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3 abr 2015

Copias - un cuento de Craig Cliff, en Hermano Cerdo


La revista Hermano Cerdo ha publicado esta semana mi traducción al castellano del relato 'Copias', del escritor neozelandés Craig Cliff. Se trata del segundo cuento que traduzco de este autor, pues hace ya varios años pude publicar en la misma revista 'Servicio de alta mar', un relato en torno a las aventuras de un joven neozelandés en el mundo fronterizo de los buques dedicados al transporte del carbón extraído de las minas de Queensland.

'Copias' tiene una temática bien diferente. Narrado en primera persona, trata de la obsesión por la reproducción de las imágenes del padre de un hombre joven, quien años después de la muerte de aquel contempla cómo esa obsesión puede habérsele transmitido a él. Es, al fin y al cabo, una reflexión sobre la vida, sobre quiénes somos y cuál es la misión (si la hubiere) que venimos a cumplir en este mundo, escrita en clave irónica.


El relato original en inglés, 'Copies', formaba parte de A Man Melting, primer volumen de relatos de Cliff, que reseñé en este blog en octubre de 2013. La única novela de Craig Cliff hasta la fecha, The Mannequin Makers, también cuenta con su pertinente reseña, en octubre del mismo año.

"La vida es una serie de repeticiones imperfectas.

Eso es lo que me dijo el terapeuta de mi madre – y yo lo repito aquí y ahora, de manera imperfecta – la única vez que hablamos. Eso fue antes de que yo conociera a Sarah, antes de que fuera a la universidad, antes, cuando los sueños eran todavía nuevos. Puede que le mencionara la palabra evocadores al terapeuta, no estoy seguro. Recuerdo que la sala de espera no tenía revistas, solamente una antología de las tiras cómicas de Calvin y Hobbes, y que él apenas habló. Cuando lo hizo, fue para decir algo oblicuo, que dejaba como colgando, dejando que el silencio me empujara otra vez a hablar. Pero cuando dijo «la vida es una serie de repeticiones imperfectas», en voz baja, como si supusiera que iba a tranquilizarme, me di cuenta de que la única persona con la que quería hablar era la única persona con la que ya no podía hablar.

Mi padre el artista."

Así comienza 'Copias'. Puedes leer el cuento completo en la revista, aquí. Mi más sincero agradecimiento a Craig Cliff y a Random House New Zealand por permitirme traducir y publicar este relato en castellano, en una traducción que, a fin de cuentas, no deja de ser una copia imperfecta de su original.

26 oct 2013

Reseña: The Mannequin Makers, de Craig Cliff


Craig Cliff, The Mannequin Makers (North Sydney: Vintage Books, 2013). 330 páginas.

La historia de la humanidad comprende toda una serie de antecedentes de personas que han tratado de dotar de vida a creaciones humanas que no la tienen: desde las muñecas prehistóricas pasando por los autómatas hasta llegar a robots y androides. En algún momento, el comercio se dio cuenta del potencial que podía tener una figura con apariencia humana, vestida con ropas y otros accesorios, para vender productos. Wikipedia dice que los primeros maniquíes aparecieron en el siglo XV, pero su auge no se dio hasta el siglo XIX.

La primera novela del neozelandés Craig Cliff, The Mannequin Makers, es un debut más que notable. En una pequeña, provinciana localidad llamada Marumaru, un lugar ficticio de la Isla Sur, un hombre llamado Colton Kemp trabaja para una de las dos tiendas principales de la ciudad. Sus tareas comprenden el diseño y la elaboración de escenas destinadas al escaparate de la tienda, y afortunadamente cuenta con la ayuda y la mejor destreza para la creación de su mujer, Louisa. Poco antes del final del año 1902 llegará (en parte por error) el gran espectáculo del gimnasta Eugen Sandow.

Louisa está encinta y en avanzado estado de gestación, pero cuando va a recoger la ropa seca tiene un vahído y cae a tierra. Kemp asiste impotente a su muerte, pero los mellizos que llevaba salvan la vida. Es aquí donde la conducta de Kemp empieza a desviarse de lo que se supone socialmente aceptable. El viudo oculta durante un par de días la muerte de su esposa, y mientras acude al espectáculo de Sandow. Antes, la estatua que el ayudante de Sandow ha traído a Marumaru como anzuelo para el espectáculo se la lleva el principal competidor de Kemp, un hombre taciturno al que todos conocen como El Carpintero.

Kemp criará a sus hijos en secreto, sin permitirles salir de su propiedad y obsesionado con un entrenamiento gimnástico inspirado por Sandow; serán la perfección física personificada. Ayudado por la hermana de Louisa (Flossie), Kemp educa a Eugen y Avis siguiendo una extraña doctrina – Eugen no aprende ni a leer ni a escribir pero sí a tocar el piano, mientras que Avis sí es alfabetizada pero no aprende música. Desde pequeños les inculca la idea de que cuando cumplan dieciséis años aparecerán en “el escaparate” y llevarán a cabo una “actuación” que les permitirá escoger esposa y esposo respectivamente.

