28 oct 2025

Reseña: Olga Dies Dreaming, de Xochitl González

 
Xochitl González, Olga Dies Dreaming (Londres: Fleet, 2022) 373 páginas.

En una reseña anterior, la que escribí hace apenas dos o tres semanas sobre Monkey Boy, de Francisco Goldman, mencionaba esa suerte de profecía que hizo Carlos Fuentes en los años 90 a propósito de la coexistencia del inglés y el español en los EE.UU. El Spanglish es ya una realidad, de manera que, puesto que soy alguien who moves constantly, daily, between the two languages, se me ocurre una idea un tanto provocadora.

Yes: this is un reto, qué carajo, to those Latino writers out there in the USA que escriben en inglés pero que quizás piensan tanto en castellano como en la otra lengua. ¿Quién será el autor o la autora que, one day, will make it possible for us readers to leer una novela unida por las dos lenguas? Is it enough to scatter unas cuantas palabras en castellano across two hundred, three hundred pages of a novel, simplemente para aderezar con una pizca de sabor latinoamericano un pinche libro estadounidense? IMHO, no, it is nowhere near enough.

Se me dirá probablemente algo un rato socorrido: “Es el mercado, amigo”. Sure, the market rules, pero también el mercado se podría abrir to new, audacious perspectives. The sky would not fall, ¿no  crees?

Olga Dies Dreaming narra las vidas de la protagonista y su hermano. Ambos son Nuyoricans (born in New York, de ascendencia portorriqueña). Olga labura como wedding planner, ha aprendido las triquiñuelas necesarias to make some extra dollars out of gullible wealthy people and then some. Prieto, el hermano, es político (quite obviously a Democrat; I mean, this is New York, the city that never sleeps and hates Donald Trump!). Desde muy pequeños, ambos han conocido el ideal de lograr la independencia para Puerto Rico. In fact, their mother left them and joined radical leftwing groups in Central America and la Isla del Encanto.

Gonzalez intercala algunas cartas de la madre en la narración. El efecto es surprisingly positive, pues te permite ir deduciendo where the whole thing is heading. Los hermanos, en sus vidas públicas, tratan de esconder certain family secrets (their father died of AIDS as a result of his heroin addiction; Prieto is gay, pero no se atreve a salir del armario).

La novela progresa hacia 2017, camino de un desastre con nombre de mujer: el huracán María. When Puerto Rico is flattened by the hurricane, la miserable respuesta de la administración colonial enciende los ánimos en la isla. Olga y Prieto viajan con el propósito de hacer whatever they can do to help. Una vez en la isla, they find that their mother is the anonymous leader of a pro-independence group que sí está ayudando a la comunidad tras el desastre.


El subtexto es francamente político, pero no primordial. La historia de Puerto Rico desde la colonización castellana should be enough to make Jesus weep. Xochitl Gonzalez condimenta estos temas con diversas subtramas (romantic stuff, family disputes, local politics, sexual assault) y muchos personajes, muy variopintos. Olga Dies Dreaming ain’t half bad, if you know what I mean. La pregunta que le haría a la autora es si le tentó la idea de hacer hablar a muchos de sus personajes en castellano en vez de hacerlo mayoritariamente en inglés. The more, the merrier. Many a scene from the book would definitely improve si las conversaciones sonasen un poquito más genuinamente portorriqueñas.

Los macheteros. La enseña del Ejército Popular Boricua. Fotografía de BaptisteGrandGrand

Compruebo con mucha sorpresa que Xochitl Gonzalez ha publicado dos ediciones de la novela en castellano (Olga muere soñando (2024) una en Planeta México y otra en “español neutro” en Planeta).

16 oct 2025

Reseña: I Ate the Whole World to Find You, de Rachel Ang

Rachel Ang, I Ate the Whole World to Find You (Melbourne: Scribe, 2025). 316 páginas.

El libro cuenta con un título que promete (algo así como ‘Me comí el mundo entero para poder encontrarte’), pero se trata de un volumen que trata temas muy actuales con una perspectiva sombría. La australiana Ang recopila cinco cuentos gráficos en los que la protagonista es una misma mujer, Jenny. Cada una de esas historias revela un episodio bizarro o traumático para ella.

Gran parte de lo que la autora quiere transmitirnos se expresa por medio de los dibujos. Las expresiones faciales de los personajes te dan a entender perfectamente la tristeza, los desaciertos en la comunicación, los atropellos y humillaciones, los anhelos malogrados por la pobre interacción que tiene lugar entre seres humanos que, si bien se conocen, nunca logran traducirlos correctamente mediante palabras.

 

En la primera historia, ‘Hunger’, Jenny descubre que el chico con el que está comenzando a desarrollar una relación romántica persigue un objetivo muy inquietante por el que quisiera convertirla en un objeto de capricho morboso.

En ‘The Passenger’, Jenny viaja en tren junto a su ex y a su nueva amiga, perdida en sus pensamientos sin control. La ficción convierte el momento en un desastre: el tren descarrila. Página tras página, los bocadillos de los personajes se presentan vacíos de texto. Vacilaciones, dudas, inseguridades. La incapacidad de comunicarse se desborda en un caos alucinatorio. Este capitulo enlaza perfectamente con el siguiente, ‘Your Shadow in the Dark’, en el que Jenny está hablando con su prima por Skype cuando un recuerdo desagradable de su niñez provoca una crisis entre ellas. Como suele ocurrir, las palabras o la ausencia de estas causan malentendidos y sinsabores.

En la cuarta parte, ‘Swimsuit’, Jenny acude a una piscina de verano con un amigo. La cita no parece estar yendo a ninguna parte: hay sentimientos que no son correspondidos. De repente, se produce un grave incidente racista en la piscina. Su reacción a este suceso es muy diferente de la de su amigo.



El capítulo final se titula ‘Purity’, un recorrido vital con parto incluido, un homenaje a la maternidad y al cuerpo femenino: «dos almas que conectan en el mundo», reza la primera viñeta, en la que Jenny sostiene en alto un bebé.

I Ate the Whole World to Find You refleja una visión crudamente lúgubre de la sociedad de nuestra época y de la incapacidad para comunicarnos cuando más herramientas tecnológicas parecemos tener a nuestro alcance para ello. Algo falla, sin duda.

12 oct 2025

Reseña: Monkey Boy, de Francisco Goldman

Francisco Goldman, Monkey Boy (Londres: Grove Press, 2021). 323 páginas.

La migración es una cuestión que, tras mis casi 30 años como emigrante, continúa despertando mi interés, tanto en un ámbito sociopolítico como en el literario. La identidad del migrante en el país de destino la marcan numerosísimos factores, naturalmente. En los Estados Unidos de América, donde los migrantes ya son objeto de caza y captura por parte de un régimen que no esconde sus verdaderas intenciones, la literatura producida por migrantes o descendientes de migrantes goza de una excelente salud, a pesar de (o quizás precisamente a causa de) la represión reinante.

