6 jun 2018

Reseña: Ours Are the Streets, de Sunjeev Sahota

Sunjeev Sahota, Ours Are the Streets (Londres: Picador, 2011). 313 páginas.
¿Es posible meterse en la cabeza de un terrorista suicida en los días y semanas previas al momento en que se hará estallar en mil pedazos? Si así fuera, ¿qué puede uno concluir de alguien cuya sola intención sea la de asesinar a cuantas personas lo rodeen? Parodiando al corrupto censurado expresidente: ¿cuanto peor, mejor?

Meadowhall, Sheffield. El lugar escogido por Imtiaz para marcharse al paraíso (o eso le han hecho creer) en mil pedazos. Fotografía de Paul Harrop.
El protagonista de Ours Are the Streets, Imtiaz Raina, nació en Sheffield, de padres pakistaníes. Hasta ahora ha llevado una vida bastante alejada de la religión y la política. Es seguidor del Liverpool, pero en secreto se alegra de que Inglaterra pierda en las competiciones internacionales. De hecho, en las primeras páginas nos cuenta que, cuando conoció a la que es su esposa, Rebekah (inglesa de raza blanca), una noche a la salida de la discoteca del sindicato de estudiantes, le hizo una mamada: “Recuerdo que eran mis mejores vaqueros, y que me los aguantaba alrededor de los muslos porque no quería que terminasen pringosos, y con la otra mano le quitaba el pelo de la cara y se lo echaba hacia atrás y se lo sujetaba. Me gustó observar cómo me la acariciaba, y cómo iba poco a poco desapareciendo mi polla en su boca, y me encantaba esa sensación, cómo mi masa corporal quedaba como amortiguada así, dentro de ella.” (p. 8, mi traducción)

Naturalmente, a sus padres no termina de hacerles gracia que Imtiaz, hijo único, haya dejado preñada a Rebekah, pero él les planta cara y se casa con ella, que rápidamente se convierte al Islam, adopta el hábito de ponerse velo y se muda a la casa de la familia Raina.

Pero todo cambia tras la muerte de su padre, quien durante años ha sufrido en silencio las humillaciones, vejaciones e insultos de los clientes borrachos que hacen uso del taxi que conduce. Limpiar los vómitos de esos indeseables se ha convertido en un odioso hábito para Imtiaz. Desde su punto de vista, su padre es un dócil corderito que nunca se defiende de monstruos de esa calaña. El episodio en el que Rebekah, Imtiaz y sus padres se ven importunados por un grupo de jóvenes ebrias de fiesta de despedida de soltera en el restaurante donde han decidido ir a celebrar su compromiso es particularmente realista.

Imtiaz viaja con su madre a Pakistán para enterrar a su padre en su aldea en las afueras de Lahore. Aunque en un principio él no es sino un extranjero para todos, con el paso de los días Imtiaz va descubriendo que Pakistán es también su tierra, su hogar. Su inmersión entre las gentes del norte del país asiático supone para él un antes y un después: el viaje parece ponerle punto final a la soledad, al aislamiento que de algún modo siempre ha caracterizado su vida en Sheffield.

Muzaffarabad, Pakistán. Fotografía de Sammee Mushtaq. 
En compañía de otros jóvenes, Imtiaz viaja al norte, a Cachemira, tierra de continuas disputas y enfrentamientos. Tras pasar unos días en Muzaffarabad (ciudad cercana a la ahora ya famosa Abbottabad), cambian de rumbo y entran en Afganistán. Zona de guerra. En algún remoto lugar los acoge un tal Abu Bhai, una especie de caudillo militar que recluta combatientes que estén dispuestos a ser mártires (yihadistas) por la causa fundamentalista.

La novela está narrada en primera persona, y adopta el formato de diario íntimo, con el que Imtiaz les escribe a su hija y su esposa, vertiendo no solo la historia de su relación con Rebekah y el nacimiento de Noor; en él también están ahí sus sentimientos, sensaciones, ideas (en su mayoría poco desarrolladas), sus planes de autoinmolación y su paranoico desconcierto final, además del relato de su estancia en Pakistán y el viaje a la zona de guerra al oeste de Peshawar.

