6 ago 2010

Reseña: Els Convidats, de Emili Teixidor



Emili Teixidor, Els convidats (Barcelona: Columna, 2010). 255 páginas.

Teixidor cuenta una historia ambientada en un pueblecito catalán en la posguerra, en medio de un ambiente marcado por la opresión, la desconfianza y el miedo, donde el poder totalitario del régimen franquista va poco a poco saturando la vida diaria y el futuro de los jóvenes y niños que sobrevivieron a la guerra.

El eje central del argumento es la boda inminente de la hija del cacique del pueblo, próximo a Vic. Maties es un hombre que no teme ni respeta a nadie, y espera hacerse con la alcaldía del pueblo tras invitar a la boda a todas las autoridades políticas, militares y culturales. El trasfondo de la narración comprende la fuga durante una riada de un prisionero de guerra condenado a trabajos forzados, la lúgubre existencia de los huérfanos de guerra en los asilos, el tira y afloja entre la iglesia católica y la jerarquía política o la depuración de los antiguos profesores que trabajaron en el bando republicano. Todas las tramas paralelas a la principal nos describen un mundo humillado, triste y derrotado, sin esperanza de futuro.

Dentro de este mundo asfixiante sitúa Teixidor a dos interesantes personajes: el joven Narcís y la sibilina Marededeuta. Narcís es un joven literato que alberga aspiraciones de salir del pueblo, estudiar magisterio y labrarse un futuro. Pero para ello deberá comulgar con las exigencias falangistas, que encarna el poeta oficial, Ruy Santamarta:

‘Pren-t’ho com una obligació: has de ser fidel a la teva vocació, i això a vegades costa. Però la recompensa serà bona: el nou país que construïm necesita joves com tu i segur que entre tots trobarem un lloc adequat a les teves qualitats. Uns ens defensem amb les armes i altres amb les lletres…’ (p. 237).

‘See it as a duty: you have to be loyal to your vocation, and that has sometimes a price. But the reward will be good: the new country we’re building needs young people like you, and I have no doubt that between all of us we’ll find you a position that matches your skills. Some of us defend ourselves with weapons, others with the letters…’ (Mi traducción).

Si hay algo que se pueda criticar a la novela es que quizá Teixidor podría haber explorado más a fondo el personaje de la curandera, que al final queda un tanto diluido por el rápido desenlace. Se intuye que es la conducta abominable de Maties la que causa el trágico desenlace. Els convidats, en todo caso, es una novela de prosa ágil, de una estructura narrativa dinámica y amena que no defrauda al lector.

29 jul 2010

Cataluña prohíbe la corrida de toros

Hace unos años, en el transcurso de una cena de celebración del cumpleaños de un buen amigo mío, y a raíz de una conversación que versaba sobre las lenguas peninsulares y su dispar implantación y cuidado en diferentes partes del territorio del estado español, un par de sabelotodos (uno de ellos profesor en una prestigiosa universidad australiana, aunque no necesariamente prestigioso, más bien todo lo contrario) se miraron entre sí con una sonrisita de sarcástica complicidad cuando comenté — de una forma que debiera haber resultado enigmática para ellos, desconocedores de la realidad del estado español, pero la cual no consiguió otra cosa que la típica sonrisita sardónica de quien se escuda en su privilegiada poltrona de dominio administrativo para sentar cátedra — que España es Cataluña, mas la inversión del silogismo terminaba ahí: Cataluña no es España.

La ignorancia, petulancia y engreimiento del antedicho mediocre calculador de horas y dineros, aunque hábilmente escurridizo a la hora de tener que hacer cualquier trabajo que suponga un esfuerzo real, han quedado ahora, unos tres años después, patentemente demostradas. Y es que el tiempo es el único y verdadero juez, que pone a cada cual en su sitio. El Parlament de Catalunya ha aprobado la prohibición del mal llamado ‘arte’ taurino en una clara votación de los representantes elegidos por los catalanes. La decisión, que refrenda el sentimiento de la mayoría de la población catalana, se ha producido apenas dos semanas después de la polémica sentencia del Tribunal Constitucional español.

Que Cataluña quiere distanciarse en su ámbito cultural y social de la barbarie que caracteriza la lamentablemente llamada fiesta nacional debe leerse como algo muy positivo para los catalanes y para el resto de Europa. Es el reflejo de una realidad inequívoca: Cataluña (la mayoría de los catalanes) no se identifica (ni quiere que se la identifique) con las expresiones, signos y símbolos reaccionarios, casposos y atávicos de la España profunda, tenebrosa y lóbrega que se vanagloria de tener la absurda crueldad de torturar a un noble animal como divisa. ¿Matan al animal para que un público sediento de sangre pueda luego emitir un juicio ‘estético’? "¡Que le den la oreja!", dicen. Que les den educación, digo yo.

Con el tiempo es probable que haya más gestos de distanciamiento, incluso más serios e impactantes. Puede que éste sea solamente el primero de muchos. Lástima que en el País Valencià no haya ninguna intención oficial ni popular de tomar pasos para erradicar las brutales e inhumanas prácticas lúdicas que aderezan sus pueblos en las fiestas de verano.

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