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30 abr 2011

Reseña: Contes russos, de Francesc Serés

Francesc Serés, Contes russos (Barcelona: Quaderns Crema, 2009). 223 páginas.
Si refrescamos la memoria y viajamos por un instante al siglo XVII, concretamente a la creación de la primera gran novela moderna, el Quijote, encontramos en el capítulo IX que Cervantes recurre a la metaficción, cuando el narrador nos revela que el verdadero autor de la novela es un tal Cide Hamete Benengeli, historiador morisco, el cual ha traducido la historia al castellano. En sus Contes russos, Francesc Serés hace uso de la metaficción por partida doble; no le basta con la invención de todo un grupo de narradores rusos totalmente apócrifos (con sus respectivas pequeñas notas biográficas incluidas), sino que agrega la mediación de una traductora ficticia, Anastàssia Maxímovna.

Este es un recurso de enorme efectividad si el autor domina la narración de forma absoluta. Y ciertamente Serés no da muestras de debilidad en este sentido. La estructura de la obra recuerda asimismo un poco a la de esas muñequitas rusas (las matrioskas, habitualmente fabricadas en madera) que se abren por la mitad y revelan en su interior otra muñequita más pequeña que a su vez se abre por la mitad y revela otra muñequita más pequeña, y así hasta alcanzar la más diminuta.

Contes russos es un notable volumen de cuentos tanto por el juego metaliterario que realiza Serés como por lo que supone de evocación del difunto sistema soviético, no solo de sus aspectos positivos sino también de los negativos. Y no obstante, es ante todo un homenaje a la cultura rusa del siglo XX.

El repertorio de historias en Contes russos es de lo más variopinto: desde una escena de aeropuerto en la asistimos a la charla de dos azafatas de tierra de una línea aérea de bajo coste (‘Low cost life, low cost love’) al esbozo naturalista de la Rusia anterior a la revolución bolchevique (‘La resurrecció de les ànimes’). Serés nos conduce a través de las décadas por la Rusia soviética: ante las ruinas de las inmediaciones de la central de Chernóbil (‘La transparència del mal’); a un reencuentro de colegas y amigos académicos purgados por el sistema veintidós años antes (‘La culpa’); al ficticio concierto de Elvis Presley en la Plaza Roja en una exquisita caricatura de los años de la guerra fría (‘Elvis Presley canta a la Plaça Roja’); la vida en un koljoz tras la segunda guerra mundial (‘La pagesa i el mecànic’); a una nave espacial averiada, convertida en tumba para un cosmonauta, cuyas últimas decisiones son las de mofarse de todo, de sus superiores, de los agentes de inteligencia norteamericanos y del propio presidente soviético (‘L’home més sol del món’).

Contes russos es un primoroso conjunto de narraciones que tratan los temas eternos de la literatura universal. Si Serés los ha enmarcado dentro de un espacio geográfico inmenso, Rusia, es sin duda por mor de la verosimilitud. Aunque el autor utiliza datos históricos, Contes russos no es historia, sino un muy recomendable volumen de narraciones breves.

28 mar 2011

Reseña: Itinerari de tendresa, de Maria Carme Arnau



Maria Carme Arnau, Itinerari de tendresa (Alzira: Bromera, 2010).



Gracias a la generosidad de un muy querido amigo, Gustavo, hace unos años pude familiarizarme con un disco de un músico argentino, publicado en 1982 por Piero de Benedectis. El disco se titulaba Canto de la ternura, e incluía una hermosa canción, del mismo título. En ella podemos escuchar (puedes escucharla aquí www.musica4all.com/77551/piero-canto-de-la-ternura.html) lo siguiente:


Para una vida tan bella y tan dura
Mucha, pura ternura…
Claro que mucha ternura,
Ternura para tirar al cielo,
Para dar el buen día,
Para mirar adentro de los ojos,
Con ternura,
Para ordenar las ondas que hay,
Que hay por acá,
para calmar locura...


Hace pocos meses me hice con este poemario, atraído por su título y por el hecho de que hubiera sido galardonado con el Premio Ibn Hazm Ciutat de Xàtiva en 2009. Arnau era una poeta totalmente desconocida para mí; ha escrito un poemario repleto de esperanza, una intensa reflexión sobre la ternura, sobre el lenguaje, sobre la palabra como indiscutible herramienta del ser humano para entender y aspirar a ser entendido.