The Mannequin Makers cuenta, no obstante, con una trama mucho más compleja. Dividida en cuatro partes, la narración salta de 1903 a 1918 en la segunda parte, narrada por Avis a través de los apuntes que hace ella en su diario. La tercera parte, un poco más larga, cuenta la vida de El Carpintero, Gabriel Doig, un joven tallista escocés que se enrola como carpintero en un cúter semi-desvencijado, en un arranque de tipo aventurero y algo romántico, para una travesía desde los astilleros de la desembocadura del río Clyde cerca de Glasgow hasta Melbourne. La cuarta parte, situada en 1974, cuenta con otro narrador, un Eugen ya algo envejecido que va arrojando algo de luz sobre la mayoría de las interrogantes que la novela ha ido sembrando a lo largo de doscientas cincuenta páginas.

Al final de la segunda parte sabemos que Avis es raptada mientras ella y su hermano están actuando como maniquíes en el escaparate; su padre ha ido a Christchurch con la esperanza de firmar un suculento contrato y llevar el espectacular despliegue de sus maniquíes (la población de Marumaru no descubre que son personas de verdad, solamente El Carpintero parece sospechar algo avieso). Las mentiras sobre las que se había basado la vida de la familia Kemp durante casi dieciséis años se vienen completamente abajo en cuestión de horas: el padre de familia parece no dar crédito al desastre que contempla entre sus manos, y no asume la responsabilidad y la culpa que le corresponden.

Es esta una novela repleta de giros narrativos y peripecias; al lector que busca el sabor de la aventura no le faltarán sucesos que paladear, pero también atraerá al lector que disfruta de subterfugios más intrínsecamente literarios y metanarrativos. Así, la narradora de la segunda parte, Avis, nos hace llegar la tercera parte en tanto que se convierte en lectora de la narración de Doig, cuyos capítulos están intercalados con las preguntas que ella le hace a Doig (un pequeño regalo que nos hace Cliff, con sutil perspicacia), y en la última parte de la novela descubrimos que es Eugen quien parece haber revisado (o al menos, eso puede pensarse) la primera parte, a partir de la información obtenida muchos años después de testigos y diarios. El interés no decae en momento alguno, y garantizo que el desenlace no dejará a ningún lector indiferente.

En torno a un tema muy inquietante como lo es el poder desorbitado y extravagante que los padres pueden ejercer sobre sus hijos mediante la negación de su acceso al mundo exterior, Craig Cliff ha escrito una novela intrigante, con un ritmo ágil y un muy cuidado lenguaje (Cliff se asegura no solamente de que Doig suene escocés, sino también de que su relato como marinero y náufrago sea más que creíble).

Habiendo triunfado ya con un muy heterogéneo libro de cuentos (A Man Melting, que reseñé hace un par de semanas), la primera novela de Cliff viene a confirmar que Nueva Zelanda cuenta con otro joven escritor talentoso, aparte de la ganadora del Booker.

7 oct 2013

Reseña: A Man Melting, de Craig Cliff


Craig Cliff, A Man Melting (Auckland: Vintage Books, 2010). 315 páginas.

Hace poco más de un año traduje un cuento del neozelandés Craig Cliff, titulado ‘Offshore service’ (Servicio de alta mar), y que apareció en la revista Hermano Cerdo. No había leído nada más de Cliff hasta ahora, y antes de emprender la lectura de su primera novela, The Mannequin Makers, de reciente aparición, he querido acercarme un poco más a su obra leyendo A Man Melting, su primer volumen de narraciones breves, publicado en 2010.

Un tema común une la mayoría de los cuentos de A Man Melting: el cambio personal, la evolución de los personajes, cambios que muchas veces son detonados por eventos inusuales o inexplicables. Algunos de los cuentos rozan el género del llamado ‘realismo mágico’, como ‘The Sceptic’s Kid’, o la ciencia ficción, como es el caso del cuento que da título a la colección.

Cliff escribe con brío y pulcritud, y el lector lo agradece tanto en los cuentos más breves como en las narraciones más extensas, desarrolladas a lo largo de hasta treinta páginas. Uno de los más llamativos es ‘Copies’, en el que Cliff trata el tema del carácter fragmentario de la memoria. “La vida es una serie de repeticiones imperfectas. Eso es lo que me dijo el psicoterapeuta de mi madre – y ahora lo repito aquí, de forma imperfecta – la única vez que hablamos”, empieza el cuento. El narrador nos describe cómo en su edad adulta le influye la figura de su difunto padre, un artista solitario, obsesionado con las fotocopias de una misma obra de arte, fotocopias que repetía ad nauseam hasta que la imagen original quedaba totalmente distorsionada.

