10 oct 2010

Reseña: Echoes of Silence, de Chuah Guat Eng


Chuah Guat Eng, Echoes of Silence (Kuala Lumpur: Holograms, 1994). (2ª impresión, 2009)

En la primera novela de Chuah Guat Eng, Echoes of Silence, el lector pudiera fácilmente asumir que se está sumergiendo en un thriller, si no fuera porque desde el primer párrafo de la novela la autora nos plantea una serie de premisas muy diferentes de las habituales en el género detectivesco. En una plantación de caucho propiedad de un caballero inglés se comete un asesinato que parece ser copia casi exacta de otro asesinato cometido unos veinte años atrás. Y a medida que progresa la trama que nos cuenta en primera persona la narradora, Ai Lian, se van desvelando pistas de otro calibre, de una índole mucho más compleja.

La novela avanza pues por dos caminos paralelos y complementarios. Por una parte, la búsqueda de las pruebas que puedan determinar de manera fehaciente quién fue el culpable de los dos asesinatos cometidos en la plantación del magnate Templeton, mientras en un plano paralelo de descubrimientos empiezan a resonar con fuerza ecos y reverberaciones de una odisea personal e íntima, la de la narradora en su busca de una identidad como ser humano en la maraña social multirracial y extremadamente compleja de la Malasia inmediatamente después de la independencia, con el trasfondo de los disturbios raciales de 1969.

Guat Eng se nos revela como una avezada narradora, al crear en la novela un sugestivo mundo imaginario (el del distrito de Ulu Banir). En ese mundo el lector percibe la profundidad de las ideas, el dolor y la madurez intelectual que resultan del ineludible paso del tiempo, la sensación de vivir, de crecer, el bosquejo de una sociedad que aprende a verse a sí misma y a expresar esa experiencia.

Hay en Echoes of Silence pasajes llenos de expresividad, de significados muy poderosos, de una humanidad amplia y rica en matices:

“You know”, he said one evening when the sunset was particularly beautiful, “sometimes I see myself as a tiny drop of water tossed this way and that in an endless shoreless sea. Through the sheer force of the sea’s movements, other droplets become attached to me. For a while we become bonded by the tide over which we have no control. We travel together. Then the tide forces us apart. New droplets take the place of the droplets washed away. We form new attachments, create new patterns. But we’re still running along willy-nilly, and the sea is always an anonymous, indifferent sea.

“It’s a sort of parable of life. Lives, dreams, ambitions, achievements, history itself, are not made. They just happen. The way they happen depends purely on the way this cosmic sea moves at any given moment. On the resulting conjunction of souls that accidentally bump into one another during this aimless drift.”(p. 266)

“Sabes”, me dijo un anochecer en el que la puesta de sol fue especialmente hermosa, “a veces me veo a mí mismo como una diminuta gota de agua arrojada de aquí para allá en un mar infinito, sin orillas. Debido a la magnitud de la fuerza de los movimientos del mar otras gotitas se acoplan a mí. Durante un tiempo quedamos unidos por culpa de la marea, sobre la cual no tenemos control alguno. Viajamos juntos. Entonces, la marea nos separa a la fuerza. Otras gotitas toman el lugar de las gotitas que se llevó la marea. Formamos nuevas conexiones, creamos nuevos paradigmas. Pero continuamos avanzado, lo queramos o no, y el mar es siempre un mar anónimo, indiferente.

Es una especie de parábola de la vida. Las vidas, los sueños, las ambiciones, los logros, la historia misma, no son cosas que se hagan. Simplemente, ocurren. El modo en que suceden depende sencillamente de cómo se mueva este mar cósmico en un momento dado. De la confluencia resultante de almas que fortuitamente tropiezan entre sí, en el transcurso de esta deriva sin sentido.”

Puede que la literatura sea una de las pocas cosas que nos ayude a darle un poco de sentido a esta deriva que aparentemente no tiene objeto alguno. Y si no nos lo da, al menos ayuda a sobrellevar el paso del tiempo. Echoes of Silence, con su estudiada estructura de novela detectivesca que abarca más de cuarenta años de historia familiar, ciertamente no defrauda.

28 sept 2010

Reseña: L'illa de l'última veritat, de Flavia Company


Flavia Company, L’illa de l’última veritat (Barcelona: Proa, 2010). 141 páginas.