Arnau elabora una poesía de ideas y emociones, una poética en buena parte definida por la conciencia de que la escritura busca (y debe siempre aspirar a) la belleza; la poesía es siempre expresión de la necesidad humana de capturar lo bello, de compartirlo con el prójimo, con los que nos rodean. La ternura, como decía Piero, para calmar locura: la locura de un mundo donde con demasiada frecuencia imperan el mal y el dolor, donde a cada momento se hace presente también la muerte.

En ‘En el principi’, Arnau declara que la ternura abre a todas las épocas el único itinerario vital y el principio; se trata no solamente del principio de la vida como el instante del brote vital, sino también del precepto moral. La ternura como principio vital para hacerle frente a la dureza de la vida y a la crueldad de la muerte.

Que la palabra sea el recurso humano más cercano para abrirnos a los demás mediante el diálogo y el debate no elude a Arnau. Y la poeta cree vislumbrar algo más primigenio que las mismas palabras:

“Hi ha una veu més antiga que les paraules
esclatant als ulls, vessant aquest desig
al tacte de la pell, un riu de l’univers
recorrent les venes, creixent dins del cos.” (De ‘En el principi’, p. 28)

“There is a voice, older than words,
bursting through my eyes, spilling this desire
on the feel of my skin, a river in the universe
running through my veins, growing inside my body”.

Y de igual modo que las palabras nos acercan al otro, por desgracia también pueden estar rodeadas de sombras:

“És dur saber que les paraules
tenen ombres al darrere,
que som somnis de desitjos
frustrats dintre nostre
i que no sabem com resistir
al dolor de les pèrdues.” (De ‘Riu indispensable’, p. 31)


“It is hard to realise that words
have shadows behind them,
that we’re dreams of desires
thwarted within ourselves
and we know not how to withstand
the pain of our loss.”


Arnau trata también de hacerle frente con entereza y sobriedad a las contradicciones inherentes en la conciencia de nuestra existencia vital. Mientras contempla “la màgia de l’univers”, aspira a situarse lejos del “mar de paraules contradictòries”. Y sin embargo, hay en algunos de los poemas de Itinerari de tendresa un asomo de melancolía y de abandono de la lucha. En ‘Foc invisible’, la poeta declara que el ser humano encuentra en el más profundo interior del ser un sentimiento de derrota, “el desig sense desig”, y se siente náufrago en todas partes.


Muchas son, sin duda alguna, preguntas sin respuesta. Mas son preguntas vitales, esenciales, sobre el sentido de la vida. Y Maria Carme Arnau nos brinda una posible respuesta:


“Ara tots els records, inseparables
com l’alba del temps,
s’han tancat en l’eco de la vesprada.
El sentit de la vida només
rau en el desig de sobreviure.
Potser és més inmensa
la capacitat de sofrir
que de gaudir.” (De ‘Humitat al cor’, p. 60)


“Now all memories, as indissoluble
as the dawn of time,
have closed in an echo at sundown.
The meaning of life is found
only in the desire to stay alive.
Perhaps our capacity for suffering
is even greater than
our ability for pleasure.”


Son muchos los que se refugian en la gratificación de absurdas y ficticias necesidades, creadas por la vorágine consumista, para no tener que pensar en una posible respuesta personal. Otros tienen sin embargo la audacia para intentar rasgar entre las palabras, luchar por descubrir algunas con las que barruntar una respuesta. Itinerari de tendresa es un admirable ejemplo de esa audacia, y como Piero, nos invita a refugiarnos en la ternura, para aquietar la locura que llevemos dentro.

9 mar 2011

Reseña: Fora de lloc, de Marta Cardona



Marta Cardona, Fora de lloc (Barcelona: Angle Editorial, 2010). 478 págs.

¿Supone la emigración una transformación radical de la esencia de las personas? ¿En qué modos nos cambia y descoloca? La emigración es siempre una experiencia con diferentes niveles de brusquedad, y supone vivencias que en todo caso dejarán sus huellas, surcos y marcas de una índole compleja. Para muchas personas, la emigración es una experiencia denigrante e indigna. Para otras, en cambio, es una decisión aventurada en la que hacen derroche de valentía y coraje.

