21 mar 2015

Reseña: The Double, de Maria Takolander

Maria Takolander, The Double (Melbourne: Text, 2013). 257 páginas.

Este primer libro de narraciones breves de la australiana Maria Takolander consta de dos partes bien diferenciadas. La primera (el grueso del volumen) la componen un total de ocho relatos cuyos títulos corresponden a obras ya clásicas de la literatura universal. Son a un mismo tiempo homenajes y recreaciones muy libres – en algunos casos más creaciones que recreaciones – de obras ya conocidas: ‘The Red Wheelbarrow’, un poema de William Carlos Williams; ‘Three Sisters’, que inspira la obra de teatro homónima de Antón Chejov; ‘The Double’, como la novela de Fiódor Dostoievski; o ‘The Obscene Bird of Night’, iluminada por la obra del chileno José Donoso El obsceno pájaro de la noche; la lista la completan ‘Paradise Lost’, ‘Mad Love’, ‘The Interpretation of Dreams’ y ‘The War of the Worlds’.

Los relatos de la segunda parte tienen no solamente una temática común sino un mismo tono sarcástico. El primero de ellos, ‘A Roānkin Philosophy of Poetry’ tuve el gusto de poder traducirlo para la revista de los campeones, Hermano Cerdo, hace ya tanto tiempo que el enlace a la traducción ya no funciona, pero si te apetece, es todavía posible leerlo en su versión original en inglés, aquí, cuando fue premiado con el Elizabeth Jolley Prize de 2010.

Varios aspectos temáticos son comunes a los relatos de The Double: la memoria como presencia irrebatible del pasado en la vida presente de personajes que ven el futuro con miedo y perciben una amenaza en la presencia de otros personajes que en el mejor de los casos son apenas visibles cuando no están totalmente ausentes. Muchos de estos relatos indagan en la violencia (en varios casos caracterizada por la figura del padre en la sociedad patriarcal occidental). El escenario (más que el tema) de la emigración es otro aspecto presente en varios de los cuentos de The Double, bien como nuevo entorno geográfico del mundo actual, bien como lugar indeterminado de un futuro post-apocalíptico (como es el caso de ‘The War of the Worlds’ o ‘Paradise Lost’).

No me resulta nada fácil decidirme por un par (o incluso un trío) de ellos como recomendación en la categoría imperdible, lo que en inglés normalmente se conoce como must-read. Pero si me viera en esa tesitura, escogería estos tres: ‘Mad Love’, ‘The Interpretation of Dreams’ y ‘The Double’. En el primero una mujer cuenta el castigo o desquite al que somete durante la luna de miel en África que ella misma ha escogido al hombre con quien se ha casado (bastante mayor que ella) al darse cuenta de que en realidad lo odia. Para mí, el relato funciona de modo particularmente efectivo porque Takolander lo escribe en primera persona, dirigido a un que es el marido. Así comienza ‘Mad Love’:

Me pediste que me casara contigo en la oscuridad, mientras estabas todavía montado encima de mí. Yo dije que sí, tú me diste un beso en la mejilla y te dejaste caer en la cama.

Después, acostada junto a ti en la oscuridad, saqué a colación el asunto de la luna de miel. La colcha de plumón me parecía sofocante, y podía oír el anticuado despertador que tenías en la mesilla de noche. Mientras miraba la penumbra del techo te dije que deberíamos hacer algo arriesgado. Lo que yo quisiera estaría bien, respondiste. Y entonces te pusiste a roncar. (p. 91, mi traducción).
 
Con un tono frío, directo e incluso calculado, la narradora relata la ceremonia y el viaje en un pequeño tour por una desolada región africana (Namibia viene a la cabeza), con un desenlace demoledor.  

El segundo relato que yo escogería como muy recomendable, ´The Interpretation of Dreams´, tiene como protagonista a un joven estudiante. La llegada al instituto de una chica nueva, Amelia (con una problemática reputación), cambiará su vida y la de sus compañeros de manera brutal. El chico, desmañado y solitario, sufre el trauma de haber crecido con una madre anoréxica hospitalizada y un padre abandonado a sus aficiones. Se refugia en la  novelas de Stephen King y en la masturbación. Amelia aparece como un vendaval, vestida y maquillada provocativamente y, tras sentarse a su lado en la clase de literatura (el grupo está, curiosamente, leyendo Edipo Rey) le sigue en el recreo, se sienta enfrente de él, le roba el plátano de su almuerzo y empieza a contarle sus proezas sexuales. A partir de ese momento Amelia es una pesadilla para él, sensación que se acentúa a causa de llamadas telefónicas anónimas que recibe cada noche. Takolander controla el tempo de la narración con maestría, y el relato se resuelve con un trágico pero brillante desenlace.

´The Double´, que da título al volumen, se centra también en el trauma de juventud de una mujer de origen finlandés (Takolander es de origen finés) que vive en una granja australiana con su marido, aunque pasa la mayor parte del tiempo sola y limitada por la discapacidad que sufre (tiene un brazo paralizado por causas no explicitadas). El recuerdo de un trágico episodio en un lago de Finlandia, en el que murió su hermano mayor, la atormenta; el reflejo de su imagen en la charca de agua que la avería de una bomba ha creado, es el detonante de una resolución más que sorprendente.

