7 mar 2015

Reseña: Get in Trouble, de Kelly Link

Kelly Link, Get in Trouble (Melbourne: Text, 2015). 333 páginas.

Es una buena noticia la publicación de un nuevo libro de cuentos de Kelly Link, cuyo relato ‘Some Zombie Contingency Plans’ tuve el gusto de traducir hace unos años para la revista de los campeones, Hermano Cerdo, y el cual, si es que todavía no lo has leído, puedes (y deberías) hacerlo: aquí.

Digo buena nooticia porque me parece estupendo que alguien como Link vea recompensado su trabajo literario de años con la publicación de otro libro. Hay algo sumamente especial y atractivo en las historias de Link, a causa en buena medida de la ambigüedad con la que escenifica las historias. La singularidad de los cuentos de Kelly Link estriba en sus sorpresivos desenlaces.

En el caso de los ‘Planes de contingencia frente a los zombies’, la presencia del personaje principal, el Jabones, con su llegada nocturna a una fiesta a la que no ha sido invitado, parece una poco amenazadora desde el primer momento; pero la narración sabe guardar sus bazas ganadoras – esas que deben deleitar al lector para que sienta satisfacción por la lectura de un texto – hasta el último instante.

Ya el título de esta colección de cuentos nos indica que en estas narraciones los personajes van a meterse en problemas de toda índole. Es desde luego una colección variopinta en cuanto a los escenarios escogidos: desde un hotel de Nueva York a una nave espacial en medio del universo en otra época más avanzada que la nuestra, pasando por las orillas de un lago en el que existió una antigua colonia nudista desaparecida misteriosamente.

El relato que inicia Get in Trouble, titulado ‘The Summer People’, algo así como ‘los veraneantes’, tiene como protagonista a una jovencita a la que le despierta su padre una mañana con un vaporizador, para decirle que se va a Florida a una reunión religiosa y que debe cuidar de “los veraneantes”. Con un gripazo de impresión, Fran acepta la ayuda de Ofelia, compañera del instituto, a la que inmediatamente le pica la curiosidad por saber quiénes viven en la extraña casa medio oculta en la montaña. Los veraneantes resultan ser criaturas mágicas que decoran la casa con fantásticos juguetes. No es el mundo de los cuentos de los hermanos Grimm: los veraneantes cambian la configuración del iPod de Ofelia cuando ella lo olvida tras su primera visita a la casa. Cuando Ofelia insiste en aceptar el reto de pasar una noche entera en la casa, el lector puede intuir que algo siniestro se cierne sobre ella. Sin embargo, Link interrumpe la narración para llevarnos varios años después a un albergue juvenil europeo donde Fran reflexiona rememora cómo escapó su madre de la servidumbre hacia los veraneantes en la que estaba inmersa, y cómo Fran hizo lo propio.

‘I Can See Right Through You’ cuenta la desdichada vida del famoso actor protagonista de una película de vampiros en el crepúsculo de su carrera y víctima del escándalo causado por un esperpéntico episodio sexual grabado en video, y al que la voz narradora se refiere siempre como ‘Demon Lover’. Deprimido, huyendo de su mujer y otro inevitable litigio por divorcio, acude a ver a su amiga Meggie, su antigua amante y coprotagonista de sus películas, que ahora presenta un reality sobre fantasmas y presencias de ultratumba. El escenario es una antigua colonia nudista a las orillas de un lago en Florida, en donde desaparecieron décadas antes todos sus miembros (el juego de palabras es fortuito, de verdad). El desenlace es más que sorprendente.

‘Secret Identity’ supone un significativo cambio de técnica narrativa, pues Link escribe en primera persona. La protagonista es una adolescente del midwest que ha venido a Nueva York a pasar un fin de semana con alguien a quien solamente conoce a través del mundo virtual de internet. El susodicho, Paul Zell, ha pagado la habitación en un hotel donde se está celebrando una convención de superhéroes y otra de dentistas. Puede que el desengaño al que está abocada sea el menor de sus problemas.

