2 ene 2022

Grand Canyon Walk - Blue Mountains

Blackheath es uno de los muchos núcleos urbanos de la municipalidad de Blue Mountains. El comienzo del sendero del Gran Cañón del arroyo Greaves se encuentra al final de Evans Lookout Road. Fotografía de SimCity4.

Puede que no sea tan grande y espectacular como el Gran Cañón del río Colorado en los Estados Unidos, pero este recorrido circular en el corazón de las Montañas Azules al oeste de Sydney es uno de los senderos de mayor atractivo en la época de verano.

El sendero está muy bien mantenido y es lo suficientemente ancho para que pasen dos personas en sentido contrario 

El recorrido se estableció hace más de un siglo, en 1907, alejándolo en lo posible del lecho del arroyo. Aun así, después de tormentas o días de lluvias intensas es posible que en algunos tramos el agua supere las rocas y los bloques de cemento que se han colocado para cruzarlo. Es necesario ponerse buen calzado porque la humedad es máxima y las superficies son muy resbaladizas.

La búsqueda de la luz. En las laderas que descienden hasta el cañón crecen eucaliptos como estos que en pocos años llegan a superar los treinta o cuarenta metros de altura. 

El sendero tiene tiene una longitud de 6,3 km. La guía oficial asegura que se necesitan entre tres y cuatro horas para completarlo. En realidad puede hacerse en dos horas o menos. Aparte del descenso y el ascenso para regresar al punto de partida, se trata de un recorrido llano y sencillo. Hay que cruzar el arroyo en varias ocasiones. 
La madera de los árboles caídos se acumula en el arroyo hasta que una nueva crecida la mueva.
Este sendero empalma con Rodriguez Pass Walk, de unos 12 km, un recorrido muy exigente que lleva desde el Mirador de Evans hasta el lugar conocido como Govett's Leap [Salto de Govett], un poco más al norte. Rodriguez Pass escala el despeñadero de Govett, pero en la actualidad lleva cerrado más de un año a causa de los daños producidos por los incendios.
Tras días de fuertes lluvias, el agua resbala entre los riscos y se desploma desde los acantilados para alimentar el riachuelo Greaves.  
Algunos helechos llegan a medir varios metros de altura. Aunque sea un día caluroso, en el Cañón la temperatura es fresca y no vas a necesitar crema de protección solar.

28 dic 2021

Reseña: My Hundred Lovers, de Susan Johnson

Susan Johnson, My Hundred Lovers (Crows Nest: Allen & Unwin, 2012). 266 páginas.

Si tuvieras que componer una lista de las cien personas, objetos, lugares, comidas, bebidas, entretenimientos (o cualquier otra cosa que quieras incluir) que o bien has amado o te han encantado a lo largo de tu vida, ¿Qué o quiénes entrarían en esa lista? ¿Y a qué edad deberíamos comenzar a recopilar tales inventarios?

Con My Hundred Lovers, la australiana Susan Johnson produce un relato basado en cien adorables aspectos vitales. Con una voz narrativa que varía a lo largo del libro entre la primera y la tercera persona (e incluso en algunos capítulos, la segunda persona en un tono medio acusatorio). No se trata de una autobiografía, aunque haya en el libro muchos puntos que referencien a la vida de esta singular autora.

La protagonista es Deborah, quien está a punto de cumplir los (injustificadamente) temidos cincuenta. La memoria es la herramienta que Deborah emplea para realizar una evocación de sus experiencias sensuales, sexuales desde la adolescencia hasta la más reciente etapa de su vida. No es un relato cronológico: de hecho, ese es un gran acierto antes que una falta.

Al tiempo que transmite elegantemente el temor al inevitable declive físico y mental que acompaña al envejecimiento, Johnson examina no solamente los placeres sexuales de la vida de Deborah, sino también las sensaciones más mundanas de carácter sensual y físico: sabores, sonidos, vistas, o incluso el contacto de nuestro cuerpo con el viento, la lluvia, el barro. Es, en definitiva, la invitación que realiza Deborah/Johnson a celebrar la vida pese a que y/o conforme ésta va enfilándose hacia el día en que dejemos de poder disfrutarlas.

Escrita en cortos capítulos, Johnson escribe con sutileza, alternando entre la franqueza, el erotismo o el lirismo. El efecto es sorprendente, sobre todo porque el punto de vista narrativo cambia de un capítulo al siguiente y cada capítulo renueva la manera en la que Johnson cuenta la historia.

Dejando de lado los elementos menos placenteros de la historia de Deborah (los hay – los años vividos con la madre alcohólica, la ausencia constante del padre, la traición de la hermana, el truncamiento de la relación con su esposo) My Hundred Lovers es un libro que, sin llegar a entusiasmar, encanta por su naturalidad.

Te invito a leer un fragmento de los capítulos 10, 11 y 12, que Susan Johnson decidió juntar en uno solo.

El queso El chocolate ꟷ El croissant

[…]

Nunca podría casarme con algo que no tuviese una boca.

[…]

Desde muy al principio de mis días he tenido affaires con la comida que le da vida a mi cuerpo. Puede que la comida no tenga boca, pero de todos modos es algo animado, creado por la danza del agua, el calor y la luz.

He tenido affaires interminables con los quesos franceses, cremosos y pegajosos, hechos de leche fresca de vaca, que adquieren una vida plena y madura mediante la confluencia del tiempo y el aire. El rico y distintivo olor de un brie de Melun curado se me ha derramado en el interior de la nariz y la boca, haciendo que se inundase de agua y deseo.

Fotografía de Thesupermat
He amado siempre cómo el chocolate con leche se disuelve sobre la lengua, de ese brote de ensueño de una fragancia espesa y sensual que se extiende desde la lengua hasta el paladar hasta encender todos los receptores de placer que hay en el cerebro.

Fotografía de David Wilmot de Wimbledon
Y luego está el croissant. ¡Un objeto tan breve, tan perecedero! Tan lleno de vida y, sin embargo, tan efímero como la más frágil de las mariposas, muerto al final del día, su lozanía acabada a las pocas horas. Le feuilletage, capa sobre capa de hojaldre espoleada por la levadura, fogosa con la mantequilla, estirada y doblada tan cuidadosamente como si se tratase de una carta escrita a mano.

Imagen de SKopp
En el hemisferio norte los croissants tienen una temporada, igual que los espárragos o las cerezas, y la temporada del croissant es breve, desde fines de octubre a principios de noviembre. Después, las cosechas de trigo del verano se mezclan con cosechas más antiguas, y el hojaldre elaborado a partir de trigos mezclados es inferior.

La particular fragancia cálida y gratificante de un buen croissant au berre en plena temporada, preferiblemente si lo comes en una cafetería parisina en un pálido día de otoño, recién salido del horno, caliente y vivo.

[…] El afamado pátissier parisino Pierre Hermé dice que el indicio de un croissant es bueno es que deberías poder oír cómo sufre mientras lo comes. (p. 26-28, mi traducción)

Posts més visitats/Lo más visto en los últimos 30 días/Most-visited posts in last 30 days

¿Quién escribe? Who writes? Qui escriu?

Mi foto
Ngunnawal land, Australia