Räuber am Marmorsarkophag (Vanitas-Allegorie). Óleo de Willem de Poorter, 1668. |
La polémica está servida: la autora Lucía Etxebarria anunció ayer que iba a dejar de escribir durante un largo tiempo porque las descargas de copias pirateadas de sus libros se comen significativamente las ventas, y según ella la situación ya no es sostenible. “Dado que he comprobado hoy que se han descargado más copias ilegales de mi novela [El contenido del silencio] que copias han sido compradas, anuncio oficialmente que no voy a volver a publicar libros en una temporada muy larga”, citaba el artículo que publicaba ayer el diario Levante-EMV.
Tras el
anuncio, y como era (al menos en mi opinión) bastante previsible, Etxeberria ha sido el
blanco de insultos por parte de esas hordas que parecen pensar que la propiedad
intelectual no existe. Lo triste del caso es que ella haya sido insultada,
cuando en su anuncio no utilizó ninguna palabra que pudiera interpretarse como
insulto ni ofensa a los que creen que descargarse un libro pirata no supone un
daño para nadie.
En este
blog, muchas de las brevísimas visitas son de gente que busca bajarse una copia del libro que he reseñado
gratis; es algo que se puede comprobar, porque los términos de búsqueda que Blogger asocia con las visitas suelen
incluir las palabras ‘gratis’, ‘download’, ‘PDF’ o similares. Es algo que he venido observando en particular en el caso de Jonathan Franzen y su libro Freedom, pero comienzo a ver otros títulos (por ejemplo, Contes russos de Francesc Serés) entre las búsquedas de estos amigos de lo ajeno.
Es
triste que un autor decida no escribir por este motivo; el hecho innegable es
que España es uno de los países con un mayor porcentaje de descargas de copias
pirateadas.
El
diario inglés The Guardian se hacía
también eco
de la noticia, y recogía algunas de las críticas a la decisión de
Etxebarria.
¿Por qué es tan difícil comprender que los conceptos de vocación y pasión por la
literatura no obvian ni menoscaban el concepto de la propiedad intelectual? Por muy excesivos que resulten ser los precios de algunos libros (y lo son, creo que no hay duda), éste es un hecho que no justifica para nada piratear la obra de
un autor y repartirla por la Red sin que su autor reciba una (módica)
compensación. Y no creo que nadie se atreva a negar que la mayoría de los
autores reciben bastante poco por lo que venden.
Veremos cuántos pican gracias al título de esta entrada, y cuántos comentarios insultantes dejan. Tiempo al tiempo.
Veremos cuántos pican gracias al título de esta entrada, y cuántos comentarios insultantes dejan. Tiempo al tiempo.