En el telón de fondo lingüístico pareciera estar teniendo lugar un forcejeo entre la ‘vieja América’ anglosajona y el futuro, entre el inglés y la lengua castellana, escenario que parecía intuir entre líneas el gran Carlos Fuentes en un artículo de 1998 (ojo, casi 30 años): «en el siglo por venir, nada se ganará con oponer el castellano y el inglés en los Estados Unidos. Como parte y cabeza de una economía global, los Estados Unidos deberían renunciar a su actual condición, oscilante entre la estupidez y la arrogancia, de ser el idiota monolingüe del universo» (EL PAÍS, 18 de junio de 1998). «Cosas veredes», don Carlos. No solo no han renunciado, sino que le han regalado al idiota monolingüe las riendas del poder.

En la época en que apareció el artículo, me gustaba compartir ese texto con mis mejores estudiantes de lengua castellana y apreciar las reacciones que producía entre australianos angloparlantes que querían mejorar sus destrezas lingüísticas en castellano. En cierto modo, muchos razonaban que la convivencia de las dos lenguas era en el largo plazo era lógica. La convivencia se da y se seguirá dando. A todo periodo de oscuridad le sigue uno de iluminación.

Monkey Boy es una autoficción que se disfruta por muchas razones. Por su elástica prosa y su constante y excelente ritmo narrativo, por el coctel de humor, ironía, traumas y vivencias que sirve Goldman, y quizás por la presencia de cadencias centroamericanas en el inglés de Goldman, cadencias y ritmos que sospecho podrá detectar quien realice un profundo análisis discursivo de la novela.

Goldman crea un alter ego llamado Francisco (Frankie) Goldberg. El personaje y narrador, como el autor, es el hijo de un padre judío-americano de origen ucranio y de una mujer guatemalteca que cuenta con algún antepasado de la vieja Castilla y posiblemente alguno de origen africano. Hay muchas otras coincidencias del narrador protagonista con la verdadera personalidad del autor: creció en un barrio de las afueras de Boston, reside ahora en la ciudad de México, y ha desarrollado su carrera profesional trabajando como periodista. Como Goldman, Goldberg ha publicado libros, entre ellos un reportaje en torno al asesinato de un obispo guatemalteco y las violaciones de derechos humanos en el pequeño país centroamericano. Se puede, por lo tanto, leer como un guiño a una posible autobiografía, que Goldman parece no querer escribir.

«…una verdad fundamental de la guerra de Guatemala siempre fue que quienes más riqueza y poder tenían que perder eran los más indiferentes respecto a saber cuántos habían sido masacrados: jóvenes madres, bebés, pueblos enteros, lo que fuera, no les importaba en absoluto. Hasta el día de hoy están seguros de que estaban en el lado correcto de la Historia, aunque lo único que puedan mostrar sean narcoestados fallidos con poblaciones que pasan hambre y de donde todo el mundo intenta largarse como carajo pueda, y ahora viene el siguiente narcopresidente, el General Cara de Culo, ‘a good boy’, según lo calificaba el embajador gringo en un artículo de periódico el otro día». (p. 63, mi traducción) El exgeneral Efraín Ríos Montt. Fotografía de Elena Hermosa / Trocaire.

Goldberg cuenta una vida en un viaje de cuatro días —de jueves a domingo— durante los cuales visita a su anciana madre en la residencia donde esta internada y a su hermana, a quien no ve con regularidad. Es la presencia constante del padre, el recuerdo imborrable de la violencia tanto física como psicológica y el menosprecio con los que trataba a Frankie, el hilo conductor de buena parte de la narración. Incluso describe el momento en que, ya con la fuerza de un adolescente harto de las constantes humillaciones, se rebela y le devuelve los golpes de una vez, derribándolo en el jardín de la casa. Nunca más volvería a ponerle un dedo encima.

No todos los recuerdos son tan negativos o traumáticos. Con el paso de las páginas, la novela se convierte en un entrañable homenaje a la madre, cuya memoria se ha ido deteriorando con el paso de los años. Es la experiencia migrante de la madre la que Goldman quiere transmitir: el tira y afloja que se produce entre el lugar de origen y el país de adopción.

Monkey Boy es una novela de la que realmente uno disfruta. Goldman adopta una estrategia que da muchos dividendos y que un lector atento agradece. Renuncia al uso de las comillas para expresar el estilo directo y con frecuencia te obliga a que deduzcas quién es el que habla. En la novela, el tiempo avanza y retrocede conforme los recuerdos de Frankie lo hacen necesario, pero en ningún momento se rompe la lógica narrativa.

En la antesala de la vejez, Goldberg/Goldman se pregunta si ha perdido el tren de la ‘normalidad’: pareja, hijos, hogar estable, etc. Quizás la cuestión no sea esa. Para alguien que es fruto de tantas ricas identidades, la normalidad quizás estribe en interiorizar todas esas vetas culturales, raciales y políticas y hacer de ellas un manifiesto existencial.

Monkey Boy la publicó en 2022 en castellano la editorial Almadía, con traducción a cargo de Daniel Saldaña París.

3 oct 2025

Reseña: La manada, de María del Mar Ramón

 

María del Mar Ramón, La manada (Bogotá: Planeta Colombiana, 2021). 280 páginas.

74 450 palabras, se anuncia en la tapa que contiene este libro. Algo inusual, ciertamente. Como si el número de palabras fuera a convencer al posible lector. El título les recordará a muchos el caso de la violación grupal de una joven durante los sanfermines hace ya nueve años. La novela de la colombiana María del Mar Ramón no trata estrictamente de un suceso como el de Pamplona, pero es una historia tan brutal y macabra como aquella y, desde luego, tan plausible.

El caso de la manada española marcó un antes y un después. O al menos, eso quisiéramos muchos. Fotografía de ProtoplasmaKid.  
El inicio es trepidante y violento. Solamente en los tres primeros párrafos, la palabra ‘sangre’ figura hasta cinco veces. La voz narradora nos revela que el protagonista, Hache, y la víctima, Juani, «se habían hecho la primera paja juntos viendo pelis porno a escondidas, a los doce años. Tampoco … contó que cuando el padre de Juani había muerto, Juani había vivido con él durante un mes…» (p. 16) ¿Qué llevó al victimario a matar a golpes al que fue durante mucho tiempo su buen amigo Juani en un parque de Bogotá?

En una novela que presenta algunos altibajos en su ritmo, la autora utiliza la técnica del flashback constantemente, de manera que la conjunción de circunstancias que conducen a que Hache consume esa salvajada se nos va revelando poco a poco. Del descalabro financiero y emocional de su familia se pasa al quebranto moral de un adolescente perdido y confuso al que se le hace insoportable la presión de sus pares al verse obligado a cambiar de colegio.