Los relatos de la primera sección de The Double son por lo tanto inteligentes ejercicios intertextuales con numerosas alusiones a obras literarias clásicas, escritos en una prosa escueta y precisa pero altamente poética (la vertiente creativa más importante de la obra de la autora es la poesía). Pero las alusiones literarias no escasean tampoco en los cuatro relatos de la segunda parte, la que podríamos llamar la parte de Roānkin, un conjunto de cuatro cuentos metaliterarios con un indudable ánimo satírico. ¿Quién o quiénes se sitúan tras los blancos de los dardos sarcásticos de Takolander?

16 mar 2015

The Seventh Day, by Yu Hua - A Review

Yu Hua, The Seventh Day (Melbourne: Text, 2015. 213 pages. Translated into English by Allan H, Barr,

Nota: Esta es la versión en inglés de la reseña publicada en castellano en Hermano Cerdo, que puedes, si lo prefieres, leer aquí

The passage from life to death should perhaps make it possible some sort of space or time wherein the deceased could gain access to some entertainment: a transitional period that would allow us to cast a last ironical glance around us and evaluate those who are left behind in the world of the living. Yet in reality – unless someone can prove the opposite – everything seems to indicate it is not so. Fortunately, literature, fiction, permits some licences. While we are it, who wouldn't enjoy such a thing?

In Yu Hua’s latest novel, The Seventh Day, the protagonist, Yang Fei, is a 41-year-old man recently killed by an explosion at the restaurant where he had been eating noodle soup, just as he was about to enjoy a small complimentary plate of seasonal fruit.

When he ‘wakes up’ the first day after his death, the city where he used to live is covered in thick fog through which he has to make his way to reach the crematorium, of which he poignantly says it is nowadays called a funeral parlour. He needs to hurry, as he has been assigned a cremation time, 9:30 am. Yang is washing at home and getting dressed with more appropriate clothes when the phone rings and a voice reminds him that he needs to be there at 9, with his pertinent booking receipt. Of course, he will be late.

The novel is made up of seven chapters that match the seven days between Yang’s death and the end of his pilgrimage across the Land of the Unburied.

The Seventh Day would be a macabre narrative were it not for the fact that irony is prevalent in Yu Hua’s writing. Where it is not, the novel feels too sentimentalist; yet let us not be deceived: there is a rich vein of black humour in this story.

At times the plot is nifty, innovative, amusing: Yu drafts a veiled criticism of contemporary Chinese society. Many of the dead he meets in his wanderings across the Land of the Unburied are destitute people who in their lifetime were unable to afford a small plot where their ashes can be buried. A married couple he stumbles upon explain how they died when the machinery sent by the local government knocked down their building while they were asleep inside, after having worked several shifts for very little pay. One girl roaming the weird ‘purgatory’ (the term is useless, but one has to write something!) of those who do not have a place where they can be buried tells Yang her story: how after scraping by with poorly-paid jobs she fell to her death from the highest building in the city. Later, Yang Fei meets the girl’s fiancé, who sold a kidney to one of the organ-harvesting mafias, got sick and died in abject poverty.

The Land of the Unburied is ‘populated’ by a multitude of dead. Most of them only have (literally) their bones left, resigned to spend eternity in a vast plain adorned with trees and rivers. In his rambling Yang runs into acquaintances; these are secondary characters who tell (us) their personal stories: these are significant additions to the plot because they allow Yu Hua to show many variegated perspectives of what life is like in today’s China, suggestive snippets of the kind of society prevalent in the Asian giant that has become the world economy’s big dynamo.

There are at least three different sections in the funeral parlour: one has plastic chairs for the less wealthy, another one has armchairs where the opulent sit while waiting their turn for their corpses to become ash, and the VIP zone which in the novel is used by the city mayor only, deceased in the room of a luxury hotel while enjoying the company of an attractive young lady.

Some episodes border on the obscene. Yang Fei is any case dead, and therefore he feels immune to criticism or the immoral weight of fame. In the seven days of the protagonist’s story, while he is searching for his father, also recently dead, and whom he assumes to be in the Land of the Unburied, Fei tells his life story: from how he was born in the most extraordinary fashion, falling though the toilet of a speeding train to his childhood with an unmarried father (the railway worker who found him on the tracks), his failed marriage to an attractive and ambitious woman, whom she finds in the bizarre limbo he keeps walking around in.

China, the ancient middle kingdom, is undeniably an economic and geopolitical superpower in the early 21st century. The country’s transformation in recent decades has been disproportionate. Its many problems, however, are well known: uncontrolled pollution, exhausted outdated models, political corruption and nepotism, unbridled consumerism and moral decadence (anyone interested in these issues would do well to read Chinese-Australian Ouyang Yu’s latest novel, Diary of a Naked Official – N.B. the review is in Spanish). Yu Hua does not hide: his criticism of the system is no obstacle for his characters to display (who are dead, let’s not forget) the kind of kindness and tenderness ordinary people who struggle to make a living day after day do have. As is often the case, the most vulnerable, the weakest, are those who powerlessly witness unstoppable economic growth, of which they will never get to taste a morsel.

Money can buy everything, apparently even after death. That is why the VIPs are cremated in an imported machine with leading-edge technology, whereas the poor have to go through the locally manufactured inefficient contraption. In any case, do not forget to take your number.

Next, please!

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