Cuando el doctor Matthew Prendel descubre que está gravemente enfermo y que pronto morirá, siente la necesidad de confesar un secreto con el que ha podido vivir, pero con el que no puede morir. Eso nos cuenta al principio de L’illa de l’última veritat la narradora, Phoebe Westore, compañera sentimental del extraño doctor Prendel.
Cansado de su vida como médico y profesor universitario, enamorado de la mar y de la navegacion, Prendel convence a dos amigos suyos, Katy y Frank, para embarcarse con él en una travesía a través del océano Atlántico. De pronto son víctimas del abordaje de un barco de piratas. Se produce una discusión muy tensa, Prendel dispara contra un pirata que cae al mar, y a continuación los piratas matan a Katy y Frank, Matthew Prendel salta al mar. Los piratas se llevan su yate y lo dejan en mitad del océano, suponiendo que morirá.
Tras varios días en el agua, Prendel llega a un islote, casi muerto. Un hombre le salva la vida. Cuando se recupera, descubre que es el pirata al que le había disparado durante el abordaje.
El enfrentamiento psicológico entre estos hombres en una isla desierta es la cuestión más interesante, y ciertamente fascinante, de L’illa de l’última veritat. Nelson Souza, el pirata, le impone a Prendel sus condiciones para permitirle vivir en la isla, so pena de muerte. Le prohíbe ir a “su territorio”,  le impone un régimen de contacto, no comparte con él muchas de las cosas que tiene escondidas en su parte de la isla, etc. Prendel se debate entre la rebelión que podría acarrearle la muerte y el instinto por seguir vivo, entre la necesidad de contacto con otro ser humano y la locura. La única ocasión que intenta entrar en la “zona prohibida”, Souza le dispara y le hiere en una pierna. ¿Ojo por ojo?
Pasados ya dos años desde su llegada, Prendel pierde la noción del tiempo. Puede que hayan transcurrido ya cinco años cuando Souza acude un día a verle y le dice, jubiloso, que ya pueden marcharse de allí. ¿Será que Souza ha estado siempre loco? ¿Qué otros secretos le ha ocultado?
La noche antes de abandonar la isla de la verdad última, los dos hombres comparten un festín y beben whisky y fuman. ¿Se han hecho amigos después de tanto tiempo viviendo según las reglas de Nelson?
Flavia Company (Buenos Aires, 1963) ha creado una historia llena de tensión y suspense en L’illa de l’última veritat. Es un libro corto, sin duda, pero la trama no tiene por qué dar mucho más de sí, y que en todo caso, hasta podría resultar superfluo. La voz de Prendel nos llega por boca del relato que escribe Westore:
“Les coses, però, no podien seguir sempre igual a elles mateixes. Sap molt bé que la inèrcia troba gairebé sempre algun obstacle. Nelson i jo vivíem la nostra rutina. Jo no envaïa el seu espai, per por de la mort, i ell no es deixava veure, potser perquè pensava que el voldria atacar de sorpresa. Però, benvolguda Phoebe, jo no deixava de donar-hi voltes i, per més que no tenia ganes de tornar a Nova York, sí que la idea de surtir d’allà començava a fer-se’m repetitiva.
Però anem a pams. A pesar que en un primer moment el fet que tornés a desaparèixer va ser de nou un alleujament, al cap d’un temps que, com ja li he dit, ni tan sols vaig calcular, vaig començar a sentir-me inquiet. I si havia marxat de l’illot i no me havia adonat? I si m’havia quedat tot sol?” (p. 84)
“Things, however, could not remain as they were. You know too well that inertia almost always runs into an obstacle. Nelson and I lived our own routine. I would not invade his space, for fear of death, and he would not show up, perhaps because he thought that I would attack him by surprise. But, my dear Phoebe, I could not stop thinking about it, and although I did not want to return to New York, the idea of leaving the island recurred in my mind.

But let’s proceed bit by bit. Even though the fact that he disappeared once more was again a relief, after a time, which, as I have said, I did not even calculate, I began to feel uneasy. What if he had left the islet? What if I had been left all alone?”

El desenlace es más que sorprendente. En el epílogo, Phoebe Westore nos cuenta su visita al barrio lusitano de la Alfama, donde va a llevarle a la familia de Souza la carta que éste dejó como último mensaje. En la casa de los Souza, Phoebe va a descubrir el gran secreto que el doctor Matthew Prendel no llegó a revelarle antes de morir.
Esta es una novelita excelente, que no querrás dejar hasta saber cuál es la última verdad, y cuál es el secreto que ha ocultado Prendel todo el tiempo. La versión en castellano saldrá en enero de 2011, publicada por Lumen.

Posts més visitats/Lo más visto en los últimos 30 días/Most-visited posts in last 30 days

¿Quién escribe? Who writes? Qui escriu?

Mi foto
Ngunnawal land, Australia