Como telón de fondo, la hipocresía reinante en los miembros de la alta burguesía bogotana, atados por una lógica de raíces absurdamente coloniales a la apariencia y sus ambiciones de estatus. Se vive en una sociedad que es nociva en cuanto que alimenta una forma altamente tóxica de concebir las relaciones interpersonales: imperan la inseguridad y la violencia física y sexual en detrimento de la empatía y la comprensión emocional. ¿Es de extrañar que alguien como Hache caiga en la trampa de formar parte de una manada de asesinos, violadores?

La manada es un oportuno intento por parte de María del Mar Ramón de desentrañar las claves que marcan lo que nunca deja de ser una tragedia predecible. Al libro, no obstante, le habría venido bien que un corrector de estilo lo hubiese revisado. No tiene mucho sentido que el registro del habla coloquial bogotana irrumpa en la sintaxis de la voz narradora omnisciente. Chirría.

Muchas gracias a la bogotana Ingrid, la sobrina de su tío, que me trajo La manada desde allá.

1 oct 2025

Reseña: Who Owns the Moon? de A.C. Grayling

A.C. Grayling, Who Owns the Moon? In Defence of Humanity's Common Interests in Space (Londres: Oneworld, 2024). 196 páginas.

El subtítulo de este libro del filósofo británico nos propone la «defensa de los intereses comunes de la Humanidad en el espacio», mientras que la ilustración de la portada, un montaje impagable, muestra en mitad de un paisaje lunar un cartel que reza: «FOR SALE». Pero solamente quien es propietario de algo tiene derecho a venderlo, ¿no?

La pregunta que plantea Grayling podría parecernos prematura (no lo es) e incluso capciosa: nada ni nadie vive en la Luna. Y sin embargo, ha comenzado una carrera en la que no solamente participan diversos estados. También hay grandes corporaciones mineras que contemplan la explotación de nuestro único satélite natural y los recursos que contiene y la posibilidad de emplear la Luna como la base potencial para reenviar naves espaciales a Marte y a otras partes más lejanas del sistema solar. Será ciencia ficción, claro, pero solamente hasta que deje de serlo.

De hecho, Grayling no especula mucho sobre lo que pudiera ocurrir a finales de este siglo o el siguiente. En lugar de eso, el autor retrocede en la Historia y analiza los precedentes de que disponemos para razonar sobre la gran cuestión: ¿De quién es la Luna? Grayling acude a los tratados internacionales que regulan zonas terrestres que, al menos en teoría, no pertenecen a nadie porque nadie puede vivir en ellas: la Antártida, los océanos y los fondos marinos. Los antecedentes no son como para confiarse. Hay tratados, sí, pero tienen bastantes limitaciones, no todos los países los han ratificado y su vigencia tiene fecha de caducidad (ojo, es el caso del de la Antártida). Además, en el caso de la pesca en aguas internacionales, son numerosos los países que se pasan los tratados por la faja.

No contento con mostrarnos la triste realidad en torno a esos convenios internacionales, Grayling indaga en una verdad histórica que debiera causar vergüenza en los países occidentales. Se trata del proceso histórico que conocemos como repartición o la “carrera por África”, la descarada apropiación por parte de los europeos del territorio africano, en un periodo que va desde finales del siglo XIX hasta los inicios de la I Guerra Mundial. En esa carrera participaron Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Portugal, Bélgica y España. Las consecuencias de esa voraz rapiña las conocemos de sobra y seguimos siendo testigos de que lo acontecido entonces tiene conexión directa con los fenómenos migratorios de la primera mitad del siglo XXI. Políticos fascistas, racistas y xenófobos podrán negarlo todo lo que quieran, mas es una verdad incontestable.

Grayling, en definitiva, alerta de los más que probables conflictos que acarreará la inevitable explotación comercial de la Luna: «[…] tratar el espacio como una terra nullius sin regulación alguna de la explotación comercial constituye un método inequívoco para causar problemas tanto en el espacio como en la Tierra, pues tenemos – habrá que repetirlo una y otra vez – amplias pruebas de lo que normalmente provocan las carreras incontrolables por adquirir ventajas y beneficios. Por razones de prudencia, ya que no por otras, asegurarnos de que el espacio no se convierta en motivo de perturbación de la paz en el sentido militar del término exige asegurarnos de que se preserve también en dicho ámbito la paz comercial. Eso parecería ser de sentido común» (p. 112, mi traducción).

Si en nuestra época hay algo demostradamente incompatible con el sentido común, ese algo se llama capitalismo neoliberal. Grayling insiste en el hecho de que la Luna no tiene propietario. Lo que urge es un «reconocimiento de que, si bien nadie es dueño de la Luna, no obstante, porque es parte de la ‘herencia común de la humanidad’, todos somos responsables de ella» (p. 112)

En mi opinión, sería mejor dejarla tranquila otros mil millones de años. La lluna, setembre de 2022. Fotografía de Dinkun Chen.
El autor no ofrece ninguna solución. No es ni su competencia ni su misión hacerlo. Con carácter meramente informativo, el libro agrega tres apéndices: los tres tratados antes mencionados (el Tratado de las Naciones Unidas sobre el espacio ultraterrestre de 1967, el Tratado Antártico de 1961 y algunos extractos de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982).

La próxima luna llena, aquí en la tierra de los Ngunnawal, se producirá el martes 7 de octubre de 2025, a las 2:47 de la tarde.

27 sept 2025

A Social Truth, not TruthSocial


“Observad. El cadáver purulento de la podredumbre estadounidense empotrado en un traje que no queda nada bien: La sordidez de un estafador, la cobardía del que se evade del servicio militar, la glotonería de un parásito, el racismo de un miembro del Ku Klux Klan, el sexismo de un asqueroso tipejo de callejones oscuros, la ignorancia de un borrachito de taburete de bar, y la avaricia de un monstruoso demonio de un fondo especulativo —todo él bañado con un espray de color naranja y exhibido como marrano galardonado en una feria de condado. No es un presidente. Ni siquiera es un hombre. Solamente la síntesis enferma de todo lo que este país jura que no es, pero que siempre ha sido —arrogancia disfrazada como excepcionalismo, estupidez que se hace pasar por sentido común, crueldad que se nos vende como dureza, codicia exaltada como ambición, y corrupción adorada como un evangelio. Es la sombra de los EE.UU. hecha carne, un ídolo de calabaza podrida que demuestra que, cuando una nación se arrodilla ante el dinero, el poder y el rencor, no solamente pierde el alma: Ha cagado una obscenidad desmesurada y la llama su líder.” Oliver Kornetzke, 18 de agosto de 2025.


11 sept 2025

Reseña: New and Collected Hell, de Shane McCrae

Shane McCrae, New and Collected Hell: A Poem (Londres: Corsair, 2025). 113 páginas. 

Estoy convencido de que el Inferno de Dante sigue siendo una lectura muy apropiada para los tiempos que corren. No se puede negar la existencia de infiernos sobre la Tierra. Nunca ha dejado de haber sufrimiento ni dolor para la humanidad. De hecho, los avances tecnológicos nos han aportado tanto beneficios como estragos y exacerban en muchos casos la crueldad y la maldad que siguen imperando en muchos lugares.

