19 nov 2016

Reseña: Tough, Tough Toys for Tough, Tough Boys, de Will Self

Will Self, Tough, Tough Toys for Tough, Tough Boys (Londres: Bloomsbury, 1998). 244 páginas.
Bienvenido al provocativo mundo narrativo de Will Self. Bienvenido a sus ambientaciones surrealistas, a una perspicaz desproporción que te obliga como lector a enfrentarte a los límites de lo que normalmente considerarías como aceptable o admisible. Porque el éxito de la sátira, no lo olvidemos, depende de los límites que uno mismo de imponga en el ámbito de las normas sociales. Si la sátira de Swift continúa siendo válida y efectiva, es porque los límites que traspasaba estaban basados en pautas medianamente uniformes. Nunca admitiremos la noción de comer niños para combatir la pobreza.

Este volumen de narraciones breves de Self comienza con una historia cuyo título se inspira en una nouvelle de Francis Scott Fitzgerald de 1922 (puedes acceder al texto íntegro en inglés aquí, por ejemplo) titulada ‘The Diamond as Big as the Ritz’. En el caso de Self, en lugar de un diamante lo que tenemos es ‘The Rock of Crack as Big as the Ritz’. Los protagonistas son dos hermanos de origen jamaicano en Londres; uno de ellos, Danny, encuentra una veta de cocaína pura en los cimientos de la casa en la que viven. En lugar de consumirla, Danny pone a su hermano Tembe a trabajar en el negocio de la distribución. Tembe es adicto al crack y a lo que le echen, mientras que Danny prefiere ni tocarla. La codicia y la inmundicia van de la mano. El cuento puede todavía leerse de manera gratuita en internet, tal como lo publicó The New York Times.

De las siete narraciones que integran este libro, ‘Flytopia’, la segunda, es posiblemente la más lograda. Una historia de horror pura y dura, en la que un hombre alcanza una especie de pacto con los insectos que se han adueñado de su casa, con quienes mantiene curiosísimas conversaciones. La llegada de su novia a la casa al día siguiente despierta repentinamente en él unos irrefrenables deseos de deshacerse de ella. ¿Puedes imaginarte el desenlace?

La narración que da título al libro es un relato de viajes, con un divertido guiño al psicoanálisis. Bill Bywater, psicoanalista mujeriego y alcohólico, tan enamorado de su automóvil como de la marihuana que fuma compulsivamente, inicia un viaje desde el norte de Escocia hasta Londres.

"Siguieron en silencio mientras Bill guiaba el coche por las afueras de Aviemore. Seguía siendo un lugar cutre, pese al dineral que habían invertido recientemente. La mayoría de las casas eran estilo chalet, con techos muy altos a dos aguas que prácticamente llegaban al suelo. Pero los materiales eran sintéticos: hormigón y aluminio; amianto y plexiglás. Todas las superficies parecían combadas, y los bordes arrugados. ─ Qué mierda de sitio ─, dijo Bill." (p. 135, mi traducción) Aviemore - fotografía de  Dave Fergusson.

Tras hacerse unos cuantos güisquis (siempre he querido tener la oportunidad de escribir así la palabra, de modo que aprovecho esta ocasión) recoge a un autoestopista, a quien somete a un taimado interrogatorio para arrancarle los detalles más sórdidos de su vida, una existencia más bien desdichada, con una salvedad: al autoestopista le gusta jugar con los camiones y tractores Tonka, una marca que quizás recuerdo vagamente en las tiendas de juguetes de mi niñez. El chico le sirve a Bill como blanco de su aborrecimiento por los demás en general. ¿Es un claro caso de proyección? ¿Terminará bien el viaje, que en el mejor de los casos llevaría un día entero?

Un anuncio de los juguetes Tonka de la década de los 80.

Bill Bywater reaparece en otra historia, situada en Londres, ‘Design Faults in the Volvo 760 Turbo: A Manual’. El título es engañoso, por supuesto: Bill se presenta como psicoanalista adúltero obsesionado con su Volvo 760 Turbo (sí, el mismo que había estado conduciendo desde Thurso en ‘Tough, Tough Toys for Tough, Tough Boys’). La moraleja del cuento quizás pudiera ser que no siempre ha de fiarse uno de su mecánico.