‘The New Boyfriend’ es el relato que más me ha gustado de este volumen. Un grupo de chicas adolescentes celebran sus fiestas tomando absenta en compañía de una especie de chicos artificiales, unos androides o robots, de una marca llamada ‘Boyfriend’. Los androides hablan y bailan, demuestran cariño e interés por las chicas. Pero todos ellos son propiedad de una de ellas, Ainslie – cuya familia nada no solo en dinero sino también en problemas. La última adquisición de Ainslie es el modelo ‘Ghost Boyfriend’, que puede configurarse en dos modos: corpóreo y espectral. Cuando Immy, una de las amigas de Ainslie, se enamora del nuevo robot e idea un plan para pasar una semana con él en el almacén de la madre de Ainslie (como es tan buena amiga, sabe dónde encontrar llaves para la casa y el almacén, además de la clave para desconectar la alarma), puede uno suponer que lo que Immy le ha dicho a Elin (otra chica del grupo de amigas) va a ser cierto: “Puede ser que yo no quiera lo que es real.”

Me gusta cómo escribe Kelly Link. Su prosa es límpida, tiene una enorme originalidad y sabe tirar del hilo conductor de sus relatos con destreza. Sus recursos, no obstante, no son extraordinarios, no tienen nada de insólito: los personajes son personas corrientes que no albergan sueños grandiosos, mas Link los zambulle en circunstancias un tanto surrealistas o fantásticas de las que mayoritariamente podrán salir, aunque lo hagan tocados para siempre. La vulnerabilidad de los personajes es precisamente lo que los hace más humanos: el deseo les lleva al desastre.

El resto de relatos de Get in Trouble son ‘Valley of the Girls’, ‘Origin Story’, ‘The Lesson’, ‘Two Houses’ y ‘Light’. En el primero, además de utilizar una forma tipográfica especial, reproduciendo la cartela que habitualmente rodea los jeroglíficos alrededor de cada uno de los nombres de los personajes, la estructura narrativa da saltos entre el pasado y el presente. Los jóvenes de esta historia son hijos de personas muy ricas, híper-controlados con microchips. Tienen también una cara pública, otra persona que los representa en público para evitar los escándalos. Las chicas se han entregado a la moda de construirse pirámides y sarcófagos como en el antiguo Egipto.

En ‘Two Houses’ la tripulación de una nave espacial se despierta de su larga hibernación para celebrar un cumpleaños. Lo hacen contando cuentos de fantasmas, sin que parezca importar mucho que la nave lleve años surcando en solitario el universo tras haber perdido repentinamente y sin explicación lógica alguna a su nave gemela. Cuando Maureen, el cerebro cibernético de la nave (una versión femenina de HAL) empieza a jugar con las imágenes decorativas que ilustran los cuentos que cuentan los miembros de la tripulación, empiezan a surgir ansiedades y serios atisbos de zozobra.

Estos son cuentos que no buscan satirizar, pese a la sutil ironía que demuestra Link en muchos de ellos. Los elementos irreales o fantasiosos no son añadidos gratuitos ni facilones: pienso que son más bien aspectos estructurales que le asisten a dibujar personajes que sin buscar la grandeza terminan en la desgracia. Siempre hay una lección en cada uno de ellos. Una colección de relatos muy entretenidos, muy recomendables.

24 feb 2015

Reseña: On Such a Full Sea, de Chang-rae Lee

Chang-rae Lee, On Such a Full Sea (Londres: Little, Brown, 2014). 352 páginas.

¿Cómo serán nuestras sociedades dentro de doscientos o trescientos años? ¿Será el calentamiento global un factor determinante en la reestructuración del orden social en un futuro quizás no tan lejano? ¿Qué aspiraciones tendrán los futuros ciudadanos, qué inquietudes? Esta es solo una de las ideas que puede barajar el lector de On Such a Full Sea, la última novela de este talentoso novelista estadounidense nacido en Corea.

Una joven llamada Fan, chica corriente que no destaca ni por su belleza ni por su inteligencia, de raza asiática, baja estatura y entregada a su trabajo como submarinista en los enormes tanques piscifactorías de la pequeña ciudad de B-Mor (el guiño a Baltimore es evidente) se escapa para buscar a su novio, Reg. Este ha desaparecido sin dejar rastro tras ser reclutado a la fuerza por las autoridades (el Directorio). Lo curioso del caso es que Reg parece estar libre de las enfermedades causadas por el mal que en la novela se identifica solamente por la letra C, y que tarde o temprano afecta a todos los habitantes del planeta. Lo que no sabe Reg es que tras un único encuentro sexual con Fan, la joven ha quedado embarazada.