El infierno sobre la Tierra, en la orilla oriental de mi amado Mediterráneo. Fotografia de Jaber Jehad Badwan.

El poeta estadounidense Shane McCrae retoma el tema dantesco de la visita al inframundo en una audaz aproximación contemporánea. El protagonista de este viaje es un poeta que narra su paso por el infierno en compañía de un guía al que sigue y obedece. Este Virgilio se presenta como empleado del Boss del lugar, y tan pronto hace su entrada manifiesta que la tarea que el Boss le ha encomendado es un castigo. Se dirige al poeta sin miramientos: “Hey fuck you / fucking shithead follow me.

El guía se llama Law (es decir, La Ley) y es una especie de robot con forma de pájaro. Hay en el infierno un departamento de recursos humanos, en el que se realizan entrevistas a quienes han de acceder al abismo de condena eterna. Hay asimismo una gigantesca pantalla en la que se exhiben de forma interminable las imágenes de los malditos, un motivo que recuerda a esas enormes aglomeraciones de pantallas de vigilancia policiaca en los grandes eventos.

El subtexto satírico que insinúa McCrae (mayoritariamente oímos las palabras de ese poeta desconocido y al pájaro-robot) es patentemente político. Si la composición de este volumen la inició McRae en la segunda década del siglo, es ahora en 2025 cuando es(t)e infierno parece incuestionablemente haberse hecho realidad. El poemario denuncia la ordinariez y la sevicia de una buena parte de la humanidad en esta época en que vivimos. Pero nos recuerda que “Eres fuego y hielo, y eres yo y tú, y cada uno es cada uno y somos el mismo”, sentencia Law.

El protagonista condenado cruza una laguna en solitario. Tras llegar a la otra orilla, lo someten a la visión forzada de todas las personas a las que en algún momento de su vida ha hecho daño. El infierno es un mundo que imita los mundos de la realidad virtual. Las ideas preconcebidas que tenía desaparecen en cuanto el pájaro robot le anuncia lo que le espera:

It’s mostly assholes who think Hell’s where justice happens Hell
Is sorrow’s Heaven where it goes to live forever with
Its god the human body

[En su mayoría, son los gilipuertas quienes piensan

que el Infierno es donde tiene lugar la justicia.

El Infierno es el Cielo del dolor adonde acude a vivir eternamente

con su dios, el cuerpo humano]

New and Selected Hell no pretende emular al poeta italiano (del cual leí hace unos cuatro años esta deliciosa traducción al inglés de la Divina Commedia, muy recomendable), sino que se inspira en el clásico para invitar a su lector a explorar ese inframundo de numerosos significados sobrepuestos y a considerar la insoportable carga de dolor que comporta la vida, adoptando en todo caso una perspectiva irónicamente agridulce. Como debe ser, ¿no?

30 ago 2025

Reseña: Quarterlife, de Devika Rege

 

Devika Rege, Quarterlife (Londres: Dialogue Books, 2025 [2023]. 403 páginas.

Narendra Modi ha ocupado el cargo de primer ministro de la India desde 2014. Son ya once años al mando del país más populoso del planeta, un estado postcolonial que encierra feroces contradicciones con su sistema de castas, de muy difícil comprensión para quienes ni conocemos ni nunca hemos visitado el país. El sistema parece alimentar a su vez un complejo marco de tensiones religiosas y lingüísticas que, según explica Revika Rege en esta primera novela, influye decisivamente en la política nacional.

En su parte inicial, Quarterlife gira en torno a tres personajes principales. Pese a haberse hecho con una green card, Naren ha tomado la decisión de dejar los EE.UU., donde tenía un buen empleo y ganaba un buen salario, y regresar a la India. En el avión lo acompaña Amanda, joven estadounidense anglosajona que busca un profundo cambio de aires tras conseguir una beca como educadora que la lleva a uno de los arrabales más pobres (musulmán) de Mumbai. A fin de facilitar en cierto modo su aclimatamiento a la ciudad y las condiciones de vida de las que va a ser testigo a diario, Naren la invita a pasar unos días en casa de sus padres. Es allí donde conoce al hermano pequeño de Naren, Rohit, unos cuantos años más joven que ella. Rohit es una especie de playboy, dispone de dinero, conoce a gente y quiere ser emprendedor en el mundo del cine.

Con su vuelta a casa, Naren cree que podrá aprovechar la ola de desarrollo económico que atraviesa la India y liderar una empresa que le hará rico. Ha aprendido mucho en América y sabe jugar sus cartas. Mientras que su hermano Rohit, cansado de lo vacua que puede ser la vida de fiestas, drogas y alcohol que lleva, se lanza a realizar un viaje de autodescubrimiento de sus raíces.

La mejor parte del libro, desde mi punto de vista, la constituyen las conversaciones que tienen lugar entre Amanda, Naren, Rohit y todos los amigos de este. En un ambiente que va tensionándose conforme pasan los minutos, Rege consigue que un grupo representativo de una joven generación de indios e indias hable de sus esperanzas e inquietudes, y que esos personajes examinen los temas candentes del país: las castas, las clases sociales y las ambiciones que las empujan, las múltiples identidades religiosas y culturales que coexisten en un enorme territorio en el que el auge del nacionalismo hindú que aupó a Modi al poder amenaza con provocar más revueltas y masacres.

La larga y vehemente conversación entre todos los asistentes a esa fiesta en casa de Rohit revela la hipocresía de muchos de ellos. El resultado es una ruptura de muchas amistades e incluso de relaciones de pareja entre algunos de ellos. En un paralelismo entre el hecho individual y el hecho social, Rege plasma con lo que resulta ser bastante destreza para un debut literario el choque interno de una sociedad multilingüe, contradictoria y áspera.

Dejando de lado algunas tramas secundarias, como la relación que tiene lugar entre Rohit y Amanda (¿Es amorosa o puramente sexual?), son muchos los subtemas que la autora trae a colación con resultados variados. Los vínculos corruptos entre los políticos y las grandes corporaciones, la manipulación de los medios, la propaganda que se transmite a través de Bollywood, o las mafias terratenientes y mineras que degradan las tierras fértiles y arruinan a millones de campesinos que terminan engrosando las barriadas de la extrema pobreza (sobre este tema, recomiendo leer la excelente crónica de Katherine Boo, Behind the Beautiful Forevers).

En definitiva, una muy buena opera prima de Revika Rege; para quien no conozca India, esta novela ayuda a comprender el complejo entramado social que enfrenta el país que, sin duda alguna, quiere eliminar la pobreza. La cuestión es: ¿Podrá hacerlo sin eliminar los antiquísimos lastres que forman parte de su cultura? El nacionalismo hindú que gobierna con Modi no parece dispuesto a soltar prenda.

Únicamente una pequeña objeción: Para ayudar un poco al lector ignorante como yo mismo, la edición de Dialogue Books podría haber incluido un glosario de las muchas palabras de otras lenguas que se utilizan de forma habitual en India pero que no son habituales en el inglés estándar internacional. La novela ya ha recibido dos premios en el país natal de la autora.

