Huérfano de madre
al poco de nacer, Ramesh crece a la sombra de un padre violento y alcohólico que
hace todo lo posible por mantenerlo en la miseria mientras lo explota en su
puesto de venta de té. Pero Ramesh tiene la fortuna de que Claire lo acoja y le
dé una educación que ya quisieran muchísimos otros.
Ramesh, prepárale al señor un rico té, elaborado conforme a recetas milenarias...Fotografía de Satish Krishnamurthy, Bombay. |
Ya adulto, Ramesh
pone en marcha su negocio de consultoría educativa. Consiste en hacerse pasar
por los hijos de las clases pudientes de Delhi en los exámenes oficiales, que determinan
la jerarquía de acceso a universidades locales y foráneas y permiten mantener sus
privilegios a las elites indias.
El problema se produce
cuando Ramesh suplanta a Rudraskesh (Rudi para los amigos) en los exámenes y
consigue para él unos resultados que le dan el número uno de esa promoción. Esa
clase de hazaña supone que la fama es instantánea en la India. De la noche a la
mañana será una estrella mediática. A Rudi le llueven las ofertas y Ramesh
logra (haciéndoles chantaje a sus padres) convertirse en el manager de
Rudi.
A Rudi lo colocan
de presentador de un concurso televisivo bautizado como Beat the Brain. El
dinero, todos lo sabemos, le puede hacer mucho daño a un joven adolescente,
inmaduro y caprichoso. De manera que Ramesh va a tener mucho trabajo si quiere
que todo vaya bien y el chiringuito dé sus frutos.
How to Kidnap
the Rich se divide en dos
partes. La primera narra la historia personal de Ramesh, cómo conoce a la monja
Claire y, a pesar de los odios, desprecios y malas pasadas que le juegan diversos
personajes de las elites de la escuela donde Claire le enseña, se abre paso en
la vida.
La segunda cuenta
en cambio los secuestros, las huidas, las interferencias políticas y las falsedades.
Es un relato rocambolesco, caótico, alocado. Pero fluye con sobrada energía y humor.
Dos muestras: La descripción de una silla en la que sienta un personaje: “… una
silla, más blanca que un Panel occidental sobre la diversidad racial…”; y la reacción
de Ramesh ante la descripción que hacen los padres de Rudi del muchacho: “… lo habían
descrito como «un buen chico que necesita ayuda», pero acaso no reconozco yo
una mentira tan grande como aquella de «los británicos solamente están estableciendo
un enclave comercial» cuando la oigo.”
El debut de Raina
es una excelente sátira de esa India que gobierna la ultraconservadora derecha
de Modi y que en meses recientes estuvo en las noticias por las peores razones.
Quizás hubiera sido una buena idea incluir un glosario de las palabras del indostaní
y el urdu que el autor esparce en el diálogo, que sin duda forman parte del inglés
local, pero no son reconocibles por un lector no iniciado, en especial insultos
como bewaqoof, anpadh o bhosdike.
Los derechos para llevarla a la pantalla ya están vendidos, por cierto.
Delhi, la ciudad donde creció Ramesh. |
“Ni siquiera
tiene sentido describirme. Era un niño pequeño con unos grandes ojos marrones.
Ahora soy más grande y todavía tengo unos grandes ojos marrones. En aquella
época vestía vaqueros de séptima mano con agujeros en la entrepierna y caminaba
con unas chanclas de plástico alrededor de las cuales me sobresalían los dedos
de los pies. ¿Me entiendes?
Mi padre y yo vivíamos en apenas un cascarón de hormigón de una sola habitación, al final de un callejón que terminaba en otro callejón que daba a otro callejón, en ese lugar del que los guías turísticos occidentales decían que era la verdadera India, la de los montones de especias, mujeres con saris de color mango, hombres que huelen a aceite para el pelo y a incienso y que arrastran vacas detrás de ellos, bestias majestuosas y gordas; esa India en la que los turistas blancos se bajaban de sus jeeps con aire acondicionado y manifestaban que lo que veían y oían los dejaba abrumados.” (p.13, mi traducción). Fotografía de Vyacheslav Argenberg - http://www.vascoplanet.com/