Mohsin Hamid, Exit West (Londres: Penguin Random House, 2017). 229 páginas.
“We are all
migrants through time.” (p. 209) Con esta frase concluye Hamid el antepenúltimo
capítulo de esta original novela. Es innegable que, al nacer, todos nos
convertimos en migrantes, pasando por el curso del tiempo. Los únicos que no
completan esa migración son los que nos dejan prematuramente, antes de poder terminar
ese viaje que llamamos vida.
El escenario
inicial de Exit West es una ciudad anónima
(si bien por la descripción que hace el autor uno se inclina por situarla en el
país natal del autor, Pakistán) asediada por militantes sanguinarios. Los dos
personajes, Saeed y Nadia, son jóvenes, tienen empleo – qué raro – y aspiran a
construir un futuro. Saeed trabaja para una agencia publicitaria, mientras que
Nadie lo hace para una compañía de seguros. Ambos asisten a uno de esos cursillos
vespertinos de formación permanente que con frecuencia sirven más que otra cosa
para que alguien conozca a otro alguien.
San Diego a la izquierda, Tijuana a la derecha. Decida usted, si le dejan. Fotografía: Gordon Hyde. |
Y eso es exactamente
lo que ocurre. Tras intercambiar unas pocas palabras, Nadia acepta ir a tomar
un café una semana después de la primera invitación de Saeed. Nadia lleva siempre
una larga túnica negra, pero de desplaza en motocicleta por la ciudad y vive
sola. Saeed vive en otra parte de la ciudad con sus padres. La sociedad en la
que viven ejerce un fuerte control patriarcal sobre las mujeres.
Pero incluso en
sociedades tan asfixiantes como ésta, nos dice Hamid, es posible escaparse. Los
dos tienen teléfonos móviles, fuman de vez en cuando algún porrito, escuchan
los discos de vinilo que tiene Nadia. Para subir al pisito, Nadia le baja con
una cuerda una túnica y las llaves dentro de una bolsa, y Saeed se hace pasar
por su hermana. Incluso un día toman hongos psicodélicos.
Mientras, los
militantes se están haciendo dueños de la situación. El caos se extiende, las
antenas de acceso a internet dejan de funcionar, el suministro de electricidad
desaparece. A la madre de Saeed la mata un francotirador. Hay que huir, eso está
muy claro. Pero ¿cómo? ¿Y dónde?
Es en esta coyuntura
en la que Hamid introduce un elemento fantástico: por todo el mundo hay un número
de puertas mágicas que llevan a otras partes del mundo: Saeed y Nadia atraviesan
una de esas puertas tras pagar una buena suma de dinero y llegan a Miconos. Es
el primer destino de su larga travesía global, que los llevará (siempre
cruzando esas oscuras puertas fantásticas) a Londres y finalmente a Marín, en
California.
La novela tiene
dos estratos muy diferenciados. Por un lado, está la historia de amor de Saeed
y Nadia. El aspecto de la sexualidad entre ellos, que el autor explora de modo un
tanto solapado, le añade una pizca de interés a una subtrama que quizás no lo tendría
por sí misma (Saeed es un mojigato). Por el otro lado, la historia de Saeed y
Nadia es en realidad la historia de millones de personas y su posibilidad de
encontrar un atisbo de esperanza y resiliencia gracias a la emigración a otras
partes del mundo.
Protegiendo a Europa en África. La ignominiosa valla de Melilla. Fotografía de Stephane M Grueso. |
En el relato sobre
Saeed y Nadia, Hamid esparce cortos episodios, deliberadamente imprecisos, de personas
que cruzan esas puertas en diversos lugares del mundo: mientras una mujer
duerme en su apartamento de Surry Hills en Sydney, alguien sale del baño y
escapa por una ventana abierta; agentes del FBI toman la casa de un marine
jubilado en San Diego cuando detectan la presencia de extranjeros en el área.
Narrada con un
lenguaje que busca la abstracción como estrategia, y que recuerda a las
estrategias retóricas de los cuentos orientales más clásicos y antiguos, Exit West fuerza al lector a sumergirse
en un espacio global. Lo consigue porque, con los dos personajes no anónimos de
la novela, Hamid te pone un espejo delante para que te veas reflejado en esa
realidad que enfrentan tantos millones de seres humanos que únicamente quieren
escapar de la guerra, de la muerte, de la pobreza, de la desolación.
No, éste no soy yo. Se abre una puerta y entra Mohsin Hamid, que lleva en sus manos una gran novela. Pero me parezco un poquito, ¿no? Fotografía de Mr Choppers. |
Exit West, que estuvo en la lista final de obras candidatas
al Booker del año pasado, ya ha aparecido en castellano (con un título tan innecesariamente
esclarecedor como engañoso: Bienvenidos a
Occidente) en traducción de Luis Murillo y publicado por Reservoir Books; y també en català, amb el títol Sortida a occident, en edició de Periscopi
i traducció d’Albert Nolla.
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