1 ago 2025

Reseña: From Where I Fell, de Susan Johnson

Susan Johnson, From Where I Fell (Crows Nest: Allen & Unwin, 2021). 338 páginas.

La historia de la literatura está repleta de excelentes ejemplares de novelas epistolares, desde la Edad Media, pasando por Pamela; or, Virtue Rewarded o Werther en el siglo XVIII, hasta nuestros días, con magníficos ejemplos como The Color Purple (1982) o, más recientemente, The White Tiger (2008) de Aravind Adiga. La invención del correo electrónico (el vocablo ‘emilio’ nunca llegó a cuajar entre los hablantes del castellano, lo cual es una verdadera pena, en mi opinión) ha traído consigo interesantes exploraciones e intentos en el género narrativo por excelencia, la novela. From Where I Fell, de la australiana Susan Johnson, es uno de estos tanteos de innegable calidad.

La novela comienza con un email enviado a dos direcciones diferentes a un mismo hombre, un Chris Woods. Lo envía Pamela Robinson (el guiño a la protagonista de la novela de Richardson es obvio) en el día en que el hijo mayor de ambos (Chris y Pamela), Raf, cumple 16 años. Pamela y Chris se han divorciado: ella ha regresado a Sydney y él se ha quedado en Europa. En ese correo, Pamela le confiesa que ha quedo escribirle multitud de veces para expresarle que, en cierto modo, lamenta su drástica decisión y que asume la culpa de haberles causado tanto dolor a sus tres niños: Raphael, Claude y Baptiste.

Una de las dos direcciones a las que envía el mensaje sí existe: pero pertenece a una estadounidense de origen griego, Chrisanthi Woods. A partir de la primera respuesta de Chris (desde el estado de Nueva York) Johnson comienza a trenzar un intercambio de confidencias y reproches, enojos y consejos, disquisiciones pseudo filosóficas y retazos humorísticos entre dos mujeres que comparten el mismo idioma. Pamela es, con bastante frecuencia, irritante y pesada, y está excesivamente predispuesta a compartir detalles que a Chris ni le van ni le vienen.

El intercambio durará casi un año. La pregunta que Johnson quiere que nos hagamos es: ¿Puede llegar a importarle nuestra vida y nuestros problemas a una persona desconocida? En el caso de Pamela, a los relatos que comparte con su corresponsal sobre el caos que reina en su vida en Sydney, Chris responde frecuentemente con empatía, ánimos, cariño o brutal franqueza, según corresponda.

Es el progreso de esta larga correspondencia lo que sostiene la novela. A diferencia de las cartas, que solían ser el medio habitual para comunicarse a larga distancia – las generaciones nacidas después del año 2000 no entienden el hecho de que apenas hace tres décadas no había email ni Facetime ni Teams, y que una llamada telefónica a los antípodas podía suponer la décima parte de tu sueldo mensual – tal y como suelen ser los emails, son capítulos cortos. Ello ayuda a que el lector no haga muchas pausas.

A través de la correspondencia, que termina de forma brusca sin que se sepa la razón (Johnson deja abierto un final que te permite elucubrar qué es lo que ha provocado el final del intercambio), somos testigos del periplo vital de ambas mujeres en pos de un cambio que les dé, si no la felicidad, al menos la satisfacción de haber alcanzado un cambio positivo.

No es una de las autoras australianas mejor conocidas en el resto del mundo, pero Susan Johnson sigue demostrando con From Where I Fell su maestría y buen hacer literario.

18 jul 2025

Reseña: A History of Books, de Gerald Murnane

Gerald Murnane, A History of Books (Artarmon, NSW: Giramondo, 2012), 205 páginas.

La mayoría de las reseñas de este libro de Murnane publicado en 2012 (aunque tres de los cuatro textos que lo componen fueran publicados una década antes, dos en antologías y uno en una revista literaria australiana) inciden en el hecho de que es un texto que tiene un componente autobiográfico. Murnane solamente utiliza la primera persona en dos de los textos que componen este libro: ‘As It Were a Letter’ y ‘Last Letter to a Niece’. En cambio, en ‘A History of Books’, el texto más largo del volumen, no aparece nunca la primera persona.

No se trata de una historia de los libros en general, tampoco de los libros que ha escrito el autor, sino de libros que leyó a lo largo de su vida y que de alguna forma dejaron en él alguna huella, aludida siempre en forma de una imagen invocada gracias a las palabras que leyó y que muchos años más tarde había lógicamente olvidado.

Si tras leer cada uno de estos libros conserváramos una imagen propiciada por alguna o algunas palabras rememoradas de su lectura, ¿qué tendríamos sino un pequeño mundo propio de imágenes? Fotografía de Martin Vorel.
‘A History of Books’ contiene una treintena de secciones. En muchas de ellas escribe acerca de un hombre ya mayor que concibe la imagen de un joven que ha leído un libro y se ha formado una idea de dicho libro que ha subsistido en forma de imagen de algo o alguien. Si estás ya familiarizado con la prosa de Murnane, sabrás de lo que hablo. El autor siempre ha tratado temas similares: es la obsesión sobre la que gira buen parte de su obra literaria. Imágenes que se crean en su mente tras la lectura de libros, recuerdos de libros leídos y apuntes tomados que le pudieran servir para más adelante escribir una ficción.

Murnane hace de la precisión el principio rector de su escritura: aunque sus oraciones son largas, son perfectamente correctas y están ejemplarmente estructuradas desde el punto de vista sintáctico. Insiste una y otra vez en que todo lo que escribe es una ficción en torno a lo que los libros de ficción han creado en su memoria. Un ‘metamundo’ literario, si un concepto así tiene sentido. Leamos un ejemplo: «Cierto hombre que tenía casi setenta años de edad estaba tomando apuntes para una obra de ficción que no esperaba escribir nunca. El hombre había tomado apuntes para muchas obras de ficción durante muchos de los cincuenta años previos. Algunas de esas obras las había terminado por escribir, y algunas de las obras que había escrito habían sido publicadas más tarde. Durante los diez años anteriores, no obstante, en las pocas ocasiones en que el hombre se había sentido apremiado a escribir ficción, había aliviado ese apremio tomando apuntes para una u otra obra que no esperaba escribir nunca.

En una de las obras de ficción del hombre mencionado ya publicadas figuraba un informe de un hombre ficticio que había leído cierto libro: una traducción a la lengua inglesa de un libro escrito en la lengua húngara y publicado por vez primera en Hungría tres años antes del nacimiento del hombre mencionado. Aunque el libro publicado del hombre era ficción, cualquier lector podría haber descubierto que la existencia del libro mencionado en la narrativa ficticia era un hecho, y que el libro mismo afirmaba ser un libro de no ficción. (¿Por qué acabo de escribir la expresión un libro de no ficción? ¿Por qué se usa tan rara vez la expresión un libro factual? ¿Es nuestra manera de reconocer que la mayoría de los hechos aparentes son, de hecho, ficción? Y, si a los libros de ficción no se les denomina libros no factuales, ¿es porque entendemos que la mayoría de los asuntos nombrados en los libros de ficción tienen una existencia factual?» (p. 103-4, mi traducción).

