Peter Carey, Amnesia (Melbourne: Penguin, 2014). 377 páginas.
Olvidar, todos
olvidamos algo (o mucho) con el paso de los años. Pero cuando el conjunto de la
sociedad borra de su memoria colectiva sucesos y hechos decisivos, difícilmente
esa sociedad pueda encontrar las pautas de progreso que puede necesitar. La
amnesia a la que Carey hace referencia es la relación de Australia con la
superpotencia norteamericana. En 1975, el gobierno de Gough
Whitlam fue defenestrado tras una oscura trama palaciega en la que los EE.
UU. jugaron un papel determinante.
El protagonista
de Amnesia es un periodista de
mediana edad ya en el declive de su carrera profesional: Felix Moore (sus
compañeros de profesión se burlan de él con la coletilla ‘Moore-or-less
correct’) recibe la visita de un empresario, Woody Townes, que le ofrece dinero
para que escriba la biografía de la joven hacker (otros la llamarían
ciberactivista) Gaby Baillieux, a quien las autoridades estadounidenses
atribuyen la creación de un programa informático ("Angel Worm")
diseñado para liberar a solicitantes de asilo encarcelados en las instalaciones
australianas, pero que debido a las conexiones corporativas existentes infecta
también los sistemas de EE. UU.
Habiendo perdido
recientemente un caso de difamación y obviamente arruinado, a Felix la oferta
le viene de perlas. Lo que no sabe es que se ha embarcado una larga odisea que
le va a llevar de Rozelle, un barrio de Sydney, al rascacielos más llamativo
del horizonte de Melbourne, luego a una casa en el campo de Victoria, y de allí
ser trasladado a un islote en el estuario del río Hawkesbury al norte de Sydney,
y finalmente a un motel en Katoomba, en las Montañas Azules. Todo un
peregrinaje por la costa oriental de Australia, pero ¿huyendo de qué o quiénes?
¿Están protegiendo a una ciberterrorista a la que quieren extraditar las
autoridades?
Gaby es la hija
de Celine Baillieux, a quien Felix conoce desde su juventud. En la primera
parte de Amnesia, Felix es el
narrador que rememora sus años universitarios y sus escarceos amorosos con
Celine. Para enmarcar el relato subversivo de Gaby en un aura de heroína australiana,
Felix retrocede en la historia hasta las circunstancias en las que la abuela de
Gaby, Doris, salió del Brisbane de la II Guerra Mundial, embarazada tras sufrir
una violación a manos de un soldado estadounidense. Carey aprovecha este relato
para situar al lector en la llamada Batalla de Brisbane de 1942, cuando soldados
australianos y estadounidenses se enfrentaron en las calles de Brisbane en una serie
de algaradas y choques violentos.
No es la primera
vez que Carey trata el tema de la equívoca relación de aliados que Australia ha
tenido con EE. UU. a través de las décadas: ya lo hizo en The Unusual Life of Tristan Smith (1994). En Amnesia, sin embargo, la denuncia es más explícita:
“En nuestro principio estuvo nuestro fin. Nuestra victoria [esto es, la de Whitlam] desencadenó una operación encubierta cada vez más intensa que finalmente acabaría con el gobierno electo y lo apartaría del poder.Después se diría que había sido la recesión mundial la que había destruido el gobierno de Whitlam. Está claro que no ayudó. Pero Nixon ya había hecho a Marshall Green su embajador antes de que golpease la recesión. Marshall Green era el mismo tipo que había supervisado los golpes de estado en Indonesia en 1965 y en Camboya en 1970.¿Por qué no vimos lo que el nombramiento del experto en golpes representaría para nosotros? ¿Porque el pez piloto cree que nadar al lado del tiburón es algo seguro? ¿Porque nosotros no éramos Chile? ¿Porque pensábamos que era nuestro país y que podíamos hacer lo que quisiéramos en él? Nuestros recién elegidos representantes podían de hecho realizar una incursión en nuestros propios servicios de seguridad y leer toda la desinformación que había en sus archivos secretos. ¿A quiénes pertenecían esos servicios de seguridad? Los norteamericanos pensaban que a ellos. Nosotros sabíamos que eran nuestros. Nos emocionaba ver las bóvedas de ASIO abiertas a la intemperie.Fuimos ingenuos, por supuesto que sí. Seguimos pensando en los norteamericanos como aliados y amigos nuestros. Los criticábamos, claro que sí. ¿Por qué no? ¿Acaso no los queríamos? Cantábamos sus canciones. Nos habían salvado de los japoneses. Sacrificamos las vidas de nuestros amados hijos en Corea, y después en Vietnam. Nunca se nos ocurrió que se cargarían nuestra democracia. De modo que cuando sucedió, a la vista de todos, nos olvidamos de ello inmediatamente.” (p. 136-7, mi traducción)
No obstante, Amnesia se centra en otros temas que
ahora en (casi) 2018 siguen, en demasiados casos, aparcados, si no en la inacción,
sí en la indiferencia general: La corrupción (que sin llegar a las colosales dimensiones
en las que tiene lugar en otras tierras, sigue ocurriendo). El abuso del poder.
La humillación y marginación de los pueblos indígenas. El deterioro del medio
ambiente y la extinción de especies. La encarcelación y denigración injustificada
y falsaria de los ya pocos solicitantes de asilo que llegan a nuestras orillas…
Sobre los
aspectos más puramente literarios de Amnesia,
puedo decir que es una narración algo caótica, especialmente en la segunda
mitad, en la que los puntos de vista narrativos se enmarañan y pueden enredar
al lector más atento. Pienso que Carey no quiere ofrecerle misericordia alguna
al personaje/narrador Felix Moore, quien va construyendo su relato sobre la
base de unas cintas grabadas por Celine y Gaby, escribiéndolo en una Olivetti, tras
haber sido abandonado en una casucha en medio de un islote, sin inodoro, sin
apenas comida, pero con mucho vino peleón para que le inspire.
Como suele ser
habitual en Carey, los personajes sobresalen por encima del armazón de la
novela. Woody Townes destaca por encima de todos: un carácter redondo (en todos
los sentidos de la palabra), bufón y siniestro a un tiempo, que trata de
manipular a Moore con su dinero y su red de influencias de gran calado.
Amnesia es una obra cuya esencia es absolutamente australiana, tanto como True
History of the Kelly Gang, y también se inscribe en la larga trayectoria
creativa de Carey y su insistencia en jugar con los maleables límites entre ficción
y verdad. Por ejemplo, hace coincidir la fecha de nacimiento de Gaby con la destitución
de Whitlam (11 de noviembre de 1975), para luego profundizar en los eventos y
tendencias que influyen en su formación dentro de una familia de la tradicional
izquierda laborista australiana, que no sale bien parada en la historia.