Marta Cardona, nacida en Reixac, Cataluña, en 1928, ha publicado su primera novela en su lengua natal, tras haberla publicado en 2008 en inglés, bajo el título de Spanish Rose, Yorkshire Thorns. La trama de Fora de lloc está en gran parte basada en vivencias personales: Marta Cardona y su marido emigraron al Reino Unido también por las mismas fechas que la pareja que protagoniza la novela. Sin embargo, el deleznable personaje de Jaume no se corresponde para nada con la realidad vivida por Marta Cardona, únicamente en el detalle de que, al igual que en la vida real, el matrimonio terminó por romperse.

El principio de Fora de lloc nos sitúa en la España de la fase final de la posguerra, la década de los cincuenta, de la que parten una joven pareja de recién desposados, Jaume y María, muy ligeros de equipaje pero bien cargados de ilusión y esperanzas de labrarse un provenir en el norte de Inglaterra. Al llegar a Leeds entran al servicio de una opulenta familia de origen judío, en cuya casa ella hará de criada, y él, de chófer y mecánico.

Pero la actitud inflexible, egoísta y cerrada de Jaume, quien al principio no domina el idioma local, pronto les acarreará problemas, y a los pocos meses, cuando María está ya embarazada de su primera hija, se ven obligados a buscarse la vida y otro lugar donde vivir, cuando por culpa de la holgazanería y el malhumor de Jaume pierden los empleos con que habían llegado a Leeds.

A partir de ese momento será María quien luche con valentía por sacar adelante a su familia, por conseguir vivir con dignidad en un entorno no siempre amable. Pero el tema central de Fora de lloc no es, ni mucho menos, la dislocación que conlleva la emigración. El tema apenas queda desarrollado mínimamente, en ocasiones como algo accesorio. El título en catalán es por tanto un poco engañoso: se echa en falta una reflexión mucho más profunda sobre el hecho de la emigración, sobre las intensas (cuando no traumáticas) transformaciones interiores del ser humano que es trasplantado a otro entorno sociocultural, cuando la vívida conciencia de estar ‘fuera de tu sitio’ se derrama imparable sobre nuestro ánimo y arrastra consigo emociones y razonamientos.

Fora de lloc narra la historia de las penosas vicisitudes de una mujer casada en la segunda mitad del siglo XX. Desdeñada, denigrada y ninguneada por su marido, quien solo piensa en coches y en ilusorios planes para hacer dinero fácil, María pasa por muchos altibajos anímicos. Añadiendo un hijo tras otro hasta completar cinco, la situación financiera de la familia entra en barrena mientras Jaume evita trabajar y se pasa las tardes y las noches bebiendo cerveza, y sigue acumulando deudas de las cuales María no es consciente.

Es innegable que Marta Cardona tenía una historia que contar – la novela ya la tenía escrita en la década de 1970, cuando la presentó al premio Sant Jordi. Y no deja de sorprender que alguien como Marta Cardona haya publicado su primera novela a los ochenta años. Nunca es tarde si la dicha es buena.

21 feb 2011

Reseña: Raspall, de Juli Capilla


Juli Capilla, Raspall (Alzira: Bromera, 2010). 101 págs.


“Perhaps a major poet should choose demonstratively minor subjects so as to circumvent the solemnity of major status”, escribe John Wilkinson en un excelente estudio publicado en Notre Dame Review sobre el poeta norteamericano John Ashbery. No me cabe ninguna duda de que el deporte autóctono de pelota valenciana (el raspall) sería probablemente visto como un tema “menor” en países como Australia. 

No obstante, tenemos en Australia poetas y poesía australiana – hay de todo: muy buena, buena y más bien anodina – en torno al deporte autóctono, el footy, el fútbol de reglas australianas, un tópico que con toda probabilidad no despertaría demasiado interés entre la mayoría de los lectores de poesía en lengua catalana.