Lo que en ocasiones es un triste relato del desaliento característico de uno de esos millones de jóvenes desfavorecidos, marginados o que han sido privados de la oportunidad de afirmarse en la sociedad occidental queda algo desdibujado en su conjunto. En lugar de una exploración del proceso de fanatismo y radicalización ideológica, lo que Imtiaz Raina despliega en las páginas de su diario está más próximo al desahogo que un enfermo mental necesita llevar a cabo.

Sahota se esfuerza por reproducir el habla típica de Yorkshire, pero la mezcla de ese acento con la prosa autobiográfica de Imtiaz no siempre cuaja. Funciona mucho mejor la narración del trasplante del protagonista al entorno cultural de Pakistán. Con todo, Ours Are the Streets entretiene, aunque no fascine; narrada con buen ritmo, en mi opinión decepciona un tanto el desenlace.

31 may 2018

Pep Puig's La vida sense la Sara Amat: A Review

Pep Puig, La vida sense la Sara Amat (Barcelona: Proa, 2016). 295 pages.
Josep is 12 years old, and he’s been spending the long summer holidays at his grandparents’ house in a Catalan village called Ullastrell. It’s early September 1981; he and his gang of friends (la colla) are playing hide-and-seek at night time when one of them, Sara, 13, suddenly disappears. Where has she gone? What has happened? Has she been abducted? Or is she fleeing home?

Ullastrell: it's s big small world. Photo by Pere López. 
A search party is quickly organised, with no success. In the meantime, Josep has gone back to his room, where he discovers Sara, who is neither pretty nor ugly. In fact, Josep fancies Sara a fair bit, and when she asks him to keep mum about her whereabouts, he easily acquiesces.

The house is a big one, the typical two-floor building with long corridors and a shop at the front. Josep’s grandfather died a couple of years before, so his widow appreciates her grandson’s company. What follows is a tender love story and a literary game between reality and fiction. Quite incredibly, Sara gets to stay at Josep’s room for longer than a week. He gets her three meals a day, she gets to use the bathroom and even the shower every now and then; she hides beneath the big bed whenever visitors approach.

The first edition of War and Peace.
So what does she do with her time when Josep is not in the room? She reads Tolstoy’s War and Peace. We learn that Sara is thought of as ‘a little weird’ by most villagers. In fact, she’s a gifted and talented teenager, who should have been sent to a first-rate school by her parents. Nonconformist and a little rebellious, she hates the village and wants to leave and decide for herself what her life will be like.
“Of all of us, Sara was the only one who was different. The rest of us were all alike, except for her, who was different. Already as a little child. I daresay Sara’s difference essentially lay in her intelligence, not so much her rebellious instinct. I mean, if she was rebellious, it was precisely because she was far more intelligent than all of us. It must have been very hard for her to adapt to a village full of idiots, I mean; and even though I was not from the village, I count myself as one of them. And the older she got, the worst it became. She kept coming out to play with us, but it was almost against her will, as if by the force of habit of so many years doing so, but you could already see that one day she would stop coming and would leave us alone for good. At least, I did; and I particularly see it now, remembering her when she was nearing her thirteen years of age, sitting on the green wooden bench under the mulberry tree, sullenly looking towards the far end of the street, as if she were already pondering the way to flee.And it was certainly what she was doing: pondering the way to become a fugitive from the village.” (p. 15-16, my translation)
La vida sense la Sara Amat [Life without Sara Amat] is an assured and sensitive narrative on the challenges and fears any teenager encounters. Told by an adult Josep with an autobiographical technique, the story makes the young kid face the issues that appear while growing up and reaching maturity. Puig succeeds in inviting the reader to understand which are the contradictory aspects of the adult world that completely puzzle and baffle young Josep: love and sexuality, of course, but also hypocrisy, loyalty and secrecy.

Leaving aside its minor issues of plausibility, Pep Puig achieves a rare sensitivity in this novel: young Josep is a timid boy, hesitant and apprehensive about the trials life will bring him to, yet the adult narrator (how dissimilar he can be from the author is probably a tricky question) creates a deftly balanced story. Just as Josep discovers something about himself by staring at his reflection in the mirror, La vida sense la Sara Amat is an invitation for the reader to doublecheck their firmest notions about fiction and memory. Let’s play hide-and-seek once again.

La vida sense la Sara Amat was awarded the Sant Jordi Prize for fiction in 2015. The first twenty-odd pages are available for download here.

[Added on 15 Feb 2020] The novel has been made into a movie. Here's the trailer:


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