21 mar 2022

Reseña: The Ministry for the Future, de Kim Stanley Robinson

Kim Stanley Robinson, The Ministry for the Future (Londres: Orbit, 2020). 563 páginas.
Hace apenas una semana que, en una controvertida decisión judicial, la Corte Federal australiana anuló una sentencia anterior por la que se asignaba al Gobierno la obligación de proteger a las generaciones futuras de los efectos del cambio climático en sus vidas. Me pregunto si los magistrados que votaron en contra del grupo de jóvenes mujeres que reclamaban ese derecho a tener un futuro han leído este libro del estadounidense Robinson.

El Ministerio del Futuro al que se refiere esta novela sería una agencia internacional, fruto del Acuerdo de París, encargada de defender a todos los seres vivos en esta década y en las próximas. Es necesario poner el énfasis en la idea de que se trata de todos los seres vivos, no únicamente las personas.

El primer capítulo narra cómo uno de los protagonistas, Frank May, sobrevive a una catastrófica ola de calor en el norte de India, con un recuento de víctimas mortales cercano a los veinte millones de personas. Después del terrible episodio (en modo alguno inverosímil), la creación de este brazo ejecutivo de carácter supranacional buscaría financiar los medios y mecanismos necesarios para ralentizar el calentamiento del planeta. La protagonista principal es Mary Murphy, directora del Ministerio, que debe enfrentarse a quienes detentan el verdadero poder, el económico: los líderes de los bancos de reserva de las principales fuerzas económicas mundiales, a quienes ha de convencer de la necesidad de un viraje económico que favorezca la eliminación de las emisiones de carbono y abandone los combustibles fósiles.

Robinson plantea en su narrativa conflictos, actos y problemas sociales que serían perfectamente posibles en años venideros: actos de activismo terrorista con fines medioambientalistas, huelgas masivas de carácter multinacional, migraciones de millones de personas por causas climáticas, asesinatos selectivos de multimillonarios insolidarios… entre muchos otros.

"[...] Matan a los buenos, pensó Mary con amargura, a los líderes, a los tenaces, y después retan a los más débiles a tomar el relevo y continuar la tarea. Pocos lo harían. Los homicidas se impondrían. Siempre fue así como sucedieron las cosas. Eso explicaba el mundo en el que vivían; los asesinos estaban dispuestos a matar para salirse con la suya. En un combate entre la gente malvada, los sociópatas, enfermos, heridos, enojados y jodidos y el resto de la gente, no únicamente los buenos y los valientes sino también los corrientes y los débiles, los corderitos que solamente deseaban salir adelante, ganaban siempre esos cabrones. Los pocos que copaban el poder y lo ejercían como torturadores, felices de arrancarles la felicidad a la mayoría. Claro que todos tenían sus motivos. Los asesinos siempre pensaban que estaban defendiendo su raza o su nación o a sus niños o sus valores. Miraban a través del espejo y arrojaban su fealdad contra los otros, para no verla en ellos mismos. ¡Siempre los otros!". (Mi traducción) Fotografía facilitada por el Kremlin a través de Wikicommons.

En el Ministerio se dan cuenta rápidamente de lo difícil, si no imposible, de su misión. ¿Sería necesario que el Ministerio contara con un brazo armado clandestino que practique una guerra sucia contra los bastiones del neoliberalismo? ¿Es ética una lucha soterrada contra quienes anteponen su codicia al bienestar de la población mundial (o incluso a la supervivencia de la vida humana en la Tierra)?

Robinson crea una narración de ciencia ficción muy plausible. En cierto modo rebosa optimismo, siempre sobre la base de los conocimientos científicos, geopolíticos y económicos que posee. Todas las hipótesis que formula la novela conducirían a una solución creíble de regeneración. Es como si Robinson antepusiera su fe en la resiliencia humana a la patente realidad de una crisis cada vez más extendida, más profunda e irreversible.

Con el objeto de hacer más creíble la trasformación de Mary en alguien más pragmática que guiada por el bien ante los dilemas éticos, Robinson une a Frank May y Mary Murphy en Zúrich: Frank sigue a Mary una noche y la retiene en su casa hasta que reconozca que el enfoque burocrático adoptado por el Ministerio del Futuro, que se adhiere a la legalidad, nunca va a ser suficiente y que otro tipo de medidas son necesarias para salvarnos.