El otro texto del volumen lleva por título ‘The Boy’s Name was David’ (publicado anteriormente en Collected Short Fiction, que ya reseñé hace casi cuatro años), en el que Murnane ensambla sus recuerdos como profesor de escritura creativa con uno de sus temas favoritos, las carreras de caballos (puedes leer o releer mi reseña de Tamarisk Row), en un breve relato que me ha resultado sumamente original. A History of Books es otro libro de lectura esencial para quien quiera saborear la singular obra de este australiano, pero no me voy a conformar con eso. No es mi intención ir contracorriente ni crear polémica, pero el hecho es que pienso que A History of Books no es un libro de ficción ni una colección de relatos ni nada parecido. Para mí, se trata de uno de los ensayos acerca del acto de la creación literaria más originales jamás escritos.

12 jul 2025

Reseña: The Coin, de Yasmin Zaher

Yasmin Zaher, The Coin (Londres: Footnote Press, 2024). 225 páginas.
En ocasiones te encuentras con un libro en el que el autor, de pronto, ejecuta una maniobra narrativa mediante la que apela al lector, y a este no le queda otro remedio que reevaluar lo que había estado leyendo hasta ese instante. Eso me ha ocurrido con The Coin, la desconcertante primera novela de esta periodista palestina (oriunda de Jerusalén) ahora afincada en París, aunque vivió durante muchos años en los Estados Unidos, adonde fue a completar sus estudios universitarios.

Te preguntarás – eso espero – de qué maniobra estoy hablando. Pues es porque Zaher deliberadamente se dirige a un “tú” que soy yo, el lector, que quizás no esperaba una interpelación tan directa y resuelta. La protagonista (la novela está narrada en primera persona, pero nunca sabemos su nombre) trabaja como maestra en una escuela de uno de los barrios humildes de Nueva York. Es una mujer obsesionada con la limpieza. Su rutina diaria incluye el baño, frotándose toda la piel a conciencia y afeitándose todo pelo que le aparezca. La obsesión (¿enfermiza?) por la limpieza tiene una motivación moral para ella. Cree que el día en que sus padres murieron en un accidente de tráfico se tragó la moneda del título (un shekel). Esa moneda, que persiste en su interior, es obviamente un símbolo: de su herencia (que su hermano le pasa con cuentagotas) y de su identidad, otra vertiente, mucho más esencial e importante, de la herencia que la narradora ha llevado consigo a América.

Y en Nueva York, la anónima protagonista de The Coin trata de mantener una apariencia de alto nivel socioeconómico (tiene dinero pero no acceso directo a él) con la adquisición de productos de marcas archiconocidas. La letanía de nombres de accesorios y prendas de moda es significativa: Hermès, Ferrari, Louis Vuitton, Chloé, Gucci, Miu Miu, Blahnik, etc.

Un Birkin. Fotografía de la filipina Yvette Religioso-Ilagan. 

Un día abandona una abandona su gabardina en la calle, y pocos días después descubre que un extraño la lleva puesta. Poco a poco entra en una relación con él (en la novela lo conocemos únicamente por el apodo de ‘Gabardina’). Gabardina la convence para viajar a París a comprar bolsos Birkin que luego revenderán en Nueva York. La estratagema de Gabardina y la intervención de la narradora es una atractiva subtrama que en realidad no lleva a ninguna parte. Las observaciones sobre el comportamiento de los empleados de las tiendas de artículos de lujo son brillantes. Pero una vez de regreso en Nueva York, Gabardina desaparecerá de su vida para siempre.

Tan fascinantes como esos capítulos son los dedicados a los alumnos de su escuela. Hay un subtexto de fuerte censura social. La narradora se convierte en difusora y promotora de ideas subversivas; en paralelo, describe su personal descenso a los infiernos. Pide una larga baja en la escuela, construye un terrario en el apartamento donde vive y se abandona al descuido y la suciedad, desconectándose del mundo.

Una novela que no te puede dejar indiferente. La sociedad (no solamente la estadounidense) de esta tercera década del siglo XXI sale muy malparada. Nuestros vicios consumistas y nuestras desidias políticas quedan expuestas en un texto en el que abundan lo escatológico, el sexo y una brutal ironía. Observa la protagonista que los estadounidenses tienen un comportamiento muy protector respecto a sus hijos – no es de extrañar, pues es el único país del mundo en el que parece existir una práctica cultural que todos conocemos como school shooting.

The Coin es un brillante debut. Ese trastorno obsesivo compulsivo por la limpieza que demuestra padecer la narradora tiene un objetivo claro: la suciedad. Pero no la suciedad física (mugre, polvo, lodo, grasa, etc.) sino la moral, esa mezcla de indecencia identitaria e ideológica de la que ha surgido el monstruo al que todos vemos a diario en el más realista y real espectáculo de reality TV que haya habido jamás y, por si fuera poco, en directo desde la Casa Blanca.

The Coin recibió este año el Premio Dylan Thomas que otorga la Universidad de Swansea a la mejor novela de un autor joven. He aquí un fragmento:

«El primer lunes del mes de marzo, todos los maestros se reunieron en la sala de profesores. Era el cumpleaños de Lauren, Aisha había hecho unas magdalenas de terciopelo rojo y había también algunos asuntos administrativos de los que hablar. La maestra de plástica iba a tomar la baja por maternidad, los baños del segundo piso estaban destrozados y el presupuesto para actividades de atletismo estaba agotado. Yo casi nunca decía nada en esas reuniones, y aquel día me quedé de pie junto a los ventanales, las manos por encima del radiador, rehuyendo los bombazos calóricos. Mantuve un perfil bajo. Era todavía la nueva maestra, y no confiaba en que fuera a decir algo apropiado.

El último punto de la agenda del día era una carta que Aisha había recibido de algunos alumnos. Agitó la hoja de papel cuadriculado en el aire y dijo: “Ahora se hacen llamar el Movimiento por la Belleza y la Justicia”. Leyó la carta rápidamente, le parecía divertida, y se saltó algunas partes que no entendía. “Amenazan con ponerse en huelga” —prosiguió— “y dicen que tenemos dos semanas para responder”. Soltó una sonora carcajada y movió la cabeza. Me recordó el modo en que yo había desestimado la nota de suicidio de Carl.

Gregory quiso saber qué estudiantes estaban detrás de la carta y Aisha insistió en que eso no importaba, que eran un gran grupo, aunque pienso que trataba de proteger a Sal porque era pariente suyo.

“¿Puedo ver la carta?”, pregunté. Era lo primero que había dicho en la reunión, y Aisha me miró como si se sorprendiera de verme allí. Me la pasó; era la letra de Leonard, diminuta, en azul. Había una larga lista de demandas, que Aisha había omitido en su lectura. Requerimos una máquina de refrescos. No podemos hacer tareas los fines de semana. Queremos llevar zapatillas en el colegio.

