9 dic 2011

Home from Sea: la vida y la muerte de Robert Louis Stevenson en Samoa


Richard A. Bermann, Home from sea (Honolulu: Mutual Publishing, 2006 [1939]). Trad. al inglés de Elizabeth R. Hapgood. 280 páginas.


He visitado Vailima en tres ocasiones; con cada visita he descubierto cosas nuevas acerca de Robert Louis Stevenson, pero sin duda la lectura de este libro ha logrado despertar en mí un mayor respeto si cabe por el hombre al que los samoanos bautizaron como Tusitala, el cuentacuentos.



La familia Stevenson y sus empleados samoanos posan a la entrada de Vailima. Tusitala, en el centro. Casa-Museo Vailima, Apia, Samoa.

En el prólogo, el autor alemán declara que la idea de escribir este libro acerca de los dos últimos años de la vida de Stevenson en la finca que por entonces se hallaba en las afueras de Apia, se le ocurrió en la cima de Monte Vaea, donde reposan los restos de Tusitala y su mujer Fanny (Aolele para los samoanos). Stevenson murió en 1894, y la fecha que Bermann da de su ascenso a Monte Vaea es 1925. Aun así, declara que para escribir el libro logró recabar el testimonio de muchas personas que conocieron a Stevenson.

Con el trasfondo histórico de la lucha entre las potencias occidentales de la época (un enfrentamiento que apenas dos décadas más tarde degeneraría en la Primera Guerra Mundial), Bermann describe a Stevenson como el palagi al que los samoanos aprendieron a respetar y a querer. Samoa ya estaba colonizada por entonces, pero el pulso entre alemanes, británicos y norteamericanos por el control político del archipiélago polinesio llevó al enfrentamiento entre dos bandos de samoanos: los leales al rey Laupepa, el títere de las llamadas potencias protectoras, y los seguidores de Mataafa, quien propugnaba mayor grado de libertad e independencia para los samoanos.


Una de las chimeneas que Stevenson hizo construir para darle un cierto sabor escocés a Vailima. Nunca se han utilizado, y carecen de tiro. A la derecha, un brasero, también meramente decorativo.

El libro, en una esmerada traducción aunque un poquito añeja para 2011 (la traducción de Hapgood es de la década de los sesenta), alterna las escenas de la vida familiar de los Stevenson en Vailima con los momentos en que Tusitala se dedicaba a la creación literaria o al dictado de cartas. También nos lleva a Hawái, adonde Stevenson se marchó por unas semanas tras el final del conflicto interno samoano. Está salpicado de anécdotas, que bien pudieran ser ciertas, exageradas o totalmente  inventadas. Quién lo sabe. Del gran número de anécdotas que recoge Bermann, me quedo con la que relata de su estancia en Honolulu.


Diversas ediciones de obras de RLS en diferentes idiomas. Casa-Museo Vailima, Apia, Samoa.

El armario de las medicinas. No le salvaron la vida.
Tusitala, por entonces ya un hombre enfermizo, se había hecho acompañar de su mayordomo samoano, Talolo, quien se encargaba de sus cuidados cuando se encontraba mal. Stevenson era ya un personaje famoso, y en un hotel de la ciudad un turista inglés lo reconoció e insistió en invitar a Stevenson a una copa. Stevenson le presentó a Talolo como un amigo suyo. “This is my friend Talolo; he is thirsty too”. El inglés no salía de su asombro: Stevenson le estaba pidiendo que invitara también a un hombre de color; de modo que le dijo al camarero que le sirviera a Talolo por separado. Stevenson, con la cabeza fría, le dijo que si Talolo no era lo bastante bueno para compartir una copa con ellos, tampoco él lo era para aceptar la invitación del turista inglés. Y lo dejó allí con un palmo de narices.

La tumba de Tusitala en la cima de Monte Vaea
Home from Sea es sin duda una obra esencial para los estudiosos de Stevenson, y una excelente lectura para todo el que vaya a visitar Samoa y tenga interés por conocer qué hizo y cómo vivió Tusitala en su imponente casa, Vailima, en la Apia de fines del siglo XIX.

6 dic 2011

Tres sonetos del Siglo de Oro, traducidos al inglés


Retrato de Góngora en el Museo del Prado
La revista australiana Colloquy, de la Universidad de Monash (Melbourne), acaba de publicar las traducciones al inglés de tres sonetos del Siglo de Oro, traducciones que hice ya algún tiempo, pero que por una razón u otra no habían visto la luz hasta ahora.

Si alguien me preguntara por qué me dedico a hacer estas cosas, creo que quizás respondería: porque sí, o por puro gusto o amor a la literatura. Es, salvando siempre las distancias, un poco parecido al caso del alpinista, que dice que escala una montaña simplemente porque la montaña está ahí. Estoy seguro de que estos sonetos ya han sido traducidos con anterioridad al inglés. No creo que estas traducciones sean ni mejores ni peores que otras ya existentes. Son simplemente otras opciones.

Lope de Vega

En cierto modo, también busco demostrar que no es ABSOLUTAMENTE necesario ser un hablante nativo de la lengua de llegada para poder traducir de una forma más o menos competente. Creo que estos Three Spanish Golden Age Sonnets (en PDF) demuestran de forma fehaciente lo que digo: que es posible traducir sin ser hablante nativo de la lengua; eso sí, es necesario tener muy buenos conocimientos de esa lengua de llegada (y de su literatura). Y de esos, modestia aparte y por fortuna, no me faltan.

Estos tres sonetos (una forma poética harto complicada y restrictiva, tanto en castellano como en inglés) se suman a la traducción que hice unos años atrás del soneto satírico atribuido a Quevedo ("Érase un hombre a una nariz pegado...") y, según parece, dedicado a su archienemigo, Luis de Góngora, y que también publicó Colloquyaquí.

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