Esta colección de cuentos incluye además ‘Dave Too’, una historia absurda en torno a la identidad en un mundo que habitan únicamente personas llamadas Dave, y ‘A Story for Europe’. Este último son dos historias paralelas: por un lado, la de un banquero teutón que padece una embolia; por otro, la ansiedad de los padres de un niño inglés de dos años que solamente sabe comunicarse en alemán comercial. ‘Caring, Sharing’, en mi opinión el relato que resulta menos atractivo, nos lleva a un Manhattan en un futuro indeterminado en el que las personas se hacen acompañar por ‘emotos’, una suerte de niños gigantes que cuidan de sus necesidades afectivas.

‘The Nonce Prize’ [El premio al pedófilo] cierra el libro, y reintroduce a los hermanos Danny y Tembe del primer relato. En este, sin embargo, es Danny quien ha caído en la adicción y Tembe quien maneja el negocio. Un capo del narco jamaicano, Skank, llega a Londres para vengarse de Danny. Skank paga para que un par de criminales droguen a Danny y le preparen una trampa brutal. La policía encuentra a Danny en una nave industrial junto al cadáver de un niño asesinado y mutilado, al cual le han inyectado el semen de Danny (los sicarios se lo han sacado por medio de una jeringuilla. Danny no tiene ninguna posibilidad en el juicio, e ingresa en la cárcel, en concreto en el ala dedicada a pedófilos y violadores. Como buen narcotraficante que es, que le encasillen de esa manera le resulta repulsivo. El alcaide le sugiere que se inscriba en cursos, y Danny se apunta a uno de escritura creativa.

Llegado el día de la concesión del premio, Danny está en la lista de candidatos, pero tiene que competir con dos pedófilos. El cuento adquiere entonces un ingenioso aspecto metaliterario. Danny ha escrito un relato ficticio en torno a las actividades del narcotráfico de su hermano (¿quizás algo similar al relato que abre el libro?), mientras que el cuento ganador es el de uno de los más depravados pedófilos en la cárcel, una historia absurda sobre el profundo cariño de un hombre por el gato de su difunta esposa. ‘The Nonce Prize’ ofrece en un principio una visión descarnada del sistema penitenciario, pero Self lo transforma en una inteligente sátira en torno al mundo editorial y los premios literarios.

Tough, Tough Toys for Tough, Tough Boys sigue muy de cerca la línea que Self había creado unos años antes en Grey Area: son espacios ficcionales definidos con precisión y gusto por el detalle útil, con unas tramas que van más allá de lo absurdo. Más que un simple entretenimiento.

12 nov 2016

Reseña: The Lowland, de Jhumpa Lahiri

Jhumpa Lahiri, The Lowland (Londres: Bloomsbury, 2013). 340 páginas.

Como en el caso de The Lives of Others, de Neel Mukherjee, la trama de la última novela de Jhumpa Lahiri, The Lowland, se relaciona con la revuelta naxalita en Bengala. Una de las más importantes diferencias entre ambas radica en que, en la segunda, la historia se traslada bien pronto a la costa este de los Estados Unidos, en concreto a Rhode Island; mientras que en The LIves of Others los protagonistas nunca salen de la India. Hay otras sustanciales diferencias, por supuesto: Lahiri escribe con impresionante aplomo, sin concesiones a la galería, mientras que Mukherjee tendía a rizar el rizo del argumento y abusaba tanto de una sintaxis a ratos arcaizante como de un oscurantismo léxico francamente innecesario.