Uno de los relatos que resultaron más extraños (por su temática) es ‘Give Me Bread and Call Me Stupid’, cuyo protagonista es Bembe Hernández, un español que se ha ido a Edimburgo con su novia Rosa para aprender bien el inglés. Al cabo de un tiempo, Bembe se da cuenta de que la chica de la agencia de empleos parece querer algo con él. Tras muchas evasivas y negativas, accede a almorzar una tarde con ella. La chica, Lindsey, le confiesa que conoció a alguien en España, pero ese alguien le rompió el corazón, y le pide a Bembe que le hable en español. Para complacerla, a Bembe solamente se le ocurren refranes.

En ‘Facing Galapagos’ un oficinista entabla una extraña correspondencia con alguien que dice ser Charles Darwin, y tras sospechar de todos los que le rodean, incluso de su mujer, sucumbe a la tentación de acudir a las islas Galápagos. Pero tras llegar a Guayaquil descubre que ha caído en una trampa inexplicable y absurda, y que no está solo.

Para la composición de los cuentos de A Man Melting Cliff ha empleado diferentes técnicas: algunos están escritos en primera persona, mientras que otros hay un narrador omnisciente. Ello contribuye a hacer que su lectura sea amena. Es una colección muy heterodoxa y entretenida: Cliff escoge diferentes escenarios (Nueva Zelanda, Escocia, Ecuador, Londres) y se aplica con concisión a desarrollar cada una de las diferentes tramas de manera realmente impredecible.

Craig Cliff recibió por A Man Melting el Commonwealth Book Award en 2010. Es sin duda un autor a tener en cuenta en el futuro.

11 abr 2012

Servicio de alta mar, un cuento de Craig Cliff, en Hermano Cerdo


La revista de los campeones, Hermano Cerdo, publica esta semana mi traducción al castellano de un cuento del escritor neozelandés Craig Cliff, el cual lleva por título 'Offshore service'.

En este relato, un joven kiwi un tanto bisoño, Matt, se marcha a Queensland con la peregrina idea de hacer dinero rápido en las minería. Cuando ese plan no le sale bien, se va a la costa, donde encuentra trabajo como asistente de vuelo en una pequeña empresa de helicópteros que abastece a los buques que esperan en el interior de la bahía para cargar carbón con destino a China.

Una mañana descubre que en lugar de abastecer a la tripulación del barco con productos frescos, la carga que llevan consiste en una atractiva chica joven a la que acompaña un tipo musculoso y poco amigo de la conversación.

Matt aprenderá más de una importante lección por la vía rápida. 'Servicio de alta mar' no moraliza ni pontifica. Al contrario, pienso que nos demuestra que la juventud es la época más propicia de nuestras vidas para cometer errores; lo importante es llegar con vida al final de ese proceso de aprendizaje.

El otro protagonista de esta historia es el piloto Bernie, un tipo que encarna las peores características del macho australiano beodo, bravucón y barrigudo. Un interesante contraste el que establece Cliff con el muchacho protagonista.

Este es el comienzo de 'Servicio de alta mar':

“¿Qué se le dice a un kiwi que tiene un harén?” preguntó Bernie por el intercomunicador sin apenas esperar una respuesta. “Pastor.”

“Muy agudo, Bernie,” le dijo Antón. Tiró suavemente de la palanca de paso variable y nos elevamos por encima de la pequeña laguna y los arbolitos desvaídos, camino de la costa. Me incliné hacia adelante y pude ver la arena, atigrada durante la marea baja.
Bernie se giró hacia mí. “Estás muy callado ahí detrás, Kiwi.”
“Estoy bien.”
“Es la primera vez que subes en uno, ¿verdad?”
“La primera que vuelo en uno, sí.”
“Un pájaro solamente se siente vivo en el aire”, me dijo, y pareció satisfecho de su momento Zen. Para luego añadir: “Excepto si se trata de un kiwi…”
Bernie me recordaba a los hombres con quienes había hablado en las minas. Tenía el mismo color de piel, excesivamente rojiza, e iba vestido como ellos, con una camisa de manga corta, unos pantalones cortos habanos y botas de puntera de acero. Antes de que empezara con sus chistes, antes de que abriera la boca, yo ya sabía que no me caía bien.

Puedes seguir leyendo el cuento aquí (te recomiendo que lo guardes o que lo imprimas: es un poco más largo de lo habitual).

También puedes descargarte un PDF del cuento original en inglés desde la revista Griffith Review.

Y como siempre, espero que disfrutes de la lectura, que casi siempre resulta más gratificante que la televisión.

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