La
costa oriental de la Isla Sur ofrece vistas extraordinarias y pueblos
tranquilos donde nada parece pasar nunca. Conforme uno viaja hacia el sur, de llanos interminables donde pastan vacas y ovejas, el paisaje se transforma poco a
poco, y aparecen suaves laderas donde, no debiera sorprenderme, pastan vacas y ovejas. A diferencia de la
humeante y calcinada parte de Australia que he dejado detrás por dos semanas, aquí
todo está muy verde. Los ríos son cortos, pero su caudal es ciertamente generoso.
Larguísimas playas desiertas están puntuadas por ciudades o pueblos a las que
unen la línea férrea y la carretera.
En el
extremo meridional de la isla abundan las reservas naturales. El contraste
entre las zonas de vegetación nativa y la mayoría de la tierra donde se
introdujeron especies exóticas y se eliminaron bosques para crear pastos donde
pastan vacas y ovejas es llamativo. Abundan las plantaciones de pinos madereros,
que en un futuro no tan lejano podrían representar una amenaza de incendios en
una parte del mundo que hasta ahora no ha padecido la maldición del fuego.
He aquí
algunos lugares y cosas que han despertado mi interés en los dos últimos días.
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Oamaru:
calle principal del centro urbano. Seis de la tarde, pero no se ve a casi nadie.
¿Dónde está la gente?
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El ‘Victorian Quarter’
de Oamaru te lleva al siglo XIX de repente. Una época de esplendor imperial quedó
instituida en esta
parte del mundo.
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El puerto de Oamaru. Un lugar de donde partir hacia los Mares del Sur. |
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En este
viejo muelle, ahora cerrado al público, se juntan todas las noches cientos y
cientos de pingüinos, gaviotas y otras aves marinas.
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Playa de Moeraki, en el norte del distrito de Otago. |
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Estas
rocas de origen volcánico salpican la playa de Moeraki y son, para algunos, una
atracción turística. Forman parte de la cosmogonía maorí y de sus mitos originales.
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Un lugar en el mundo: Owaka (Otago). |
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Las
paredes de los baños públicos de Owaka están decoradas con azulejos pintados
por los niños de la escuela del pueblo. Una manera original y diferente de
mostrarle al visitante cómo ven el mundo los niños y niñas de Owaka.
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Vegetación
autóctona en la reserva de Matai Falls. Selva pluvial casi impenetrable.
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Matai Falls |
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Vista de la playa de Taukuku. Solo falta el piano. |
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Stirling
Point, en Bluff, a las afueras de Invercargill, es el punto más meridional al
que se pueda acceder por carretera.
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Dog
Island, cerca de Bluff. El Polo Sur está a menos de cinco mil kilómetros. El
ecuador queda mucho más lejos.
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