El mundo de On Such a Full Sea (título que Lee toma prestado del Julius Caesar de Shakespeare) bos presenta una sociedad distópica, altamente jerarquizada y estratificada. Los habitantes de B-Mor son en realidad los descendientes de inmigrantes llegados varias generaciones antes de un lugar llamado Nueva China, en el que la vida se volvió imposible a causa de la altísima contaminación. Se dedican principalmente a la producción de alimentos, destinados a las ciudades “estatutarias”, centros urbanos en los que residen las élites económicas e intelectuales, separadas del resto del territorio por autopistas de peaje y cuerpos de seguridad. El ancho campo restante es lo que el narrador (sobre este narrador cabe añadir más cosas) denomina “los condados”, zonas indeterminadas en las que subsisten quienes pueden, entre bandas de ladrones y asesinos que recorren las regiones a la caza de dinero, comidas, esclavos. Así pues, tenemos un universo dividido en tres partes: la zona oscura y peligrosa, una suerte de zona intermedia terrenal (B-Mor) y una asociación de paradisíacos lugares de lujo y privilegio con clases sociales plenamente establecidas, las ciudades estatutarias.

En su huida, Fan sufre diversas peripecias, la primera de la cuales es un atropello en la carretera, accidente tras el cual es recogida por Quig y (a regañadientes) Loreen. Quig, antiguo veterinario expulsado de Asociación Estatutaria debido al comercio ilegal de drogas, la cura y le permite recuperarse en el asentamiento conocido como The Smokes, del cual es el líder. Allí ejerce la medicina y extrae beneficios de todo aquel que llega en busca de ayuda. Cuando el asentamiento está a punto de quedarse sin agua, Quig emprende un viaje acompañado de Loreen y Fan en busca de una taladradora potente y de medicamentos para el hijo de Loreen. ¿Destino? Una ciudad estatutaria llamada Séneca.

Quizás el aspecto más intrigante de esta novela sea el carácter del narrador. Con una voz anónima que habla en primera persona del plural en nombre de los habitantes de B-Mor, Chang-rae Lee crea un filtro narrativo sumamente atractivo: el narrador nos recuerda repetidamente que no ha sido testigo de la historia de Fan, la cual nos narra al tiempo que la envuelve en rumores, dudas y especulaciones. El narrador pone pues en duda la veracidad de la historia que cuenta, en un sutil intento por otorgarle a Fan (y a Reg) un estatus de heroína legendaria, mítica. La narración intercala por otra parte reflexiones de cierta índole filosófica sobre la vida en B-Mor y los leves cambios de rebeldía que experimenta su sociedad una vez la historia de Fan y Reg cobra visos de verdad/leyenda. Este recurso es desde luego arriesgado, pero no me cabe duda alguna de que Lee consigue lo que persigue, pese a que el ritmo de la narración decaiga en algunos momentos.

La trama se complica un poco más cuando los tres viajeros llegan a Séneca tras salir vivos de una emboscada en mitad de los condados, gracias a la astucia y presencia de ánimo de Fan. Quig entrega a Fan a un matrimonio sin hijos, pero cuando el dueño de la casa, Leo, intenta violarla la primera noche, su mujer (la Sra. Cathy) le golpea en la cabeza y le provoca un derrame cerebral. Fan empieza a acostumbrarse a vivir en la gran mansión, aprendiendo el oficio de sirvienta. Hay algo extraño y un poco siniestro en esa casa, como descubrirá Fan cuando Cathy la invite a pasar la noche en sus aposentos. Esta es, en mi opinión, la parte más sorprendente de la novela. Es un episodio que precede al giro argumental que ha de llevarnos al desenlace. Chang-rae Lee ya ha escrito varias obras que me resultaron amenas y satisfactorias (si te interesa saber de mi opinión respecto a ellas, están en el blog), pero On Such a Full Sea es un territorio nuevo, un reto distinto del que sale muy airoso.

La incógnita de si Fan encontrará a Reg impulsa la trama y mantiene por supuesto el interés del lector, pero es la posibilidad de que Fan encuentre a su hermano mayor, Bo Liwei (uno de los pocos jóvenes de B-Mor que consiguió aprobar los exámenes de acceso a la escuelas privilegiadas de la Asociación Estatutaria), lo que crea un aliciente argumental añadido, que en ningún momento resulta enrevesado ni arduo de seguir. El desenlace, pese a ser abierto y algo extraño, culmina una estupenda novela de uno de los autores estadounidenses a tener en cuenta en los próximos aňos.

Posts més visitats/Lo más visto en los últimos 30 días/Most-visited posts in last 30 days

¿Quién escribe? Who writes? Qui escriu?

Mi foto
Ngunnawal land, Australia