El sistema educativo en el que estuve inmerso en la enseñanza primaria,
hacia el final de la dictadura franquista, se sostenía sobre (lo que entonces eran)
irrebatibles creencias religiosas, y por esa razón la idea de paraíso que
buscaban inculcarnos era una fantasía completamente irrealizable en la Tierra. Transcurridas
ya seis décadas de vida, me parece que haber desechado esa quimera ilusoria por
principio está plenamente justificado. Pienso que el paraíso, si es que tenemos
que aceptar o lidiar con la existencia del concepto, no es otra cosa que alcanzar
un estado emocional.
Hasta la fecha, Yanagihara solamente ha publicado tres novelas. La más
mediática y leída fue A Little Life (reseñada en este blog en 2016, con más de 5000 visitas, pero
que, sorprendentemente, no ha merecido ningún comentario hasta ahora). La
primera, The People in the Trees, la reseñé en marzo de 2014. To Paradise es un bicho raro de novela:
son tres novelas en un mismo libro, cada una separada en el tiempo por un siglo.
La primera parte se sitúa en la Nueva York de 1893, en un país, los Estados
Unidos, dividido en varias confederaciones. La metrópolis neoyorquina es el escenario
de las tres historias. En la primera, es la capital de los
llamados «estados libres», donde el matrimonio de personas del mismo sexo no es
solamente legal sino una costumbre de aparentemente larga trayectoria histórica
y cultural.
Washington Square es el centro neurálgico de las tres secciones de To Paradise. Fotografía de Elisa.rolle |
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El paraíso puede muy bien ser ese momento en que te deslizas sobre una tabla de surf. Turtle Bay, Oahu, Hawai'i. Fotografía de Steve Hedin. |
La tercera sección nos lleva a un futuro distópico y aterrador en 2083. Los estados libres se han convertido en una autocracia de corte fascista. Las recurrentes epidemias del siglo XXI, junto con los devastadores efectos del cambio climático (los personajes tienen que emplear trajes especiales para poder salir a la calle). En esta parte hay dos narradores: una joven mujer que sufrió los terribles efectos secundarios de una medicación contra los virus que la dejaron estéril y muy debilitada emocionalmente. El otro narrador es su abuelo, que cuenta el declive de la ciudad y la sociedad neoyorquina a lo largo del siglo y el progresivo deterioro político que conduce al estado policiaco de corte fascista, con campos de concentración a los que se interna a los enfermos para que mueran en ellos. Quien quiera leer algo en eso, que lo haga: en Australia se abrieron campos de aislamiento para quienes regresaban del extranjero durante los primeros dos años del Covid.
Uno puede preguntarse la razón por la que las tres historias, en su
desenlace, apuntan a la promesa de una mejor vida, o quizás a ese sueño
americano que – ciertamente para la mayoría de la clase media de los EE.UU.; definitivamente para los millones de emigrantes centroamericanos a los que el régimen quiere expulsar – ha
devenido mera fantasía cuando no un absoluto engaño. Los protagonistas aspiran
a encontrar un paraíso porque en sus vidas enfrentan obstáculos, trampas y prohibiciones.
Un aspecto muy llamativo es el hecho de que Yanagihara emplee los mismos nombres para muchos de los personajes de las tres partes del libro. Es un recurso caprichoso y, en mi opinión, completamente innecesario. La repetición de los nombres no parece sugerir nada, pues el nombre es realmente lo único que los personajes tienen en común.
Recapitulemos pues. Son 700 páginas que pretenden abarcar tres siglos. Paradójicamente, los cambios lingüísticos
en el habla de los personajes, que cabría esperar en el idioma a lo largo de
esos casi trescientos años, apenas suceden. Los hilos que unen las tres
historias son tenues. La característica que ciertamente une a los tres
protagonistas (uno por cada sección: dos hombres y una mujer) es la falta de
confianza en ellos mismos.
Si ese escenario distópico y extremadamente nocivo de la última parte de la novela es lo que les espera a las próximas dos o tres generaciones, apaga y vámonos. Personalmente, To Paradise no ha logrado conectar conmigo. Tras las 700 páginas y los tres siglos, el estado emocional al que me ha llevado es la indiferencia.
Publicada en castellano por Lumen en 2022 con el título Al paraíso y traducida por Laura Martín de Dios y Laura Manero Jiménez, con 952 páginas.