“¿Qué vais a hacer respecto a esto?”, pregunté mientras miraba alrededor, a los demás maestros, pero luego bajé los ojos y miré otra vez el radiador, no queriendo parecer demasiado comprometida. “Pues ignorarlos”, dijo Gregory y empezó a empaquetar sus cosas en la mochila. “No, yo no pienso ignorarlos,” dijo Aisha, “todos queremos que nos oigan, podemos darles algo,” prosiguió, “quizás una máquina de limonada, y podemos subir la temperatura del termostato hasta los 18 grados”.

Aisha era de esa rara especie de personas, gente amable y gentil, gente que creo que nacen ya así. Son más visibles en ciertas profesiones. En la educación, o en la atención médica, como las enfermeras que extraen sangre. Esta gente trabaja en el interior de los edificios, trabajan jornadas largas e intensivas, a veces en turnos nocturnos. Ya no quedan muchos así hoy en día, pues nuestra cultura nos socializa en contra de la amabilidad. Lo sé porque casi nunca te los encuentras en la calle». (p. 149-50, mi traducción)

25 jun 2025

Juli Alandes' Crònica negra: A Review

Juli Alandes, Crònica negra (Alzira: Bromera, 2012). 270 pages.

You have to give it to Juli Alandes: he’s brave enough to make use of the delusional, ludicrous and unscientific argument (fundamentally predominant among right-wing and mostly pro-Spanish political parties and their followers) that Valencian and Catalan are not one and the same language as the background to this smart and entertaining detective novel. And he puts the icing on the cake by making a great display of the lexical wealth and varieties the Catalan language has in some of its regional or local manifestations.

To begin with, the main character, Miquel O’Malley, a recently graduated cop of Irish descent, born and grown in Barcelona, is transferred to València to learn the proverbial ropes. Miquel is a former student of the humanities and, as such, he quickly takes an interest in the historical details provided by the experts queried by the police. A series of gruesome murders — the killer places and later blasts a massive cracker in the corpse of a female victim, a US professor, plausibly as a hint to the spirit of Fallas — sends the Chief Inspector and his men on the hunt... yet there are no obvious suspects.

The narrative pace is mostly brisk; the dialogues (mostly those of the cops’ meetings at the station) are full of wit, sarcastic rejoinders and sexual innuendo. Never mind the fact that Valencian police would not in any case be proactive speakers of the language. Even today, it is highly more likely that you will be told to speak cristiano if you address them in the local language. But Alandes pushes ahead with his audacious characterisation of officers, detectives and inspectors and comes out triumphant in the end. Crònica Negra is replete with colourful, rich language, all of it well oiled with a delightful sense of humour. A good read, despite the many years since it was first published. Crònica Negra was awarded the 2011 Enric Valor Prize for Fiction in 2012.

14 jun 2025

Reseña: Bennelong & Phillip, de Kate Fullagar

Kate Fullagar, Bennelong and Phillip: A History Unravelled (Cammeray, NSW: Scribner, 2023). 298 páginas.

Si has visitado la ciudad de Sydney alguna vez, seguro que te habrás acercado a lugares que en la actualidad llevan el nombre de un hombre muy singular, Bennelong, a quien el azar llevó a unir su destino al del primer gobernador de la colonia británica establecida en 1788 en estas tierras, el capitán Arthur Phillip.

Retrato del capitán Arthur Phillip a cargo de Francis Wheatley (1786). 

Bennelong designa no solamente uno de los escaños del Parlamento Federal australiano (lo ocupó durante muchos años el conservador John Howard, que fue primer ministro desde 1996 hasta 2007). Es también el nombre de uno de los ferries que cruzan a diario la bahía; y por supuesto, es también el nombre del punto geográfico más emblemático de la ciudad (y quizás de toda Australia): Bennelong Point, donde se alza la Casa de la Ópera, la obra maestra arquitectónica del danés Jørn Oberg Utzon que sigue atrayendo a turistas de todo el mundo más de medio siglo después de su inauguración.

Retrato de Bennelong a cargo de W.W., sin fecha. En la actualidad se conserva en la Biblioteca Estatal de Nueva Gales del Sur.

También el nombre de Phillip se halla presente en los mapas australianos actuales: entre otros, Port Phillip en Melbourne y Phillip Island en las afueras de esa misma ciudad (estado de Victoria), donde anualmente se disputa el Gran Premio de motociclismo de Australia; hay una calle (Phillip Street) en el centro de Sydney; también un barrio aquí en la capital federal, Canberra, se llama Phillip en su honor.

Fotografía de Dietmar Rabich (2019)

Este excelente libro explica la intensa relación de estos dos hombres de dos culturas muy diferentes. Para contar la historia de ese encuentro, Fullagar (aprovecho para recomendar también la lectura de su libro The Warrior, The Voyager and the Artist) adopta un enfoque que me parece valiente e innovador para la disciplina de la Historia: empieza con la muerte y el entierro de ambos hombres. Bennelong falleció en Sydney en 1813, mientras que Phillip murió en Inglaterra apenas un año más tarde. El libro avanza mientras retrocede en el tiempo hasta el nacimiento de ambos. «Contar la historia desde el final de las vidas de los hombres, retrocediendo hasta sus comienzos, invierte el modo en que llegamos a la década de su tiempo que más se ha narrado». (p. 6, mi traducción)

De hecho, el efecto que persigue la historiadora claramente se contrapone (al menos en teoría) a la idea occidental de progreso como forma narrativa situada en un marco conceptual mediado por la colonización como proceso civilizatorio. En consecuencia, como lector es necesario hacer un esfuerzo por servirse de ese avance que podemos llamar regresivo para luego mirar hacia adelante y examinar los sucesos tal y como ocurrieron.

Bennelong y Phillip se involucraron de forma recíproca en sus vidas durante unos seis años. El primero debía rondar los 24 años de edad cuando el segundo arribó con la llamada Primera Flota en 1788. El momento decisivo para ambos tuvo lugar hacia finales de noviembre de 1789. Obedeciendo las órdenes de Phillip, en lo que hoy en día se llama Manly Cove, en el extremo nororiental de la bahía de Sydney, un grupo de oficiales británicos secuestraron a dos jóvenes, Bennelong y Colebee. El gobernador de la colonia había intentado sin éxito establecer una comunicación con los clanes locales de los habitantes de la región. El hecho de recurrir a la fuerza dice mucho del carácter de Phillip. Fullagar explora los detalles de la vida del gobernador antes de fundar la colonia. Phillip era un avezado marino y había servido como espía en la guerra contra Francia.