Capítulo 2º

Soy un dios y no soy un dios. En cualquier caso, vosotros sois mis criaturas. Os mantengo con vida. 

En mi interior poseo un calor insoportable; y sin embargo, mi exterior es incluso más caluroso. Arderéis si os toco, aunque dé vueltas por el cielo. Cada vez que exhalo mis lentas bocanadas, os congeláis y luego os quemáis, os congeláis y luego os quemáis.

Algún día os devoraré. Por ahora, os doy de comer. Cuidado con mi mirada. Nunca jamás me miréis a los ojos. (Mi traducción)

El formato es asimismo novedoso: The Ministry for the Future mezcla las historias de Mary y Frank con informes de científicos, voces que nos hablan en nombre de elementos químicos o de estrellas, de animales o conceptos abstractos. Es ciencia ficción con propósitos esperanzadores: Robinson quiere pensar que un post-capitalista será no solamente posible sino también beneficioso para el mundo en que vivimos. Es harto difícil creer en ello, dadas las circunstancias en las que estamos viviendo en los últimos años.

También disponible en castellano: El Ministerio del Futuro, publicado por Minotauro en 2021, con traducción a cargo de Simon Saito.

20 mar 2022

Falles de València 2022

2022 was my first Falles after close to three decades. I can’t even remember the last time I was fully engaged with these truly unique festivities. Nowhere else in the world can you experience this frenetic pace and the passion for fireworks. Many a thing has changed in thirty years, but the essence remains, and the tradition persists and continues through to the next generations. Below are a few examples of the Falles of 2022, which endured an unusually wet and coldish weather that could not dampen the popular spirit of Valencian neighbourhoods. Covid-19 may have cancelled the Falles two years, but the festival seems to have triumphed over the adversity. Like the phoenix, its life-force has risen from the ashes of times past.

Change is afoot in the form of a return to the essence: many falleros and falleras now don costumes which are closer to the more traditional garments of a different era. 
The world of magic, trickery and populism. Falla Arxiduc Carles-Xiva. The purple figure below is the former leader of Podemos.

 
Two views of the children's Falla at Bisbe Amigó-Conca. The smaller versions tend to create clusters and look therefore more baroque and ornate. This was First Prize in Section 1 (not the big ones, known as Special Section).

Falla de la Plaça del Pilar, in the heart of the old town obtained the 2nd Prize in the Special Section. The scene above depicts two prostitutes in the red-light district and the Mayor. The keyword of the whole monument is "Checkmate".

Biden, Putin and, behind them, Xi Jinpin. Caustic criticism of global affairs is ever present in Les Falles. Falla de la Plaça del Pilar. 

Not even the Head of State is safe from satire. Falla de la Plaça del Pilar. 
The Spanish Royal Family and their never ending scandals are again the target. Falla de la Plaça del Pilar.

The theme of this year's Municipal Children's Falla was illustrious Valencians. Former Lady Mayor Barberá wears her famous necklace. Next to her, Vicente López, who was the Royals' painter in the early 19th century. 
Seeing her being paid homage in the Municipal Children's Falla was a massive surprise. Blanquita was an extremely charismatic lady in Barri del Carme in the 1990s, known to everyone who lived there or spent nights in the numerous bars and cafes. She was once at my shabby flat at Calle Bolseria.

And the winner is... Falla Convent Jerusalem-Matemàtic Marçal won the biggest prize. 1st Prize in the Special Section.
The Municipal Falla at Plaça de l'Ajuntament is always the last one to be consumed by the flames.
Kilos of powder are burnt in a good mascletà. The one at Plaça Bisbe Amigó is very popular. The paradox of rhythmic explosions creating music.
Every child born in València feels the thrill of lighting fireworks. It's in our DNA.

At 2pm, weather permitting, the Mascletà will be lit. In just five minutes it will all be burnt.

Some of the huge bangers hanging in Plaça Bisbe Amigó.
Mascletà: rhythmic noise, smoke. 
It all needs to come to an end: burn the lot so you will build a new one next year. Falla Baró de Patraix- Conca-Mossén Fenollar is a very good example of what a working-class neighbourhood can modestly achieve. Below: two moments of the Cremà.

Before and after. Year after year, they will create a work of art only to burn it down on the night of March the 19th.
The children's Falla at Plaça Patraix, my local.

It all becomes ashes and a memory. Like everything else.

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