nos habla de «A year spent swimming in my language/ and I find anger everywhere./ My vowels conjugate with trauma./ Adverbs find ancestral fists./ Cuando mis labios se abren/ correctamente, el fuego/ dentro de mí crece./ Or is it justo?/ verdadero?/ What would my grandfather/ have yelled towards/ his Puerto Rican sun?...» Ese impulso con cimientos bilingües al que alude el título del poema se convierte – ¿irónica o amargamente? – en «unas cursivas a las que se pasa por alto». (p. 26)
Esas reflexiones acerca de la ira o las experiencias traumáticas figuran también en otro poema, ‘Charlottesville, Parkland High, etc., etc. etc.’ en el que denuncia la peor epidemia de la sociedad estadounidense: la violencia de las armas de fuego y la que acompaña a la reacción racista y supremacista, como ese momento en el que «…un Dodge Challenger/ te golpea en medio de una multitud/ y te voltea en el aire/ en el telediario». (p. 19, mi traducción).
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Se califican ellos solos: sin palabras. Fotografía de Anthony Crider. |
Un aspecto singular de este brevísimo volumen de poesía es el hecho de que contiene tres poemas que la autora titula como autobiografía de una joven. El primero es el segundo del libro: una declaración de intenciones que comienza con estos versos que traduzco: «Yo nací. A mis orejas las bautizó/ con una aguja de coser en la cocina/ mi abuela. Las aceras blancas nos avisaban/ de que los niños bilingües hacen de los parques infantiles lugares hostiles». (p. 1) En el segundo, tras describir los sonidos de un recién nacido como acordes con su cultura sónica, Tirado observa que «Estoy en casa, pero confundo a todas las camareras con mis erres sobrecargadas. Veo a una familia salida directamente de la infancia de mi madre, tumbados en un colchón en la bandeja de una camioneta. Siento las ganas de bajarme del Uber y preguntarles quién soy». (p. 16, mi traducción)
En la tercera pieza que Tirado titula ‘Young Memoir’, el intento por recordar la lleva a reflexionar que ha descubierto que «quejarse en sí mismo es en realidad quejarse de la falta/ de cosas que buscar». (p. 24, mi traducción).
Curiosamente, en el poema que cierra el libro, ‘Alicante, Spain’, Tirado viaja
para enseñar inglés
«…en el interior de una escuela, en el interior
del país
de donde son mis antepasados, antepasados que saquearon
a mis otros antepasados mientras creaban mi
sangre.
Una incómoda reunión familiar. Un muy maligno abuelo
de las montañas cantábricas, padre de padres
que lucharon con mis matriarcas con ágil apellido. La lucha
es larga, y el día de hoy es solamente su elocuente ser.
Hay momentos que me bendicen con sus lecciones de idiomas.»
pero no hay mención alguna de la cultura bilingüe en la ciudad a la que llega, también amenazada por políticas lingüísticas de origen estatal que en última instancia aspiran a eliminar definitivamente la antiquísima lengua local.
Selena Didn’t
Know Spanish, Either es
un brillante debut. Tirado combina poemas de versos cortos con otros en los que
ocupa la longitud de la página, y también produce piezas breves en prosa. Juega
con la chanza y los sonidos del castellano incrustados en sus poemas en inglés
tejano. Es un valiente cuaderno donde reúne escritos sobre los sentimientos de
desarraigo, redescubrimiento y autodescubrimiento.
‘Cobrando
impulso’
He pasado un año nadando en mi lengua/ y me encuentro que hay ira en todas partes./ Mis vocales se conjugan con el trauma./ Los adverbios topan con puños ancestrales./ When my lips open/ correctly, the fire/ inside me grows./ Acaso es fair?/ True?/ ¿Qué habría gritado mi abuelo/ frente a/ su sol portorriqueño?/ Mientras me inclino hacia las profundidades/ del pozo de todo esto,/ una adolescente bilingüe avisa de/ mi inminente reducción,/ que me convierte, de alguien “talentosa”/ en unas cursivas a las que se pasa por alto.