Todo lo que ocurrió después de ese incidente resulta fascinante, mas ha de leerse en el contexto de la política imperialista británica del siglo XVIII. Bennelong aprendió rápidamente la lengua inglesa y se convirtió en interlocutor, posiblemente válido y aceptado por los clanes locales; pasó mucho tiempo en la casa del gobernador y consumó su resarcimiento en respuesta a su secuestro: Phillip fue herido en una escaramuza que probablemente urdió Bennelong un año más tarde, en el mismo lugar donde lo habían secuestrado. También supo manejar los hilos necesarios para impedir que los británicos se tomaran la justicia por su mano cada vez que sufrían ataques.

Como guinda a esa relación, en 1795 Bennelong viajó a Inglaterra (junto con su amigo Yemmerawanne, que falleció a los pocos meses de llegar a Londres) acompañando a Phillip, con escala en Rio de Janeiro. No sé tú, pero la decisión de alistarse y emprender tal aventura me impresiona sobremanera. Pienso que debían de estar asombrados por todo durante toda la travesía. Por cierto, ahí en ese viaje hay una novela, para quien quiera escribirla.

Es indudable que Bennelong se arrogó el papel de diplomático, de representante de los pueblos que habitaban la bahía de Sydney. Una vez en Londres, Bennelong vivió decenas de experiencias que para un joven procedente de una cultura tan diferente debieron ser extraordinarias. Del viaje a Londres no sacó gran cosa: no hubo visita a Palacio ni hubo un atisbo de negociación política.

Al regresar a su tierra, Bennelong abandonó su papel de mediador y se apartó de la colonia. Phillip ya no era el gobernador y quizás Bennelong ya había dejado de creer que la coexistencia con los colonos era deseable. Si ese fue el caso, el tiempo le dio la razón, y con creces.

En el libro, Fullagar hace especial hincapié en las mujeres y su presencia en las vidas de ambos hombres. Mientras que Phillip se divorció de su primera esposa tras lo que fue un extrañísimo matrimonio, en la sociedad de los Yiyura (también se los conoce como Eora) era normal que un hombre se casara con varias mujeres. En la sociedad y la cultura local, las mujeres desempeñaban un papel político que en la sociedad británica de la época estaba prácticamente vedado. Fullagar presta especial atención a la primera y la tercera esposa de Bennelong: Barangaroo y Boorong.

Las vidas de Bennelong y Phillip se entrelazaron de un modo que ninguno de los dos pudo haber imaginado nunca. Cómo se ha contado ese contacto, su desarrollo y las vicisitudes que los rodearon ha sido objeto de múltiples representaciones en forma de libros y exposiciones. El libro de Fullagar es un significativo aporte a una realidad innegable: Australia no ha terminado de contar la historia de su nacimiento y crecimiento como estado.

El secuestro de Colbee y Bennelong, pintura de William Bradley. 

25 de noviembre de 1789

Pese a sus frenéticos esfuerzos, a Bennelong y Colebee les pusieron en las piernas unos grilletes de hierro, que a su vez estaban encadenados al bote. Les parecía increíble. Los minutos previos habían sido de terror y caos. Todavía podían oír las voces de sus amigos y familiares, que lloraban y gritaban desde la orilla, pero el bote británico se había escapado limpiamente y se dirigía a toda velocidad con rumbo sudoeste, hacia la temida colonia. En el bote iban cinco captores de pálida piel con ellos. Daba la impresión de que su líder (el hombre que más hablaba) lo estaba pasando casi tan mal como los cautivos. El Teniente Bradley escribió horas más tarde que el doble secuestro resultó ser «verdaderamente muy angustiante».

La captura no estuvo exenta de oposición. Tench y Collins afirmaron que fue algo fácil, pero otros dijeron a los colonos les cayó una lluvia de lanzas mientras empujaban el bote hacia aguas más profundas. Una de las lanzas atravesó la vela, que estaba plegada, y otra dañó el casco de popa; pero el contrataque no fue suficiente para impedir la captura. Los colonos llevaban días planeándola. Cogieron totalmente por sorpresa a los diferentes clanes de los Yiyura que aquel día estaban pescando en Gayamay.

Antes de empezar a arrojar lanzas contra el bote que se daba a la fuga, las numerosas familias que estaban en la playa habían chillado horrorizadas por lo que estaban presenciando. Los Yiyura no entendían lo que era un secuestro. Resolvían sus diferencias por medio de la confrontación directa, no desapareciendo a sus enemigos. Por encima de los gritos se impuso una ráfaga de detonaciones que los colonos dispararon frente a las protestas de los Yiyura, hasta que el bote se alejó de la ensenada.

Además del uso de la fuerza, la captura implicó el engaño. Bennelong y Colebee se habían acercado al bote de los británicos creyendo que los colonos querían regalarles dos hermosos ejemplares pescados. Para los Yiyura, el regalo de alimentos era una forma habitual de sociabilidad; fue cosa del azar que Bennelong y Colebee fueran los que vieron esa expresión de buena voluntad. Se encontraban entre los miembros con la edad suficiente para alejarse del grupo y arriesgarse a un encuentro. Se habían acercado a los británicos vadeando las aguas, desarmados, sin saber las consecuencias ulteriores que tendría este encuentro al azar. (p. 181-2, mi traducción)

9 jun 2025

Si hagués de trobar-me...: Un poema de Grace Nichols

 

... les cases de fusta/ mig amagades per una xarxa/ d’arbres: cocos, mangos, ...
Fotografia de Dijaxavier.
 

Si hagués de trobar-me ...

 

Si hagués de trobar-me amb l’esperit

de la meva infantesa, a la carrera,

amb uns tirants que em lliscaven per les espatlles,

amb els cabells mig trenats,

a la vorera d’un horitzó terrós

d’aigües amb memòria

i les cares blanes de les cases de fusta

mig amagades per una xarxa

d’arbres: cocos, mangos, huitos...

 

Diria que aquest es el seu paisatge d’infantesa

que aquest indret va ser on ella es va modelar,

com les primeres paraules a les quals va donar forma en una pissarreta...

 

Un paisatge cru i líric,

el qual va ser testimoni de la seva despreocupació

per la mort, de quan va caure d’un arbre,

de quan gairebé es va ofegar en un estany fangós,

i de com res semblava

deslligar-la de res.

Ni del sol equatorial ni de la lluna navegant,

ni de les estrelles fugaces dels capgrossos negres...

 

Si hagués de trobar-me amb l’esperit

de la meva infantesa,

m’agenollaria al seu costat un moment:

una petita nena morena que mira les formes dels peixos

davall un aigua fangosa, il·luminada pel sol:

ácaras, bots, milanes..

hipnotitzada pels seus moviments

i les silencioses escales de la seva música.

 

Aleshores, em redreçaria

i la deixaria al seu món primordial,

en la seva lluenta soledat. Aliena a mi.


Grace Nichols a la Biblioteca Britànica, 2022. Fotografia de The British Library - BOCAS UK.  

Traduït de l'anglès 'If I Were to Meet', del llibre de Grace Nichols, Passport to Here and There (2020). Pots llegir l'original aquí. Pots llegir la meva ressenya del llibre aquí.

© de la traducció: Jorge Salavert, 2025.

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