Sería arriesgado en 2011 proclamar a Juli Capilla “major poet”. Al contrario de lo que sucede con un futbolista, con cuarenta años un poeta es en realidad todavía muy joven. La poesía es además un género lamentablemente ingrato. Casi nadie paga por la poesía. Si has comprado un libro de poesía en los últimos doce meses, por favor, déjalo escrito en un comentario, para que todos nos congratulemos y además te podamos felicitar por tu coraje. Diríase que hoy en día hay que estar hecho de una pasta especial para leer poesía, mucho más extraordinaria para escribirla, y todavía más excepcional para publicarla; el poeta se arriesga a exponer sus miedos, sus miserias y lo más recóndito de su ser, y todo, ¿para qué?

Son por lo tanto de agradecer los premios literarios que premian a poetas. Por un lado, y no son para nada desdeñables, suponen una modesta ayuda para sobrevivir en estos difíciles tiempos de crisis, mientras que por otro suponen un modesto reconocimiento – sus cuantías no se acercan ni de lejos a los premios que se conceden a la novela – a su arte. Raspall recibió el Premi de Poesia Ciutat de València de 2009.

Curiosamente, este reciente poemario de Juli Capilla tiene una dosis de actualidad cultural y sociopolítica que para sí quisieran muchos autores. Los acontecimientos recientes en el País Valencià – la mordaza ideológica y la coacción autoritaria impuestas por el gobierno ultraconservador del PP, el cual sigue al frente de la Generalitat (por increíble que parezca, dadas las circunstancias judiciales que se viven), sobre una asociación cívica cuyo único objetivo es defender la lengua y la cultura intrínsecamente valencianas – han venido a dar la razón al llamamiento emocionado pero sereno que ha hecho Juli Capilla a los valencianos con este poemario.

En Raspall, Capilla rinde homenaje al entorno físico y social del pueblo (en el poema “Llindar”, por ejemplo, Capilla hace un hermoso canto al pueblo como lugar propio y ajeno a un tiempo). Se trata del poblado rural valenciano, tan a menudo soslayado y menospreciado desde la metrópolis.

Pero se trata también del pueblo valenciano en tanto que pobladores de ese entorno, un cuerpo social que vive, respira y exuda una cultura propia, rica y antigua. Capilla rinde este bello homenaje con una sugestiva gama de temática lírica: el libro reúne hermosos poemas sobre la niñez y la juventud, vividas a caballo de los dos entornos, el urbano y el rural; hay asimismo lúcidas reflexiones sobre el paso del tiempo, sobre sus efectos en el ser humano como soporte físico de algo indefinible (¿espiritual, metafísico?); sobre los recuerdos y su pervivencia en lo que somos a través de la toma de conciencia del inexorable paso del tiempo.

Una de las virtudes de la buena poesía es el saber capturar la sencillez de un evento familiar en imágenes y/o palabras sublimes, que podríamos calificar de extraordinarias por la razón que sea (en otro poema de Raspall, “L’infant etern”, una escena de la cosecha de algarrobas retrotrae al poeta a una evocación de la infancia a través de la reveladora y placentera sensación del agua fresca que se derrama a chorros por las mejillas). Si la antedicha es una de las misiones fundamentales de la poesía, Raspall cumple y con creces. Pero aún hay más.

En la segunda parte de Raspall, se incluye un largo poema que se titula igual que el volumen: “Raspall”. Precedido de una serie de piezas en prosa poética bajo el epígrafe de “La partida”, este poema final constituye un homenaje y una incitación al mismo tiempo. Capilla rinde un sentido homenaje a la ancestral cultura valenciana, pero apremia a los valencianos a aceptar con entereza y vergüenza el envite de luchar por una custodia digna de esa identidad amenazada, la apuesta de poner de verdad toda la carne en el asador en la trascendental partida por afirmarse como pueblo. Raspall es, en definitiva, un libro muy completo, sincero y valiente.


Una partida de raspall en Bellreguard (La Safor, València), diciembre de 2010.
Como botón de muestra, incluyo un poema titulado “La sang”, que pertenece a la primera parte del libro, y la correspondiente (aunque un tanto apresurada) versión en lengua inglesa.