Casitas playeras en Matunuck, Rhode Island. Fotografía de Swampyank.
Dos hermanos, Subhash y Udayan, un año y pico más joven, crecen durante los años posteriores a la independencia en un barrio de Calcuta alejado del centro de la ciudad y cercano a una hondonada que las lluvias monzónicas llenan todos los veranos y en la que juegan los niños de la zona. Los dos son inteligentes y en la escuela les dan alegrías a sus padres, una pareja bastante tradicional de las clases humildes de Bengala. Pero son, como suele ser el caso entre hermanos, bastante diferentes entre sí. Mientras que Subhash es más bien ponderado y poco dado a impulsos no razonados, Udayan suele ser precipitado en sus decisiones. Ambos lograrán, no obstante, destacar en lo que estudian. Subhash decide marcharse a Rhode Island a completar su tesis doctoral en oceanografía, mientras que Udayan se queda en Calcuta, introduciéndose cada vez más en los círculos universitarios en apoyo de la guerrilla maoísta de Naxalbari.

Donde Udayan y Gauri se conocen, el lugar en donde el maoísmo sembraba sus semillas. Fotografía procedente de ndtv.com
Pasan los meses y los años, y la distancia entre los hermanos se hace mayor, el contacto se reduce a unas pocas cartas esporádicas. En una de ellas Udayan le comunica a su hermano que se ha casado con una joven, Gauri. Apenas un año después llega a Rhode Island el telegrama que le anuncia la muerte de Udayan, justo cuando Subhash ha visto terminado un idilio amoroso con una mujer que estaba separada de su marido. De inmediato regresa a Calcuta.

Lo que allí encuentra es una casa en duelo. Sus padres no reconocen a Gauri como miembro de la familia. ¿En qué circunstancias murió Udayan? ¿En qué medida tuvo Gauri relación con su muerte? Lahiri irá dando respuestas a estas preguntas poco a poco. Pero para complicar todavía más la situación, Gauri dará a luz un bebé que será de Udayan, y al que sus abuelos tratarán de separar de su madre.

Subhash no lo duda: le ofrece a Gauri la posibilidad de irse a los Estados Unidos y dejar atrás Calcuta. Se casa con ella, y adopta a la niña que nace, Bela, como hija suya. En Rhode Island podría continuar con su carrera profesional y cumplir el sueño americano. Casa, familia, trabajo, dinero. Pero Gauri no está por la labor. Querrá su independencia a toda costa (independencia que se cifra en el estudio de la filosofía europea), y el precio de esa emancipación lo pagará sobre todo Bela. Cuando regresan de una visita a Calcuta, Subhash y Bela se encuentran la casa vacía. Gauri se ha marchado a California. Desde ese momento, Subhash tendrá que criar a Bela él solo.

En la segunda parte de la novela, Lahiri concentra la atención del lector en Bela, su proceso de madurez y posterior independización. Las relaciones entre padres e hijos y el concepto de identidad de los emigrantes son los temas explorados en una narración marcada por una prosa sobria, que dibuja a personajes muy humanos en sus imperfecciones, especialmente a Gauri, cuya vida se debate entre la pérdida de Udayan, su deseo de libertad y la carga que le representa Bela.

También la muerte de Udayan supone un fuerte punto de inflexión en la vida de Subhash: a su regreso a Calcuta, el contraste entre la cultura a la que ya se ha aclimatado y las rígidas (y ciertamente crueles) tradiciones de Bengala representan un dilema de índole personal que deberá acometer con serenidad y sapiencia.

Aunque no se trate de una narración todo lo lograda que pudiera haber sido, con The Lowland Lahiri ejecuta un ambicioso ejercicio narrativo en torno a la identidad del emigrante, concentrándose en las pequeñas vicisitudes personales antes que en los grandes asuntos históricos del cambio de siglo. Los cambios constantes en los puntos de vista narrativos ayudan a sostener un intenso ritmo narrativo que solamente decae en las últimas quince o veinte páginas. Al igual que el imparable progreso y desarrollo urbano hace desaparecer la hondonada en la que jugaban de niños los dos hermanos, la trama se pierde y zozobra hasta el melodrama en los dos últimos capítulos, en mi opinión completamente innecesarios.

The Lowland la publicó en castellano Salamandra en 2014 (La hondonada) en traducción de Gemma Rovira.

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