Kalinda Ashton, The Danger Game (Collingwood, VIC, Sleepers Publishing, 2009). 288 páginas.
La
lengua inglesa cuenta con algunas expresiones que son no solamente precisas
sino también encantadoras por su musicalidad. Una de ellas es “one-hit wonder”,
referida a bandas (o también solistas) que alcanzan el triunfo comercial con un
tema para luego desaparecer de la escena y no volver a cosechar ningún gran
éxito. Pero no es el caso de The Danger Game, que no alcanzó cifras
destacables de ventas cuando se publicó en 2009.
Uno de mis one-hit wonders favoritos. Aunque la cara de psicópata que hace el cantante en el videoclip hoy no se llevaría. Mamamy Sharona.
Lo que sí
extraña es el hecho de que Kalinda Ashton no haya publicado ninguna otra novela
desde entonces. Como primera novela, The Danger Game cuenta con varias
virtudes y pocos aspectos que puedan desdeñarse o apuntarse como muy negativos.
De hecho, el libro le valió a su autora premios tanto en Australia como en el
Reino Unido. Cuenta con una buena estructura narrativa, aunque no sea perfecta.
La primera mitad tiene un buen ritmo y engancha al lector con un cierto aire de
novela de misterio.
El
problema es que no hay misterio propiamente dicho, sino una confesión y la
constatación de que el azar de la vida a veces se cobra víctimas inocentes. En
ese sentido, The Danger Game no aporta un desenlace tras más de
doscientas páginas en las que parecía vislumbrarse una insinuación de sorpresa
decisiva. No, no la hay. A menos que romper con un amante, un hombre casado, e
iniciar a continuación una relación sexual con una amiga de tu juventud pueda
catalogarse como sorpresa argumental en una novela que indaga en un trágico
suceso que rompe una familia para siempre.
La
novela cuenta con tres voces narrativas diferentes: Alice es la hermana mayor y
principal narradora de la historia. Louise y Jeremy son los hermanos gemelos. A
ella no le va lo de los estudios; en cambio a Jeremy lo brutalizan compañeros
de la escuela porque es un chico callado, tímido y estudioso. Pero es siempre
el punto de vista de Alice el que impera.
Todo se
viene abajo para esa familia la noche en la que Jeremy muere en un incendio, a
la edad de 10 años. Un padre sin trabajo y alcoholizado; una madre que,
asustada por la violencia y harta de pasar estrecheces, ya tenía decidido irse
de casa; y tres jovencitos que tratan de sobreponerse a las dificultades
diarias con peligrosos juegos en los que se retan unos a otros. En fin, una
familia disfuncional que, tras la muerte de Jeremy, se hace añicos.
Muchos
años después, Alice es profesora en una escuela pública de Melbourne. Ha
logrado salir adelante en la vida. Louise, en cambio, está en Sydney intentando
dejar la heroína por enésima vez. El padre malvive en un bloque de apartamentos
de vivienda pública, y la madre sigue desaparecida e ilocalizable.
Es
Louise quien insiste en reconstruir lo sucedido la noche de la muerte de su
hermano gemelo. Alice, en cambio, está inmersa en las pequeñas batallas que los
educadores siempre libran contra las burocracias o la intransigencia de las
autoridades. En cierta modo, Kalinda Ashton nos hace ver a través de la
historia de Alice y Louise que la desintegración de esa familia tantos años
antes tiene mucho que ver con los terribles efectos negativos que la pobreza
endémica, la marginación y la dejadez oficial tienen sobre grupos escolares
desfavorecidos. No es noticia, pero no por ello debe dejarse de denunciar.
¿Encontrarán
Alice y Louise a su madre? ¿Podrán cerrar ese capítulo tan duro y triste de sus
vidas y mirar al futuro con optimismo? ¿Habrá un final feliz?
Independientemente del desenlace, sabemos todos que, en nuestra aturdida y abstraída
sociedad en ya la segunda década del siglo XXI, los problemas se acumulan uno
encima de otro.
¿Volverá
a publicar novelas la autora? Espero que así sea. Pese a las imperfecciones de
este debut, Ashton demuestra tener dotes para la creación literaria. La
ocasional sobreabundancia de imágenes y metáforas le priva a la narración de
cierto punch. Incluso podría aventurarse que un cambio de punto de vista
narrativo, dándole a Louise la misma oportunidad de explayarse que tiene Alice,
hubiera enriquecido el libro.
Como
denuncia del sistema que consagra el privilegio y socava los cimientos del
estado del bienestar, The Danger Game no consigue profundizar en el
tema, aunque sí deja huellas. Un buen debut de otra autora australiana que
parece haberse desvanecido tras su primer libro.