LA SANG


Aquesta sang que brolla de la boca
és el mateix filet de sang –idéntic!–
que un día me’n rajava a borbolls
en travesar-me de part a part la llengua
amb les dents, en caure de l’engrunsadora,
i ma germana observaba al soscaire,
dolguda de mi, i alhora compadint-se’n;
aquella sang enterca és la mateixa
que amara el drap urgent de la cuina
en braços de la mare que ara bressa
el xiquet que, espaordit, gemega;
el pati emblanquinat d’una calç càlida,
la claraboia que filtrava el raig
de llum al pis de baix dels llogaters:
l’exigu i tòrrid exili interior
en què m’endinse a estones quan evoque
l’escena de la infància que ara visc
quan veig el fill a recer de la mare
que plora aquesta sang escandalosa,
que és la meua sang, el meu dolor.
(p. 27)


BLOOD

This blood gushing out of his mouth
is just the same trickle of blood – it’s identical! –
one day it poured forth from me,
as I cut my tongue through
after falling from a rocking chair.
My sister watched my mishap,
aching and feeling sorry for me;
this stubborn blood is the same one
that now soaks the urgent tea-towel fetched from the kitchen,
on the arms of the mother who now rocks
the frightened, groaning child;
the porch whitened with warm lime,
the skylight that filtered the beam
of sunlight into the tenants’ flat downstairs:
the exiguous and torrid inner exile
I sometimes fall into whenever I evoke
the childhood scene I am living now,
when I see my child in his mother’s lap
crying over the drama of his own blood,
which is my blood and my own pain.

11 feb 2011

"Les normes del 32", bien cultural de los valencianos

Noticia en el diario Avui del 10 de febrero de 2011

Las ‘Normes de Castelló’ serán reconocidas como Bien de Interés Cultural

Las llamadas ‘Normes de Castelló’, también conocidas como ‘Normes del 32’, año en que fueron firmadas, son las directrices ortográficas elementales que siguen las normas instituidas por el filólogo Pompeu Fabra para la lengua catalana y que son de aplicación para la variedad que se utiliza en las comarcas del País Valencià.

Dos instituciones de renombre, la Universidad Jaume I y la Acadèmia Valenciana de la Llengua, han informado favorablemente. Mientras tanto, la persecución del gobierno de la Generalitat Valenciana contra la lengua de los valencianos va adquiriendo una naturaleza esperpéntica. El gobierno del muy bien vestido President de la Generalitat exige que una loable asociación cultural, Acció Cultural del País Valencià (ACPV), pague una multa de €600.000 por emitir la señal televisiva de los canales de TV3. Si no fuera tan grave el asunto, sería un chiste excelente.

¿Cómo es posible que la difusión y la promoción de la lengua propia sean atacadas y penalizadas? ¿Por qué el gobierno del Estado español no se interesa – que puede hacerlo – por un tema tan importante para la cultura de los valencianos?

28 sept 2010

Reseña: L'illa de l'última veritat, de Flavia Company


Flavia Company, L’illa de l’última veritat (Barcelona: Proa, 2010). 141 páginas.

