Mo Yan, Frog (Melbourne: Penguin, 2014). 388 páginas. Traducido al inglés del mandarín por Howard Goldblatt.
Para alguien como
yo, nacido en medio de la explosión natalicia de la década de los 1960 en la
España desarrollista del régimen del dictador fascista, en una época en la que
los periódicos reseñaban todos los años la concesión del Premio de Natalidad a
alguna familia con ocho, nueve o incluso más retoños, la política de la China
comunista de limitar las familias a un solo hijo resultaba no solo totalmente
ajena, era algo también extraordinario.
La principal
protagonista de la última novela del Premio Nobel (y la primera que he leído)
es Gugu, la tía del narrador Wan Zu/Xiaopao (cuyo apodo es Renacuajo), quien en
su juventud aprendió las artes y pericias del oficio de comadrona. Tras la
adopción de la política de limitación del número de hijos por familia (por el
bien de la patria, nos recuerda Gugu en numerosísimas ocasiones) se convierte
en la principal ejecutora de esa política en la pequeña comunidad rural del
noreste de China en la que vive. Y Gugu lleva a cabo su cometido de manera absolutamente
implacable.
Mo Yan no
escamotea los detalles brutales en algunos episodios en los que mujeres embarazadas
son perseguidas y sacadas a la fuerza de sus casas o escondites y obligadas a
someterse a abortos pese a su avanzado estado de gestación (como es el caso de
la mujer del narrador, que muere desangrada en el quirófano del hospital) y al
escarnio cruel y humillación pública.
Frog relata la vida de Renacuajo desde su infancia en los años 60 hasta los
inicios del presente siglo, siempre con la presencia de la figura dominante de
Gugu, tenaz miembro del Partido y defensora a ultranza de las políticas demográficas
del gobierno.
Mo Yan emplea además
una atractiva técnica narrativa. Frog
está dividida en cinco partes, cada una precedida por una carta que Renacuajo, que
no deja de ser un diletante literario, envía a un admirado profesor japonés. En
un principio nos hace saber que está escribiendo una obra de teatro sobre la
vida de su tía Gugu, pero la obra no aparece hasta el final de la novela. Cada
una de las cartas va acompañada del extenso relato que hace Renacuajo de las diferentes
épocas en su vida y de los eventos y sucesos que les afectaron a todos los
miembros de su familia y de su comunidad.
Las hambrunas,
las represiones políticas de la Revolución Cultural, los rápidos cambios experimentados
por China tras la apertura comercial de finales de los años 90: todo forma de
esta atractiva novela, que ha sido excelentemente traducida por Howard
Goldblatt. En efecto, es una estupenda traducción que no merece el quebranto de
algunos flagrantes errores de edición como estos dos: “There couldn’t have been
more then ten wristwatches” (p. 32), y “a man who’s wife was
pregnant with their fourth child” (p. 123). Una editorial tan prestigiosa como
Penguin debe cuidar mejor no solo su imagen sino sus productos.
Vista de Jinan, una de las ciudades de Shandong. Fotografía de Qquchn. |
Mo Yan transmite sutilmente
la enorme presión psicológica a la que el aparato político del régimen comunista
somete a los ciudadanos a través de individuos totalmente entregados a su
cometido, como es el caso de Gugu. El autor tampoco escatima en humor, creando
variadas situaciones y episodios que rozan la farsa y el esperpento. En su mira están los
oficiales corruptos y los avariciosos empresarios de la China más actual. Tras
la asombrosa transformación económica de China (¿Acaso alguien duda de que será
la primera potencia económica antes de 2050?) solamente los pobres siguen
sujetos a las reglas, pues los ricos pueden permitirse pagar las multas, un
dinero que le viene muy bien a la administración.
Goldblatt se
esfuerza por verter al inglés los juegos de palabras del original. La palabra ‘rana’
en mandarín tiene una pronunciación muy similar al llanto de un niño, además de
ser homófona con una antiquísima diosa de la fertilidad. Pero la fobia que Gugu
siente por los batracios es una de las cuestiones que, en mi opinión, peor
quedan plasmadas en la novela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Your words count - Tus palabras cuentan - Les teues paraules compten