Para el recién
llegado a Vietnam, sea al aeropuerto de Saigón, el gran centro económico del
país, o al de la capital, Hanói, los primeros minutos en un taxi son de una
angustia y un pánico irremediables. Los vietnamitas parecen no tener un
reglamento de circulación, se dice el viajero recién llegado. El taxista está
loco. Todos los demás que ocupan las carreteras están locos. Piensas que en cualquier
momento el taxista va a llevarse a una moto por delante y el motorista va a aterrizar en
el parabrisas, o peor, va a atravesarlo y te va da a dar a ti.
Y uno se imagina ensangrentado por la sangre y las vísceras de un pobre motorista vietnamita, destripado e incrustado en el parabrisas del taxi que le lleva por la carretera de acceso a Hanói, o en la espaciosa avenida que une el centro de Ho Chi Minh con su aeropuerto.
Y uno se imagina ensangrentado por la sangre y las vísceras de un pobre motorista vietnamita, destripado e incrustado en el parabrisas del taxi que le lleva por la carretera de acceso a Hanói, o en la espaciosa avenida que une el centro de Ho Chi Minh con su aeropuerto.
Y sin embargo,
eso no sucede. Salvo alguna contadísima excepción, claro está.
Este video, cuya
duración no llega al minuto, está grabado desde la terraza de una cafetería en
el centro de Hanói. Las cinco calles que confluyen en esta especie de plaza no
tienen semáforos. De hecho, apenas hay semáforos en Hanói (ni tampoco abundan
en Saigón), y los pocos que hay la mayoría de los motoristas no los respetan.
Los pasos de cebra, señalizados como están, no significan nada (a un extranjero
que se paró en un paso de cebra para dejarnos pasar lo hincharon y vituperaron ¡a
claxonazos!)
Observa:
Quien no conozca
Vietnam es muy probable que no dé crédito a sus ojos. ¿Cómo es posible que no
haya ningún accidente? El cruce en cuestión tiene una altísima intensidad de
tránsito a todas horas. El minuto que puedes ver en el video es una mínima
muestra de lo que sucede prácticamente las 24 horas del día. Los peatones
también cruzan a su aire, por cierto. Una asombrosa concentración de líneas en
un mismo plano que sin embargo, no entran en colisión.
Estuve pensando
un poco sobre este fenómeno. Algo así nunca ocurriría en Europa, ni en
Australia, ni en los EE.UU. Ni siquiera en la ciudad de México, famosa por el
caos circulatorio de sus calles, el caos llega a tanto.
Mi conclusión fue
que, pese a las pocas reglas que rigen el tráfico en Vietnam (no es necesaria
licencia de conducción para ir en motocicleta), hay una que está por encima de
todas las demás: No hagas daño a los que comparten la vía contigo. Puedes
colarte, recortar ángulos, saltarte los semáforos o incluso ir en dirección contraria, pero
no les hagas daño a los demás usuarios de la calle. Esa parece ser la regla no
escrita que permite que todos (una inmensa mayoría, en todo caso) vuelvan a
casa cada noche.
¿Qué otra explicación puede haber?
¿Qué otra explicación puede haber?
For the traveller who has just arrived in Vietnam, whether
at the airport of Saigon, the country’s great financial engine, or that of the capital,
Hanoi, the first few minutes in a taxi can be of unavoidable agony and panic. Vietnamese
people do not appear to have a set of traffic rules, the traveller might tell
themselves. The taxi driver is crazy. All the other people on the road are
absolutely crazy. At any moment now, the taxi driver is going to run into a
motorbike, and the motorcyclist is going to land on our windscreen, or even
worse, the guy’s going to crash through it and hit me, the traveller thinks.
And you easily picture yourself covered in blood and with the guts of a poor Vietnamese victim of a traffic accident, gutted and inserted through the windscreen of the taxi on the road to Hanoi or the great avenue that joins downtown Ho Chi Minh with its airport.
And you easily picture yourself covered in blood and with the guts of a poor Vietnamese victim of a traffic accident, gutted and inserted through the windscreen of the taxi on the road to Hanoi or the great avenue that joins downtown Ho Chi Minh with its airport.
However, the above does not happen. There is always the odd
exception, of course.
The video that follows, hardly a minute long, was recorded
from a café at the top floor of a building in the very heart of Hanoi. The five
streets that come together in this sort of square or place do not have traffic
lights. In fact, there are not many traffic lights in Hanoi (they are not
abundant in Saigon, either), and the few there are most motorists do not obey. Pedestrian
crossings, though clearly signed, do not mean anything to them (yet a foreigner
who stopped at one to let us cross the street was taken to task and hooted down!)
You've watched the video?
If you don’t know Vietnam, you can hardly believe your
eyes. How is it possible that no accident actually takes place? The intersection has
very high traffic intensity at all times. This one-minute footage is but a
minimal sample of what happens there almost 24 hours a day. Pedestrians too cross
the road as they wish, by the way. It is an amazing encounter of lines on one
same plane, yet they never collide.
I thought about this for a while. Something like this would
never take place in Europe, in Australia or in the USA. Not even in Mexico City,
notorious for the traffic chaos that rules over its streets, reaches this kind
of bedlam.
The conclusion I came to was that, despite the few rules
that seem to regulate traffic in Vietnam (a driving licence is not required for
driving a motorcycle), there is one that overrides all others: Do not hurt
those who share the road with you. You may get out in front, cut corners, run a
red traffic light or drive against the oncoming traffic, but do not hurt others
on the streets. That seems to be the unwritten rule that allows them (most of
them in any case) to get home every night.
Any other explanation, anyone?
Any other explanation, anyone?