La ficción
permite hacer de la historia algo más dúctil, transformando al antojo del autor
los elementos históricos más oscuros, o los aspectos menos exactos, de manera
que un personaje histórico nos sea presentado bajo una luz amable o compasiva.
No me cabe ninguna duda de hay y habrá personajes históricos que no merecen
simpatía ni compasión alguna: genocidas, dictadores, déspotas. Podemos sin
embargo asumir con seguridad que son muchísimos los que a lo largo de la
historia han sido injustamente castigados, perseguidos con crueldad o
ajusticiados con el mero propósito de dar un escarmiento al populacho.
Agnes
Magnúsdóttir fue la última mujer decapitada en Islandia. Su muerte se produjo
en 1830. Fue acusada junto con otras dos personas (un joven llamado Fridrik y
otra sirvienta como Agnes, llamada Sigriður) del asesinato de dos hombres en el
norte de la isla. Sigriður vio su pena capital conmutada por la de cárcel
perpetua en Copenhague (Islandia estaba bajo dominio de la corona danesa en el
siglo XIX), mientras que tanto Agnes como Fridrik fueron ejecutados un frío día
de enero.
Este es el
material histórico con el que trabaja la australiana Hannah Kent en Burial Rites. La autora invirtió mucho
tiempo y esfuerzo en investigar los datos históricos disponibles antes de
ponerse manos a la obra. Burial Rites
se inscribe por tanto en la cada vez más pujante tendencia de la novela
histórica. La novela cuenta la historia de Agnes adoptando distintos puntos de
vista narrativos, en gran medida complementarios entre sí: por un lado el de la
propia Agnes, en primera persona, y por otro el de varios de los personajes
secundarios que se articulan en un narrador en apariencia omnisciente. Además,
Kent incluye documentos judiciales y legales diversos traducidos, los cuales
ayudan a contextualizar la trama y la narración. En la nota final que sigue a
la novela, la autora asevera que su intención es crear un retrato más ambiguo
de Agnes que el que la historia nos ha dejado en forma de legajos judiciales y leyendas
orales.
El estudio de
Agnes, deliberadamente ambiguo, permite al lector posicionarse y jugar con las
perspectivas. A ratos es fácil pensar que fue víctima de los prejuicios
sexistas y clasistas de la época, mientras que de la lectura de otros
fragmentos de la novela podría muy bien deducirse que fue cómplice consciente
de un doble asesinato. ¿Importa la verdad (sea ésta la que sea) en su caso? En
los momentos finales Agnes cede al miedo y Kent la presenta no como heroína
sino como una pobre mujer empobrecida y derrotada.
La relación de la
cautiva con la familia que se vio obligada a aceptarla en su hogar hasta el día
de su ejecución queda diestramente reflejada en los diálogos. No así tanto la
relación de Agnes con el joven clérigo Toti: Kent opta por la ambigüedad a la
hora de plasmar en la novela los atisbos de tensión sexual entre el religioso y
la condenada.
Pese a que el
desenlace de Burial Rites es evidente
desde un principio, la novela no defrauda gracias al buen hacer de Kent. La
autora escribe con una prosa elegante, un lenguaje de un porte poético, quizás un
pelín florido. El durísimo entorno climático del invierno islandés lo describe
Kent con abundante elocuencia Más mérito
tiene en mi opinión el hecho de que los documentos históricos reproducidos que acompañan
a la narración no chirríen en absoluto.
Islandia - Photograph by
Andreas Tille
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Me resulta un tanto intrigante
que la novela haya sido ya traducida al castellano (Ritos funerarios, publicada por Alba en traducción de Laura Vidal). Hay unos cuantos (muchísimos, if you ask me) autores australianos con una larguísima trayectoria literaria, con obras de gran calibre y calidad, que siguen sin recibir esa rara bendición de la traducción al castellano, y al paso que vamos terminarán en el cajón del olvido y la indiferencia. Aun siendo un buen debut, Burial Rites no es una obra deslumbrante, por lo que su rápida irrupción en el mercado editorial español es para mí algo muy sorprendente. Uno de esos misterios que quizás en un par de siglos alguien con tiempo y dinero se dedique a investigar.
Y quizás hasta le inspire a escribir una novela histórica...