3 abr 2020
Vale Bruce Dawe
Homo suburbiensis
Una constante en un mundo de variables:
Un hombre solo, al atardecer, en su pequeña huerta,
y todo lo que allí se lleva
allí donde la servidumbre discurre junto a la empalizada trasera, y el aire
huele a tomateras, donde los ásperos zarcillos
de una calabaza blanden torpes sus látigos, y las hojas se desparraman
sobre el estercolero, y exuberantes se encaraman
por las estacas …
Miradlo, perdido en una verde
confusión, olisqueando el humo de la basura que arde
en otro lugar; oye apenas el quejoso estrépito de un plato
en un fregadero, que podría ser el suyo; oye un perro, un niño,
los lejanos susurros del tráfico, y a cambio ofrece
poca cosa, mas tanto como un hombre pueda ofrecer:
Tiempo y dolor, odio y amor, vejez, guerra y muerte, unas risas y la fiebre.
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Donde discurre la servidumbre. Fotografía de Greg O'Beirne. |
29 abr 2019
Dreambabwe, un poema de Les Murray
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Fotografía de Jean-Pierre Dalbéra (Paris, France) - Hippopotame (Zoo de Berlin) |
Dreambabwe
31 jul 2017
Traducciones de poemas de Maria Takolander en Revista Prometeo
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Fotografía procedente de ABC. |
27 ago 2016
Informe de un consumidor, de Peter Porter
Informe de un consumidor
22 dic 2015
Subhash Jaireth: Canción de amor para una página con caligrafía china
fuego, te reté una vez más,
5 jul 2015
Reseña: Sentenced to Life, de Clive James
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Clive James. Fotografía de RubyGoes de Sydney. |
25 may 2015
Reseña: Blood Kin, de Ceridwen Dovey
1. Su retratista
Venía cada dos meses para posar. Siempre a primera hora del día, normalmente un viernes, cuando todavía le quedaba una pizca de vitalidad en el rostro tras el esfuerzo de la semana, pero había en su mirada el sosiego de saber que ya casi había terminado. Hacia finales de la primavera, las flores caídas de las jacarandas yacían luminosas afuera a esa hora del día, y su ayudante las recogía a manojos y las esparcía sobre el sofá donde él se sentaba, o se tumbaba, o se apoyaba, para cada uno de los retratos. Regios pétalos de color púrpura. Le hacían sentirse como un rey.
Siempre mezclaba los colores de la paleta antes de que él llegara. Conocía la tonalidad de su piel, el color de sus cabellos, el rosado en las medialunas de sus dedos. Después de su llegada, una vez se había sentado, yo ajustaba los colores levemente, según el humor de que él estuviera: si había sido una mala semana, al tono de su piel le hacía falta más amarillo; si se sentía benevolente, le añadía una pizca de azul al blanco de sus ojos. Decía que su única terapia era hacerse retratar.
Empezaba con un boceto al carboncillo de su cara. Era implacable respecto a los detalles, y reflejaba cada nueva arruga o descoloración o mancha, pero eso era lo que él quería – la primera que posó, le adulé en el lienzo, y amenazó con no volver nunca, de modo que la vez siguiente le pinté tal como era, y eso le complació. Te sorprendería ver lo que le puede ocurrir a una cara en dos meses. Algún día juntaré todos los bocetos al carboncillo que quedan y haré un librito que convierta las imágenes individuales en animación al hojear rápido las páginas. El efecto del librito será el envejecimiento del Presidente.
Los retratos al óleo solían llevarme exactamente seis horas. Decidía él la pose, y cuando ya se había acomodado su ayudante le maquillaba la cara y, los días en que el Presidente parecía estar especialmente cansado, le añadía algo de autoridad a su mirada con un delineador de ojos. Tenía una asombrosa habilidad para quedarse quieto durante horas. Al final de cada sesión, antes incluso de que se hubiese secado la pintura, su ayudante recogía el retrato para colgarlo junto a la bandera en el Parlamento, de manera que el retrato en el Parlamento fuese siempre el más actual, y los ya antiguos eran distribuidos entre los dignatarios para que los colgasen en sus hogares.
14/03/2021. Acabo de ver que estaba completamente equivocado. Blood Kin se publicó en 2009 en la editorial Mosaico, en traducción de Montserrat Gurguí Martínez de Huete y Hernán Sabaté Vargas, con el título de Lazos de sangre.
3 abr 2015
Copias - un cuento de Craig Cliff, en Hermano Cerdo
25 dic 2014
Reseña: Gabriel: A Poem, de Edward Hirsch
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