Cuando el doctor Matthew Prendel descubre que está gravemente enfermo y que pronto morirá, siente la necesidad de confesar un secreto con el que ha podido vivir, pero con el que no puede morir. Eso nos cuenta al principio de L’illa de l’última veritat la narradora, Phoebe Westore, compañera sentimental del extraño doctor Prendel.
Cansado de su vida como médico y profesor universitario, enamorado de la mar y de la navegacion, Prendel convence a dos amigos suyos, Katy y Frank, para embarcarse con él en una travesía a través del océano Atlántico. De pronto son víctimas del abordaje de un barco de piratas. Se produce una discusión muy tensa, Prendel dispara contra un pirata que cae al mar, y a continuación los piratas matan a Katy y Frank, Matthew Prendel salta al mar. Los piratas se llevan su yate y lo dejan en mitad del océano, suponiendo que morirá.
Tras varios días en el agua, Prendel llega a un islote, casi muerto. Un hombre le salva la vida. Cuando se recupera, descubre que es el pirata al que le había disparado durante el abordaje.
El enfrentamiento psicológico entre estos hombres en una isla desierta es la cuestión más interesante, y ciertamente fascinante, de L’illa de l’última veritat. Nelson Souza, el pirata, le impone a Prendel sus condiciones para permitirle vivir en la isla, so pena de muerte. Le prohíbe ir a “su territorio”,  le impone un régimen de contacto, no comparte con él muchas de las cosas que tiene escondidas en su parte de la isla, etc. Prendel se debate entre la rebelión que podría acarrearle la muerte y el instinto por seguir vivo, entre la necesidad de contacto con otro ser humano y la locura. La única ocasión que intenta entrar en la “zona prohibida”, Souza le dispara y le hiere en una pierna. ¿Ojo por ojo?
Pasados ya dos años desde su llegada, Prendel pierde la noción del tiempo. Puede que hayan transcurrido ya cinco años cuando Souza acude un día a verle y le dice, jubiloso, que ya pueden marcharse de allí. ¿Será que Souza ha estado siempre loco? ¿Qué otros secretos le ha ocultado?
La noche antes de abandonar la isla de la verdad última, los dos hombres comparten un festín y beben whisky y fuman. ¿Se han hecho amigos después de tanto tiempo viviendo según las reglas de Nelson?
Flavia Company (Buenos Aires, 1963) ha creado una historia llena de tensión y suspense en L’illa de l’última veritat. Es un libro corto, sin duda, pero la trama no tiene por qué dar mucho más de sí, y que en todo caso, hasta podría resultar superfluo. La voz de Prendel nos llega por boca del relato que escribe Westore:
“Les coses, però, no podien seguir sempre igual a elles mateixes. Sap molt bé que la inèrcia troba gairebé sempre algun obstacle. Nelson i jo vivíem la nostra rutina. Jo no envaïa el seu espai, per por de la mort, i ell no es deixava veure, potser perquè pensava que el voldria atacar de sorpresa. Però, benvolguda Phoebe, jo no deixava de donar-hi voltes i, per més que no tenia ganes de tornar a Nova York, sí que la idea de surtir d’allà començava a fer-se’m repetitiva.
Però anem a pams. A pesar que en un primer moment el fet que tornés a desaparèixer va ser de nou un alleujament, al cap d’un temps que, com ja li he dit, ni tan sols vaig calcular, vaig començar a sentir-me inquiet. I si havia marxat de l’illot i no me havia adonat? I si m’havia quedat tot sol?” (p. 84)
“Things, however, could not remain as they were. You know too well that inertia almost always runs into an obstacle. Nelson and I lived our own routine. I would not invade his space, for fear of death, and he would not show up, perhaps because he thought that I would attack him by surprise. But, my dear Phoebe, I could not stop thinking about it, and although I did not want to return to New York, the idea of leaving the island recurred in my mind.

But let’s proceed bit by bit. Even though the fact that he disappeared once more was again a relief, after a time, which, as I have said, I did not even calculate, I began to feel uneasy. What if he had left the islet? What if I had been left all alone?”

El desenlace es más que sorprendente. En el epílogo, Phoebe Westore nos cuenta su visita al barrio lusitano de la Alfama, donde va a llevarle a la familia de Souza la carta que éste dejó como último mensaje. En la casa de los Souza, Phoebe va a descubrir el gran secreto que el doctor Matthew Prendel no llegó a revelarle antes de morir.
Esta es una novelita excelente, que no querrás dejar hasta saber cuál es la última verdad, y cuál es el secreto que ha ocultado Prendel todo el tiempo. La versión en castellano saldrá en enero de 2011, publicada por Lumen.

6 ago 2010

Reseña: Els Convidats, de Emili Teixidor



Emili Teixidor, Els convidats (Barcelona: Columna, 2010). 255 páginas.

Teixidor cuenta una historia ambientada en un pueblecito catalán en la posguerra, en medio de un ambiente marcado por la opresión, la desconfianza y el miedo, donde el poder totalitario del régimen franquista va poco a poco saturando la vida diaria y el futuro de los jóvenes y niños que sobrevivieron a la guerra.

El eje central del argumento es la boda inminente de la hija del cacique del pueblo, próximo a Vic. Maties es un hombre que no teme ni respeta a nadie, y espera hacerse con la alcaldía del pueblo tras invitar a la boda a todas las autoridades políticas, militares y culturales. El trasfondo de la narración comprende la fuga durante una riada de un prisionero de guerra condenado a trabajos forzados, la lúgubre existencia de los huérfanos de guerra en los asilos, el tira y afloja entre la iglesia católica y la jerarquía política o la depuración de los antiguos profesores que trabajaron en el bando republicano. Todas las tramas paralelas a la principal nos describen un mundo humillado, triste y derrotado, sin esperanza de futuro.

