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26 dic 2023

Reseña: Bulk Nuts, de Mandy Ord

Mandy Ord, Bulk Nuts (Summer Hill: Gazebo Books, 2023). 257 páginas.

El último libro de Mandy Ord continúa adoptando el formato de cómic autobiográfico. Bulk Nuts [Frutos secos a granel] se compone de veintisiete episodios de temática variada, aunque siempre personal. Abarcan desde la infancia de la autora a sus años en Canberra como estudiante y empleada en la más conocida tienda de cómics y tebeos de la capital, Impact Comics.

Como se vio en When One Person Dies the Whole World is Over, Ord dibuja su mundo y se dibuja característicamente con una figura un poco deformada y con un solo ojo. Es una especie de alter ego de la autora, que domina la viñeta siempre que la plasma en ella. La primera historia, ‘Bangs’ [Flecos], es impactante: durante una visita a un lugar indeterminado, camino del supermercado, Mandy pasa por delante de un par de hombres un tanto desaliñados que están fumando cerca de las puertas de los servicios públicos. Le parece oír un comentario despectivo procedente de uno de ellos; se encara con ellos y le recrimina sus palabras. El hombre, cariacontecido, con tono de arrepentimiento le dice que simplemente había dicho que le gustaban sus flecos. Mandy se aleja pensando que ella no tiene flecos.

Impera en este volumen de historias una economía de las palabras. En una gran mayoría de viñetas aparece como mucho una palabra; a veces dos, y en muchas ocasiones, ninguna. Esta parquedad de signos lingüísticos funciona a la perfección en algunas historias, como es el caso de ‘Caravan’, en la que Ord narra una ocasión durante sus años en Canberra, en la que tuvo la extraña sensación de que un coche la estaba siguiendo por las solitarias calles de un barrio de Canberra. Porque los humanos somos seres muy dados a pensar lo peor, la protagonista asocia las imágenes de un programa televisivo sobre los criminales más buscados en Australia y la inusual situación en la que un coche parece moverse siguiendo sus pasos.

La técnica de la cartela escueta, sin embargo, no me parece igual de efectiva en otros episodios de Bulk Nuts, y los dibujos no logran completamente compensar esa falta, por ejemplo en ‘Sedaris’, sobre esa extraña (a veces enojosa) relación que se establece entre la persona que está mirando ropa en una tienda y el dependiente.

Además de la primera historia de Bulk Nuts, destacaría ‘Machete’ y ‘Smoothie’. En ‘Machete’, Ord recuerda con cariño un cuchillo de grandes dimensiones con el que solía cortar pedazos de calabaza en una tienda de productos orgánicos en la que trabajó varios años.

‘Smoothie’ es, con mucho, el cuento gráfico más largo y desarrollado de esta colección. Mientras la autora rememora los tiempos de la escuela primaria en los que se metió en líos junto con otros compañeros de clase, en el viaje de regreso a casa le sucede un incidente inquietante: un coche patrulla pone en marcha las luces de emergencia y persecución y la obligan a parar. Su sensación de impotencia, de ser el objeto de un escrutinio extremado, arbitrario y excesivo es algo por lo que todos hemos pasado alguna vez a manos de los uniformados.

Si yo fuera una araña, me defendería... picando.
Con una gran abundancia de ironía que Mandy Ord dirige contra sí misma, Bulk Nuts resulta ser un libro entretenido, una nueva y jocosa adición a la lista de trabajos de esta dibujante australiana.

24 feb 2022

Reseña: When One Person Dies the Whole World is Over, de Mandy Ord

Mandy Ord, When One Person Dies The Whole World Is Over (Brow Books, 2019). 376 páginas.
Más que una novela gráfica, When One Person dies the Whole World is Over es un diario gráfico. La autora documenta un año entero desde el 6 de julio de 2018 hasta el 7 de julio de 2019, fecha en la que un mundo entero concluye. Y pese a lo emotivo del deceso al que se refiere el título, la fórmula es excesivamente repetitiva: cada día se le entrega al lector en cuatro viñetas que siguen casi invariablemente la cronología diaria: despertar, trabajar, regresar a casa y relajarse antes de dormir.
Los zombis más peligrosos no son los que vemos en la pequeña pantalla, sino los que pueden arruinarnos la vida a todos con sus votos.

Incluso si uno, en tanto que lector, decide aceptar la parte artística de los dibujos, todo en blanco y negro, la carga prosaica y trivial de una existencia mundana durante un año no termina de enganchar. Si lo que se busca es inducir a la reflexión sobre lo insoportablemente cotidiano de nuestras vidas, el libro ciertamente no lo consigue.

Como cantaba Serrat, Hoy puede ser un gran día.

Conocemos a su pareja, Johdi, al perrito que comparten en su casa en uno de los barrios periféricos del gran Melbourne. Nos acostumbramos a los embotellamientos diarios camino del trabajo, los paseos en los parques cercanos, las series de televisión que se ven en la casa y las reacciones que les producen. El problema es que, con el paso de los meses, lo que vas a encontrarte al pasar la página ya es monótonamente predecible.

Quizás la historia que nos cuenta Ord podría haber incidido mucho más en el oneroso proceso de creación o las enormes dificultades que enfrentan los autores de comics para acceder al mercado y hacer llegar sus producciones al lector.

Hay ocasiones en que una lectura nos toca las fibras. Por ejemplo, Merciless Gods, de Tsiolkas.

El título, por desgracia, es sumamente engañoso. Ni el mundo se acaba, ni se transforma. La vida siguió igual. Mucho más tentadora y atractiva para el lector habría sido una historia que incluyera el infernal verano tóxico que padecimos los australianos a finales de 2019 y principios de 2020, una experiencia vital brutal que nos remató el destino con un cierto virus del que todavía no nos hemos librado.

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