Mucho antes de
que las veleidades de la política pusieran de moda la palabra en una maniobra harto
conocida de tergiversación semántica, los portugueses aplicaron el término
‘casta’ al sistema jerárquico hereditario que dividía la sociedad en la India
del siglo XVI a la que llegaron para consolidar su preeminencia en el comercio
de especias en el mercado europeo. Los portugueses compartían la palabra, posiblemente
derivada de ‘cesta’, con los castellanos, en una época en la que judíos y
moriscos estaban siendo expulsados de las tierras en las que habían nacido.
Ninguno de nosotros somos nosotros mismos.” (p. 53, mi traducción) |
Para poder
distinguir entre racismo y sistema de castas, Wilkerson nos recuerda que el
primero es algo deliberado y perverso, algo esencialmente personal; el sistema
de castas sería el armazón estructural social, económico y jurídico que mantiene
las desigualdades y que, por ende, permitiría que tenga lugar el primero.
Resulta evidente
que toda simplificación de fenómenos tan complejos y que presentan tantísimas
aristas supone un riesgo. Wilkerson aporta en siete secciones un análisis extraordinariamente
completo de cómo los sistemas de castas reproducen la desigualdad – a través de
estrategias de endogamia y herencia de privilegios, por ejemplo, y ciñen prácticamente
todos los aspectos de la sociedad en la que persisten.
Una muestra de ello
lo da en la comparación del sistema en India y en los EE.UU. en el siglo XX. El
concepto de casta se basa en nociones de pureza y contaminación externa: igual
que las castas superiores indias consideran ‘intocables’ a los parias, en
muchos municipios norteamericanos a las familias afroamericanas se les prohibía
bañarse en las piscinas públicas porque las autoridades alegaban que
contaminaban el agua.
Además de un
exhaustivo análisis de la literatura existente, la autora aporta ejemplos de su
propia experiencia vital. Apunta los enormes daños que las absurdas pautas de
dicho sistema causa a la sociedad del país, en una evidente refutación de los
valores democráticos en los que dice estar basada: es la raza de la víctima la
que predice quién va a recibir los mayores castigos y con mayor probabilidad en
el sistema legal de castas de los EE.UU. El veneno del sistema es tan poderoso
que hasta los miembros de las castas inferiores tienden a asumir su posición en
los estratos inferiores de la comunidad. “El éxito en el sistema de castas
estadounidense precisa de un cierto nivel de destreza a la hora de decodificar
el orden preexistente y responder a sus dictados. El sistema de castas nos
enseña a todos respecto de quiénes son las vidas y opiniones que deben tener
mayor peso y prevalencia en la mayoría de los encuentros. Uno de sus maestros
aventajados es el sistema de justicia penal, el cual desciende de los códigos
penales de la era de la esclavitud.” (p. 240, mi traducción)
De los principales estudiosos del Sur estadounidense de la primera mitad del siglo XX, él y su esposa fueron de los únicos investigadores de campo que trabajaron a la sombra de la subordinación del sistema de castas.” (p. 256, mi traducción) Sello conmemorativo del antropólogo Allison Davis (Fuente: https://postalmuseum.si.edu/exhibition/the-black-experience-shaping-education/dr-allison-davis) |
Caste es un libro apabullante por su franqueza. No por ser conocedores de las monstruosas y repugnantes atrocidades cometidas en nuestra era dejan de impactarte los datos que aporta y las conclusiones que se derivan.
Caste lo publicó en castellano Paidós Ibérica en 2021, con el título Casta: El origen de lo que nos divide, con traducción de Antonio Francisco Rodríguez Esteban.