Dentro de este mundo asfixiante sitúa Teixidor a dos interesantes personajes: el joven Narcís y la sibilina Marededeuta. Narcís es un joven literato que alberga aspiraciones de salir del pueblo, estudiar magisterio y labrarse un futuro. Pero para ello deberá comulgar con las exigencias falangistas, que encarna el poeta oficial, Ruy Santamarta:

‘Pren-t’ho com una obligació: has de ser fidel a la teva vocació, i això a vegades costa. Però la recompensa serà bona: el nou país que construïm necesita joves com tu i segur que entre tots trobarem un lloc adequat a les teves qualitats. Uns ens defensem amb les armes i altres amb les lletres…’ (p. 237).

‘See it as a duty: you have to be loyal to your vocation, and that has sometimes a price. But the reward will be good: the new country we’re building needs young people like you, and I have no doubt that between all of us we’ll find you a position that matches your skills. Some of us defend ourselves with weapons, others with the letters…’ (Mi traducción).

Si hay algo que se pueda criticar a la novela es que quizá Teixidor podría haber explorado más a fondo el personaje de la curandera, que al final queda un tanto diluido por el rápido desenlace. Se intuye que es la conducta abominable de Maties la que causa el trágico desenlace. Els convidats, en todo caso, es una novela de prosa ágil, de una estructura narrativa dinámica y amena que no defrauda al lector.

18 may 2010

Reseña: El nas de Mussolini, de Lluís-Anton Baulenas


Lluís-Anton Baulenas, El nas de Mussolini (Barcelona: Proa, 2009). 323 páginas.


En los años que preceden a la II República, Europa está convulsionada por la aparición de los regímenes fascistas en Italia, en Alemania y en España, con el dictador Primo de Rivera.

Inspirándose en un suceso histórico, el fallido intento de magnicidio del líder fascista italiano ocurrido el 7 de abril de 1926, Baulenas construye una notable novela en torno a una joven catalana, Berta Panatis, a quien los camaradas del partido comunista le encomiendan el asesinato del dictador Primo de Rivera. Para ello, le sugieren que se esconda en una casona, can Bulló, en las afueras de un pueblo ficticio, Biribil, en los Pirineos catalanes, hasta que le transmitan la orden de matar al dictador. Para no despertar sospechas, se hace acompañar de su padre, un picapedrero jubilado forzoso tras un accidente laboral que le destroza una mano.

Los extraños despiertan la curiosidad de la viuda que está a cargo de la estafeta de correos y telégrafos, especialmente cuando el primer telegrama que pone Berta dice: “Comença el ball. Stop.” Pasan los meses, pero Berta no recibe instrucción alguna de la cúpula del partido. A medida que va pasando el tiempo, el deterioro económico y anímico empieza a hacer mella en la potencial magnicida.

El nas de Mussolini recibió el Premi Sant Jordi de 2008. Baulenas es dueño en todo momento del ritmo narrativo de la novela. Cada capítulo se concentra en un personaje, si bien la protagonista principal es sin duda Berta Panatis. Cuando, transcurridos varios años desde aquel día en que el partido le encargó asesinar al “enemigo del pueblo”, no ha recibido consigna alguna desde su llegada al pueblo, todas las convicciones políticas y morales de Berta se van desmoronando, y Baulenas ahonda con destreza en sus contradicciones.

Se trata pues de una narración bien estructurada, dentro de la cual Baulenas recrea para el lector un entorno en ocasiones un tanto asfixiante u opresivo, dibujando personajes de catadura moral muy baja, y un tanto siniestros, como el cabo del Somatén, Sagarra, o el empresario Xernac. No es difícil comprender los dilemas a los que se enfrenta la protagonista, y Baulenas hábilmente nos conduce con acertados detalles por la espiral de desesperación, miseria y angustia a la que se ve abocada la protagonista.

El final es más que sorprendente, y no es cuestión de desvelarlo aquí. Si no la has leído todavía, hazlo. Una vez comenzada, será difícil no querer saber qué va a ocurrir a continuación, y así hasta saber el desenlace de un argumento interesante y cautivador; El nas de Mussolini es además un revelador estudio de hasta dónde puede llegar el desengaño humano, y que descubre las consecuencias fatales de no rebelarse ante un destino marcado por una mano oculta.

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